Hola mis amados:
Interesante leer lo que a continuación verán, si esto lo hace una sola abeja, cuanto más lograremos nosotros que nos fue encomendada una labor en este mundo, ser la luz y la sal de la tierra, que lleguemos a muchos que están en tinieblas, en soledad, en prisiones de maldad y en situaciones deplorables para que vengan a Jesús que es quien obrara en sus vidas para hacerlos libres, manos a la obra y que seamos esa colmena del Señor que llevamos la miel a muchas vidas.
LECCIÓN DE UNA ABEJA
Hace años puse un panal de abejas para alimentar a algunas de ellas que tenían una colmena a poca distancia. Para comenzar el proceso capturé una abeja en un vaso, la coloqué sobre el panal, y esperé hasta que la abeja descubriera el tesoro. Cuando estuvo llena y satisfecha, voló directamente a la colmena. Después de un momento, la abeja regresó con una docena de abejas más. Éstas, a su vez, trajeron muchas más, hasta que finalmente un enjambre de abejas cubrió el panal. Al poco tiempo habían transportado toda la miel a la colmena.
¡Qué lección para nosotros! ¿Estamos hablándoles a los demás de Aquel a quien encontramos? Cristo nos ha encargado la proclamación de las «buenas nuevas». ¿Debemos nosotros, los que hemos encontrado miel en la Roca -Jesucristo- ser menos considerados con los demás que las abejas?
Los cuatro leprosos que se sentaron fuera de la puerta de Samaria, después que encontraron comida en las tiendas de los sirios que habían huido por la noche, comunicaron las buenas nuevas. Se dijeron unos a otros: «No estamos haciendo bien. Hoy es día de buenas nuevas, pero nosotros estamos callados. . . . Vamos pues, ahora, y entremos a dar la noticia a la casa del rey» (2 Reyes 7:9).
Salmo 107:2
Díganlo los redimidos del Señor. . . .
DEJANDO EL MURO DE LOS LAMENTOS
“Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos.” Víctor Frankl
El muro de los lamentos al cual me refiero, no es el Muro sagrado que está en Jerusalén donde tú puedes dejar tus ruegos personales, al contrario es un muro que tú has levantado viviendo una vida de lamentaciones.
El asunto es que hay muchas personas lamentándose por su vida. Que su vida ha sido muy triste, que han tenido mala suerte. Unos se lamentan de que las cosas en su matrimonio no estén funcionando como ellos quieren. Otros se lamentan que los años transcurren y no han logrado nada. Hay quienes lamentan ser unos perdedores. Hay muchos pensamientos o palabras que utilizamos para lamentarnos:
Si pudiera…
Si hubiera…
Debería…
Cuanto lamento…
Ojala tuviera otra oportunidad…
En respuesta a esta última frase, la oportunidad la tienes pero el dolor, las emociones mezcladas y la confusión que se siente en esos momentos no te permiten ver las oportunidades. No te digo que no te lamentes, ya que este es parte de la vida, lo que estoy diciendo es que no puedes pasar la vida lamentándote de lo que fue o de lo que pudo haber sido.
Tú no puedes cambiar tu pasado, sin embargo hoy tu puedes experimentar el perdón, la sanidad y el consuelo de Dios, y comenzar a diseñar tu futuro. Para ir hacia el futuro necesitas entender que aunque tengas que enfrentar consecuencias de tus decisiones equivocadas en el pasado, Dios siempre tiene la manera de hacer el bien.
“Sabemos que Dios va preparando todo para el bien de los que le aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo con su plan.” Romanos 8:28 (BLS)
Dios es un Dios grande, bueno y misericordioso que siempre va a sobrepasar nuestras expectativas. Deja que El sane tu dolor y tus lamentos, y comienza a soñar, quizás te sorprenda con muchas cosas buenas. Tu lamentación termina cuando comienzas a moverte hacia adelante. Tu pasado está detrás de ti y tu futuro está en las manos de Dios y Él te invita a participar de forma activa, no pasiva.
Hay una historia llamada “El camino del tigre” que te ayudará a entenderlo mejor:
Un hombre caminaba por la selva cuando vio una zorra lisiada.
“¿Cómo se alimentará?” se preguntó.
En aquel momento, se acercó un tigre con una presa en sus fauces. Sació su hambre y dejó luego lo que había sobrado para la zorra.
“Si Dios ayuda a la zorra, también me ayudará a mí también”, pensó. Volvió a su casa, se encerró, y se puso a esperar a que Dios le diese de comer.
Nada sucedió. Cuando ya se estaba quedando demasiado flaco para salir a trabajar, se le apareció un ángel.
¿Por qué decidiste imitar a la zorra lisiada? – preguntó el ángel. – ¡Levántate, coge tus herramientas y sigue el camino del tigre!
Nada sucede hasta que no es el primer paso. Para moverte hacia adelante necesitas cambiar, y la pregunta que debes hacerte ¿Qué necesito cambiar en mi vida? Por ejemplo, un matrimonio que está a punto de divorciarse y piensa que el esposo no la quiere porque está pasada de peso y comienza a trabajar lo físico para recuperar la mirada de él. Resulta que no es lo físico, no es el peso que uno muchas veces gana en la vida, sino que necesita mejorar su actitud, su personalidad o aprender a intervenir sus emociones, u otra cosa como la comunicación. El no saber qué cambio debes hacer te puede llevar otra vez al muro de los lamentos.
Para hacer cambios significativos en tu vida, necesitas de un entrenador que te ayude a ver las cosas que no estás viendo y que te haga las preguntas correctas que te lleven a conseguir mejores posibilidades en tus relaciones, en tu trabajo, negocio o ministerio. Los resultados que puedas tener en la vida te sorprenderás.
“Las cosas no cambian, cambiamos nosotros.” Henry David Thoreau
Hoy es el mejor día para salir del muro de los lamentos, hoy tienes la oportunidad de vivir la vida nuevamente y de hacer las cosas mejores.
Pedro Sifontes
Así que a partir de ahora no más lamentos, más fe y saber que el Señor está a nuestro lado, que Él nos asiste con Su Espíritu, nos ayuda, nos levanta y sobre todo nos ha dejado Su Palabra para que la creamos, nos apropiemos de Sus promesas y tengamos una vida que le agrade a El primeramente y después que seamos testimonio para aquellos que no han creído, cambiemos desde el interior para reflejar que en nuestro corazón vive el Salvador.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA
MÉTELA EN TU CORAZÓN
Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-
"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"
Salmo 119:11
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