Hola mis amados:
En la vida hay etapas o temporadas por las cuales atravesamos, algunas no son buenas como lo es un invierno, allí hay frio, lluvia o nieve y esto implica que hay dificultades, pero no debemos olvidar que en toda nuestra existencia está el Señor para ayudarnos, levantarnos y asistirnos con Su Espíritu Santo, entonces sea cual sea lo que te atraviesas ahora, no temas porque no estás solo y Él te entiende mejor que cualquier persona, por eso Jesús se hizo hombre.
TEMPORADAS
“En este mundo todo tiene su hora; hay un momento para todo cuanto ocurre”.*
A lo largo de la vida atravesamos diversas circunstancias y experiencias que nos podrían llegar a hacer pensar que todo está perdido y que no hay solución. Es cuando se hace necesario recordar aquello de que la vida tiene sus momentos buenos y malos. ¡No todo dura para siempre!
Es cierto que cuando uno enfrenta la incertidumbre que provoca perder un trabajo, la incógnita que genera el rumbo económico que tomará el país o la ansiedad que produce iniciar un proyecto nuevo, se hace difícil tener presente esa realidad. ¡A veces somos tan proclives a bajar los brazos y darnos por vencidos de antemano!
Deberíamos aprender de las estaciones del año:
- No desfallecer cuando se quiebren antiguas amistades o se termine una etapa. ¡Es el momento de despedirnos de lo viejo y decirle adiós a las cosas que obstaculizan lo mejor para nuestra vida!
- Esperar durante la temporada invernal del alma, cuando pareciera que la vida se ha olvidado de nuestra existencia. ¡Es el tiempo de aprender en soledad y quizás – como se dice por ahí – “tocar fondo” para volver a comenzar en breve!
- Celebrar cuando llegue el instante en que todo comience a florecer. ¡Es el momento de disfrutar el inicio de nuevas etapas y aventurarnos en la vida!
- Cuidar que nuestro corazón no se encandile cuando todos nos aplaudan y nuestro entorno parezca sonreírnos. ¡Es el tiempo de madurar y entender lo que de veras importa en la vida!
Representaría un gran problema quedarnos enclavados en una etapa y no lograr pasar al siguiente nivel. De hecho, así sobreviven muchas personas, perdiéndose la maravillosa oportunidad de disfrutar cada sección del ciclo natural de la vida.
Por eso, en todo el proceso deberíamos considerar la realidad de un Dios que nos busca y quiere involucrarse en nuestra existencia. Las personas más felices y prósperas que conozco han logrado ir más allá de las luces y sombras del escenario de la vida, y han descubierto en Jesucristo al creador, amigo y compañero por excelencia. ¡Quién otro mejor que Él para enseñarnos a vivir!
CRISTIAN FRANCO
LO QUE HACE FALTA PEDIR
Estamos tan acostumbrados a pedir felicidad, éxito y fortuna, que nos olvidamos de pedir lo más importante: humildad, fortaleza, y sinceridad.
Señor;
Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la felicidad.
Si me das fuerza, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayúdame siempre a ver el otro lado de la medalla.
No me dejes inculpar de traición a los demás, por no pensar como yo.
Enséñame a querer a la gente como a mí mismo, y a juzgarme como a los demás.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo.
Ni en la desesperación si fracaso.
Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es lo más importante del fuerte, y que la venganza es la señal primitiva del débil.
Si me quitas la fortuna, déjame la esperanza.
Si me quitas el éxito, déjame la fuerza para triunfar del fracaso.
Si yo faltara a la gente, dame valor para disculparme.
Si la gente faltara conmigo, dame valor para perdonar.
Señor, si yo me olvido de Ti, Tú no te olvides de mí.
Autor Desconocido
Que hermosa enseñanza para que las peticiones que le llevemos al Señor cada día no sea solo pensando en nosotros, sino en que le reflejemos, le demos a conocer y manifestemos el amor al prójimo como a nosotros mismos, en esto es que conocerán si somos Sus discípulos, que cada día vengamos con un corazón dispuesto a ser mejores para la Gloria de Su Nombre Santo.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA
MÉTELA EN TU CORAZÓN
Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-
"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"
Salmo 119:11
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