Una ventana, una fachada, no son más que palabras para el alma
Cada vez que he mirado al espejo, durante mis años de autodescubrimiento, he logrado comprender desde la más recóndita estética, hasta la más profunda naturaleza semántica de mi rostro.
A pesar de ser joven, las distintas identidades dentro de mí debaten entre sí. Tratan de hacerme creer o no creer lo que realmente veo físicamente, pero es algo tan ambiguo tan vacío e insípido que, alejando mi vista de las vagamente superfluas facciones de mi rostro mi vista encuentra a los espectadores: dos ventanas que anatómicamente reconocemos como ojos. Más, ¿qué es en realidad lo que estos 'ojos' pretenden?
¿Acaso ellos saben la verdad ante ellos? ¿Acaso pueden denotar la rigidez de esta realidad material que llamamos vida? ¿Ellos saben acaso que nos hemos encontrado? ¿Es una ilusión, una aberración, un delirio...?
¿O es que acaso ellos son la naturaleza abstracta que determina si estoy vivo, si estoy ido, si estoy muerto...?
Estoy viéndoles y generalmente al sentirlos con las yemas de mis alargados dedos, puedo darme cuenta que sí son redondos, y, al verlos, discierno cierto brillo y contraste. Lo mismo sucede cuando le pido a alguien que describa mis ojos: generalmente los interpreta de una manera afín a la mía.
¿Pero cómo saber? no puedo ver mis ojos más que con un espejo o el reflejo de los objetos o los líquidos. ¿Cómo apreciar la estética o la belleza en los ojos de otros cuando no podemos apreciar los nuestros sin intermediarios presentes...?
¡Toma este beso en tu frente! y, ahora despidiéndome de ti, así mucho tengo que confesar— no está equivocado, quien estima que mis días han sido un sueño; aún si la esperanza se ha volado en una noche, o en un día, en una visión, o en ninguna, ¿es por eso menor la ida? todo lo que vemos o parecemos es sólo un sueño dentro de un sueño. Me paro entre el rugido de una orilla atormentada por las olas, y tengo dentro de mi mano
granos de la dorada arena—
¡Cuán pocos! aun como se arrastran a través de mis dedos a lo profundo,
mientras lloro-¡mientras lloro! ¡Oh Dios! ¿No puedo asirlos con más fuerza? ¡Oh Dios! ¿No puedo salvar uno de la despiadada ola? ¿Es todo lo que vemos o parecemos sólo un sueño dentro de un sueño?