Pregunta: Bueno les quiero contar lo que me sucedió. Me llamo Daniela, tengo 23 años, estoy esperando mi primer hijo, tengo 22 semanas de embarazo, y me detectaron que mi bebe, viene con múltiples problemas de malformaciones. No se puede hacer nada, y sus posibilidades de sobrevivencia es cero, lo puedo perder antes de los 9 meses, o llegar al final pero con el mismo desenlace fatal. No tengo mas que esperar lo que Dios quiera, pero ¿qué puedo hacer?, siento un dolor y una amargura muy grande. ¿Que puedo hacer para calmar en parte este gran dolor que tengo?. Por favor, ayúdenme.Respuesta:Responde el Padre Miguel A. Fuentes, IVE. Estimada Daniela: Comprendo tu dolor. Por eso no se me ocurre nada mejor que mandarte el testimonio de otra joven que estuvo en la misma situación que tú. Ella lo escribe a propósito de la inicua ley que se aprobó en Argentina permitiendo el aborto de los bebes anencefálicos; pero lo que dice sobre la relación con su hijo tiene un valor más amplio. Amor de madre Señor Director: Mi primera bebita no vivió mucho, tan sólo 7 meses en mi panza; pero fue tanto lo que me enseñó que es por ella que escribo esta carta. Mi bebita tenía anencefalia. Lo supimos desde la primera ecografía, y por supuesto, lloramos. Lloramos al saber que no podría lograr vivir fuera de mí, tal vez unas horas, a lo sumo un día. Luego nos sentamos a meditar y nos dimos cuenta de que mi bebita tendría vida mientras yo la protegiera, que dentro de mí ella podría lograrlo y que esos 9 meses serían todo para ella. Y así, con la frente alta, me sentí la orgullosa madre de mi primera hija. Pasó el tiempo y yo disfrutaba sintiéndola crecer y moverse dentro de mí, y fui feliz en su compañía por unos pocos meses. Fui madre por vez primera, y lo fui de un modo muy especial, de alguien que necesitaba todo de mí para vivir feliz. En el séptimo mes, un día dejé de sentirla. El estrés de darse vuelta había sido demasiado para ella y su corazón dejó de latir. Y nuevamente lloré. Lloramos su muerte temprana como cualquier padre lloraría la muerte siempre temprana de un hijo. Frente a la ignorancia demostrada por los legisladores de la Ciudad de Buenos Aires, yo me pregunto: ¿es dejando morir al propio hijo como quieren evitar el sufrimiento de una madre? ¿No sería mejor para ella poder entregarle a su hijo todo el amor de una vida, aunque sea sólo por unos pocos meses? María Mihura de Kenny (la nota de la Sra. María Mihura de Kenny, fue publicada como Carta al Lector en Diario La Nación).
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