Del Café Sólito -situado en la calle del Príncipe en 1837- al Casino de Madrid -de la calle de Alcalá en 1910- pasaron algunos años y sufrió algunas transformaciones. Lo que nació como un grupo de amigos que deseaban reunirse en un alarde de sociabilidad se convirtió en el club más elitista y considerado de todo Madrid.
El hecho de que se denominara Casino tiene su origen en la idea de querer ser una “sociedad recreativa”. De este modo, se evitaba cualquier connotación política que pudiera tener el nombre de “club”. En este primer edificio los socios jugaban al tresillo, el ecarté y lansquenet.
Tres años después se mudaron a un nuevo local de la misma calle y poco más tarde al Palacio del Marqués de Santiago en la Carrera de San Jerónimo 29. En este tiempo fue adquiriendo prestigio y aumentando su número de socios.
En 1868 el original Casino de la calle del Príncipe fue rebautizado como Casino de Madrid. Doce años después se trasladaron a un edificio situado en la esquina de las calles Sevilla con Alcalá, encima del Café Suizo. De nuevo se trasladaron al edificio de la Compañía Aseguradora La Equitativa. Pero sus socios no estaban conformes.
Los miembros más distinguidos deseaban tener su propia sede y no pararon hasta que adquirieron seis inmuebles situados entre la calle de Alcalá y la calle de la Aduana. En ese solar se levantaría el majestuoso edificio que hoy conocemos, obra del famoso arquitecto José López Sallaberry.
Sus lujosos salones y elementos decorativos bien merecen una visita, más que una somera descripción de esta redactora. Razón por la que obviamos cualquier detalle de esta índole. Baste decir que el Casino era y es un escaparate de la opulencia y refinamientos típicos de principios del S. XX.
El Casino es un centro de reunión, dispersión y cultura de renombre. Además de restaurantes y salones comedores de gran prestigio culinario, dispone de gimnasio, piscina y discotecas, entre otras instalaciones. A él sólo se puede acudir con chaqueta y corbata y hasta no hace mucho era sólo un lugar reservado para hombres.
De especial relevancia es su biblioteca. De estilo neogótico, en sus orígenes estaba situada en el edificio de la Equitativa. Un dato curioso es que sus estanterías están construidas en hierro forjado para evitar que -en caso de incendio- se destruyeran los más de 35.000 ejemplares con los que cuenta.
Para terminar y como anécdota, señalar que tanto la biblioteca como el propio Casino han sido escenario de numerosas películas de directores nacionales como Berlanga o Vicente Aranda así como de filmes internacionales como “Elsa y Fred” de Marcos Carnevale.