La noticia es vieja: desde 1982 el Departamento de Estado norteamericano incluye a la Isla en su lista negra anual, y cada año que pasa lo único que aumentan son las incoherencias de su argumentación.
El informe recurre por enésima vez a los viejos e indemostrables lugares comunes de que Cuba apoya a las FARC y a ETA, que se caen por su propio peso y, acto seguido, reseña una serie de hechos que lo único que prueban es la seriedad con que la Isla enfrenta este flagelo.