Hola mis amados:
No todos los que dicen ser nuestros amigos lo son, en las situaciones adversas es en donde podemos percatarnos de quien en verdad nos ayudaría y quien no, este ejemplo es claro y por eso debemos ser sabios al elegir aquellas personas que deseamos que sean nuestros amigos.
UN OSO EN LA CUEVA
Una antigua historia habla de dos adolescentes que exploraban una cueva cuando vieron lo que parecían ser las enormes y profundas huellas de un oso dentro de un cavernoso túnel. Decidieron seguir avanzando dentro de la oscura caverna, pero caminaban despacio y con mucha cautela. Hacían brillar la luz de sus linternas en cada rincón, y mantuvieron los ojos y los oídos abiertos en el caso de que se fueran a encontrar con un oso.
De pronto, detrás de una roca saltó el oso de la apariencia más feroz que vieran jamás. Parado ante ellos, el oso gruñó como un león, haciendo un eco de un sonido horrible que rebotaba en las paredes. Los dos asustados muchachos corrieron a la entrada de la cueva con el oso rugiéndoles detrás. Entonces uno de los muchachos se dejó caer en el suelo, con rapidez se desató las botas de escalar, se las quitó y se puso las zapatillas de correr.
Su amigo le gritó: ¡Apúrate! ¡Salgamos de aquí! ¿Por qué se te ocurre cambiarte de zapatos? De todas formas, ¡no tenemos muchas posibilidades de correr más rápido que el oso!.
Poniéndose de pie enseguida y comenzando a correr, el primer joven dijo: Yo no tengo que correr más rápido que el oso, tengo que correr más rápido que tú.
Jesús dijo en la Biblia que un amigo es alguien que está dispuesto a dar su vida por ti, al igual que Él hizo por todos nosotros. Pero un amigo de tiempos buenos es uno que solo estará a tu lado mientras no se corra ningún peligro. ¿Qué clase de amigo eres tú?
Juan 15:12-13 Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande que el de dar la vida por sus amigos.
ESPERANZA EN MEDIO DE LA PRUEBA
Por Pastor Pablo Caballero
En esta noche, quisiera escribirte estas líneas como lo haría un hermano mayor, o como lo haría un buen amigo, ese amigo que no se acerca por lo que pueda conseguir de ti sino por el solo hecho de poder traerte una palabra de ánimo, una palabra de aliento, una palabra de esperanza.
Como pastor he visto mucho dolor. He sido testigo de momentos que cada persona interpreta dependiendo de cuan cerca esta del dolor. No es lo mismo el que tiene un familiar enfermo o el que ha sido diagnosticado personalmente con una temible enfermedad o si ese familiar no es un primo o una tia, sino la esposa, el hijo, o quizás la madre que tanta ama.
En cada situación, hay una visión diferente, todo depende de los ojos que estén mirando. También las voces son diferentes. El que no entiende lo que es la muerte, tampoco entiende lo que es la vida. Y así, las voces van de esquina a esquina, como eco resonante. Cada quien parece tener la respuesta, y la verdad es que al final, solo Dios tiene la respuesta. No importa todo lo demás que hagamos, todo lo que la gente nos diga, al final siempre hay solo uno que puede darnos la salida, ese es el que nos dio la vida, nuestro Señor.
En cada situación difícil, sea ese matrimonio que está a punto de romperse, o ese familiar que está enfermo, o esa situación financiera que parece ahogarte y que haces que te sientas como que no tienes salida, es poco lo que puedes hacer referente a lo que ya paso. Pero en el presente, en medio de la situación difícil, hay algo que si puedes hacer, puedes aprender a vivir, pero a vivir como realmente se vive. Porque es precisamente en el momento de la desesperación, en el momento del dolor, que se puede aprender a vivir.
El que tiene dificultad respirando, sabe apreciar el aire que le da aliento. El que está solo, sabe apreciar a esa persona que tiene a su lado para poder amarle. El que está enfermo, aprende lo que es tener fuerzas, y el saber usar esas fuerzas para bendecir.
Puede ser que tú te encuentres en un momento de escasez, pero esa escasez puede ser de bendición. Porque Dios va a permitir que este momento pase, que tu casa permanezca, que tu vida se fortalezca, y cuando ya no haya escasez, cada día de abundancia, será un día de felicidad, de contentamiento, de apreciar lo que Dios te ha dado. Porque no se sabe vivir hasta que no se ha aprendido a morir.
Son tantos los momentos en que nos lamentamos por lo que no tenemos que nos olvidamos de disfrutar lo que si tenemos. Vemos nuestros hijos en salud y nos pasamos quejando de lo que hacen o de lo que son. Tenemos nuestros padres con vida, a nuestro lado, y hasta nos olvidamos de darles un beso, o de ir a visitarlos.
Quizás hay muchas cosas en tu vida en este momento que por mucho que hagas o por muchos consejos que sigas, no es mucha la diferencia, porque al final solo Dios te puede ayudar, y quizás mas de provecho te sea el tener tiempo para orar, en hablar con tu Padre Celestial en una forma sincera y en poner las cosas totalmente en sus manos.
Pero hay algo que si puedes hacer, puedes vivir tu hoy diferente a como viviste tu ayer. Dios tiene poder para sanar, pero aun si no lo hiciese, tu forma de ser, tu forma de amar puede ser hoy como si fuese tu primer día. Puedes, porque aun en medio de todo dolor, hay esperanza. Hay esperanza porque tu ayer ya paso, pero todavía Dios te tiene aquí, todavía te está hablando de muchas formas. Está moviendo todo, cielo y tierra para alcanzarte, para llegar a tu corazón, para dejarte saber que todavía queda un hoy por vivir, que todavía te tiene un regalo, un mañana que sabrás vivir con más fuerzas que nunca antes, con más vida, un mañana en que te dejaras bendecir.
Jesús te ama, dio su vida por ti en la cruz del calvario, abrió sus brazos en un madero por ti, tú no eres casualidad, tú eres promesa de Dios.
No hay nada mejor que poder tener a alguien en las situaciones difíciles y esa persona es Jesús, El llevo todo lo nuestro en la Cruz del Calvario y nos entiende mejor que nadie, por eso no dejes de buscarle de corazón porque nunca está ocupado y te atiende con mucho amor.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA
MÉTELA EN TU CORAZÓN
Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-
"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"
Salmo 119:11
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