Señor, ven junto a mí, acompáñame en estos momentos difíciles. Ayúdame a tener paz en medio del dolor, de la tristeza, de la soledad. Concédeme la paz cuando no puedo dormir por las noches. No me dejes sólo cuando pienso en lo que me puede ocurrir y tengo miedo, no me dejes cuando siento la angustia y el desconcierto. Tú, Señor, experimentaste la angustia en Getsemaní y en la cruz. Tú sabes lo difícil que resulta mantener el espíritu en paz bajo el peso del sufrimiento. Enséñame a vivir mi enfermedad confiadamente, seguro de tu bondad. Enséñame a comprender que ningún mal puede llegar a destruir la esperanza, la confianza, las ganas de amar, porque nada puede separarme de ti. Enséñame a sentir, incluso en los momentos más difíciles, que todo puede ser siempre fuente de gozo, de paz, de vida plena. Amen
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