Las revelaciones de Wikileaks sobre los cables de la diplomacia estadunidense han tenido un explosivo efecto desmoralizador en el seno de la elite dominante de Estados Unidos, que mal podrá disminuir su inarticulada e histérica política de control de daños y su empeño enfermizo en tomar represalias contra Julian Assange. No obstante la discusión sobre las motivaciones del vocero de Wikileaks y sus colaboradores, lo cierto es que ya el impacto ocasionado por la filtración a la imagen pública del decadente imperio es muy grave y podría llegar a ser peor pues quedan muchos telegramas por conocer.