Señor, me dá dolor y tristeza haberte ofendido.
Tú has hecho tanto por mí: Hasta has dado la vida para salvarme.
Yo en cambio, no hago nada que valga la pena, ni por tí ni por mis hermanos.
Soy egoísta y pecador.
Poco a poco se me va la vida entre el deseo de ser bueno e incluso santo... y la realidad de mis pecados que me alejan de tí y me quitan la paz.
Pérdoname, Señor.
Me arrepiento de haberte ofendido a tí, bondad infinita.
Te prometo no pecar más. Ayúdame con tu gracia porque soy muy débil.
Madre mía, María, alcánzame el perdón de Dios. Amén