Hola mis amados:
Esta frase nos la han repetido muchas veces, es normal cuando alguien se la dice a otro y sin embargo muchas veces nos hemos quemado al hacer algo que no debíamos, la quemadura en la piel arde y duele, a veces queda cicatriz, cuanto más las del alma cuando ofendemos a alguien por nuestros hechos, que seamos conscientes de que si hacemos el bien siempre, no habrá consecuencias que lamentar.
JUGAR CON FUEGO
Con cada fósforo que encendían, mayor era la exaltación. El pequeño chisporroteo inicial, y luego la llamita amarillenta, hacían brillar los ojos. Para los cuatro niños era un juego apasionante.
A fin de aumentar el efecto, los niños se metieron en el guardarropa grande del dormitorio de los padres. La oscuridad hacía brillar más la luz de los fósforos, y allí encendieron los cerillos.
En muy poco tiempo ocurrió lo inevitable. El fuego pasó a la ropa colgada y pronto todo estuvo envuelto en llamas.
Fue tan intenso y rápido el incendio que no hubo tiempo para escapar.
Unos vecinos advirtieron el humo que salía por debajo de las puertas. Pero Josué, de cuatro años; Jesse, de tres; José, de dos; y Jeremías, de uno; más el tío de los niños, José Arriola, de veintiún años, murieron en el incendio. ¿Por qué tuvieron que sufrir esta horrible tragedia? Por jugar con fuego.
Jugar con fuego. La frase se ha hecho proverbial. ¿Cuántas personas no juegan con fuego? Y aunque por algún tiempo escapan a las consecuencias, a la larga el desastre siempre se produce.
El elegante y próspero hombre de negocios, de gran prestigio social, que se propone conquistar a su secretaria, juega con fuego. El incendio está a la mano y el desastre es inminente. Matrimonio, hogar e hijos tarde o temprano quedan destruidos.
La mujer joven y bella, madre con varios hijos, que se deja cortejar por un hombre guapo, también juega con fuego. En poco tiempo se queman ella y toda su familia. Bien lo dice el refrán: "El hombre es fuego, la mujer estopa; viene el diablo, y sopla."
La gran verdad es que nunca se debe jugar con fuego. El incendio siempre anda cerca de la persona que ha puesto a un lado sus convicciones. Esa persona, sea quien sea, por jugar con fuego, se quema.
Por eso dice el sabio Salomón: ¿Puede alguien echarse brasas en el pecho sin quemarse la ropa? ¿Puede alguien caminar sobre las brasas sin quemarse los pies? Pues tampoco quien se acuesta con la mujer ajena puede tocarla y quedar impune. (Proverbios 6:27-29).
Sólo Jesucristo nos da la fuerza moral y la firmeza de voluntad para huir de todo fuego sensual. Sólo Él nos dota de una moral firme y sólida, capaz de resistir las tentaciones de nuestra naturaleza pecaminosa. Cristo es nuestra única seguridad.
Hermano Pablo.
Un mensaje a la Conciencia.
FE
Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios."
Romanos 10:17 (RV 60)
La historia de la humanidad es cíclica, todo vuelve. En Argentina se puso de moda las zapatillas tipo botita de tela que se usaban en los años 80. Usar eso hace tres años hubiera sido una vergüenza, hoy todos los adolescentes quieren comprarse esas zapatillas porque están de moda. Lo mismo pasa con la ropa, la música o las ideas.
Hemos vivido años de ateísmo salvaje, de materialismo absoluto y de negación de Dios. En las últimas décadas las personas intentaron llenar su vacío interior con bienes, dinero, poder, fama o amigos.
Pero jamás con Dios. Dios era el opio de los pueblos, la espiritualidad era una farsa para tontos. Pero en estos últimos años, hemos visto como el ser humano se ha vuelto nuevamente a la búsqueda de lo espiritual. Culturas orientales, pensamientos religiosos, dogmas divinos aparecen como alternativas para el hombre del Siglo XXI.
Pero volvemos a equivocarnos, buscando agua en el desierto, tratando de encontrar una tierra fértil donde solo hay vacío, sequedad y mentiras. Pablo fue bien claro hace 2000 años para solucionar este problema del hombre. No hace falta buscar espiritualidad en las religiones o en los dogmas. Es necesario volver a la Biblia. Porque la fe, un bien que escasea mucho hoy, solo puede conseguirse de una manera, oyendo y leyendo la Palabra de Dios.
Todo lo que oímos desarrolla algún tipo de fe, por eso debemos ser maduros y selectivos para saber que escuchar. La fe entonces viene, se desarrolla, crece, se fortalece y aumenta por el oír.
Dios nos dice que tengamos cuidado, que miremos y tengamos presente lo que oímos, porque todo lo que oímos entra a nosotros y crea algo en el interior.
Si lo que oímos es la Palabra de Dios, dentro de nosotros se creará "la fe de Dios", si lo que oímos son insultos y palabras de desánimo, dentro de nosotros se creará temor, ansiedad, ira, violencia y baja estima. El valor de la palabra hablada es importantísimo pero también lo es el valor de lo que oímos. Lo que nosotros nos permitimos y decidimos oír es lo que va a regir también nuestros pensamientos y por lo tanto nuestro comportamiento.
Tú tienes el control de tus oídos. Selecciona bien lo que escuchas.
Escucha mucha Biblia y evita lo demás.
Es asi de claro que cuando damos cabida a otras cosas que oímos porque nos parece bonito, porque nos han dicho que funcionan o simplemente porque están de moda, eso hace que dejemos a un lado la Bendita Palabra del Señor que es la única que nos impulsa en fe a continuar adelante, por eso hay que atesorarla en el corazón y ponerla en práctica, si somos hacedores no hay porque escuchar otras cosas porque Dios es Veraz y cumple lo que dice en Su Palabra.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA
MÉTELA EN TU CORAZÓN
Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-
"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"
Salmo 119:11
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