Hola mis amados:
Si amamos a Dios con todo nuestro corazón, mente y fuerzas es de la única forma que podemos amar al prójimo, el despojarnos de egoísmo y de pensar primero en nosotros y centrarnos en quienes necesitan de nosotros haremos lo que a Dios le agrada y nuestro corazón estará tranquilo y regocijado porque ayudamos a quien más lo necesita.
CORAZÓN
Corremos el riesgo que nuestro corazón se apague… el peligro de volvernos personas insensibles.
Quienes vivimos en las grandes ciudades somos propensos a dejar de pensar en el prójimo como alguien a quien ayudar para comenzar, entonces, a mirarlo como si se tratara de un estorbo, un elemento del paisaje urbano que debemos sortear para poder llevar adelante nuestros compromisos cotidianos.
Pero si queremos cultivar una sana preocupación por nuestro prójimo, es aconsejable evitar las dos siguientes maneras de encarar la vida:
1).- Estar demasiado ensimismados en nosotros mismos y en nuestros problemas.
2).- Generalizar las relaciones y situaciones.
La primera tiene que ver con el plano interior. Si mi atención está centrada en exceso en lo que me sucede a nivel personal, es muy probable que maximice lo que me está ocurriendo y me olvide (llegando incluso a menospreciar) de las necesidades de mi prójimo.
La segunda está relacionada con el aspecto exterior, con las malas experiencias en el camino de la solidaridad. Cuando en reiteradas ocasiones hemos sido defraudados por los demás, somos proclives a generalizar las relaciones, negociar nuestra confianza y no distinguir claramente entre aquellos que procuran timarnos y quienes sufren un padecimiento real.
Jesús respondió de la siguiente manera a quienes le efectuaban determinadas preguntas: “El primero y más importante de los mandamientos es el que dice así: ‘Ama a Dios con todo tu corazón; es decir, con todo lo que piensas, con todo lo que eres y con todo lo que vales’. Y el segundo mandamiento en importancia es: ‘Ama a tu prójimo como te amas a ti mismo’. Ningún otro mandamiento es más importante que estos dos”. Marcos 12.29-31 (TLA)
Todos hemos experimentado (¡y experimentamos!) problemas. Muchos hemos sido defraudados por otros. Pero el cambio no llega si seguimos eludiendo la realidad e insistimos mantener una posición que nos brinde una relativa seguridad emocional.
La senda hacia una equilibrada preocupación por el prójimo involucra un proceso continuo que se retroalimenta siguiendo este sencillo esquema: -“Porque amo a Dios, puedo desarrollar un sano amor propio. Porque tengo amor propio, puedo amar a mi prójimo como a mí mismo… ¡y obrar en consecuencia!”
CRISTIAN FRANCO
ADQUIERE PRUDENCIA.
¡A veces nos parece que la vida se vive al revés! Siendo jóvenes y con una perspectiva limitada, tenemos que tomar aquellas inmensas decisiones que moldearán el resto de nuestros años. Pero podemos y seremos sabios, si aprendemos de quienes han adquirido entendimiento de las experiencias de la vida.
En un estudio psicológico, a cincuenta personas mayores de noventa y cinco años de edad se les preguntó lo siguiente: ¿De poder vivir la vida otra vez, qué haría diferente? De tal interrogación salieron a relucir tres respuestas generales:
Si tuviese que hacerlo otra vez...
* Reflexionaría más.
* Arriesgaría más.
* Haría más cosas que perduren después de mi muerte.
Una mujer muy anciana escribió sobre cómo viviría su vida de poder hacerlo otra vez:
Cometería más errores la próxima vez, me relajaría, sería más flexible, más tonta de lo que he sido durante este viaje, tomaría menos cosas con seriedad. Sería más arriesgada, escalaría más montañas y nadaría más cantidad de ríos, comería más helados y menos frijoles y quizá tendría más problemas en la actualidad, pero menos de ellos serían imaginarios.
Como puedes ver, soy una de esas personas que ha vivido con sensatez y prudencia hora tras hora y día tras día. Sí, he disfrutado mis buenos momentos y si tuviese que hacerlo de nuevo, tendría muchos más. De hecho, no intentaría vivir más que momentos, uno tras otro, en vez de tantos años adelantado.
¡Escucha y aprende! La vida no puede ser solo trabajo y nada de juego. A pesar de todo, deseas que la misma tenga sentido, para Dios, para los seres queridos que te sigan y para ti mismo.
Durante esta noche, reflexiona sobre tu vida. Pídele a Dios que te muestra cuál es el verdadero significado de tu existencia, lo que debes lograr, ¡y cómo disfrutar el proceso!.
Proverbios 2:2 Da oído a la sabiduría, inclina tu corazón al entendimiento.
Con los años adquirimos experiencia, madurez y esto nos permite vivir mejor, sin afanes y disfrutando de cada experiencia, por eso tomate la vida con calma y da gracias a Dios porque tienes la edad que tienes, que los años que te faltan los puedas vivir intensamente sin pensar en el ayer y dejando el futuro en las manos de Jesús.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA
MÉTELA EN TU CORAZÓN
Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-
"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"
Salmo 119:11
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