Hay un refrán que es muy cierto, el que no vive para servir, no sirve para vivir, es una realidad porque el Señor desea que por donde vayamos si vemos una posibilidad de hacerlo lo hagamos, muchas personas necesitan un servicio y debemos brindarlo sin esperar nada a cambio, eso hará que marquemos esa vida, porque nos impulsa la necesidad y el amor a los demás, que esto nos convierta en esos luminares y en la sal de la tierra por servir a Jesús en todo momento.
EQUIPADOS PARA SERVIR
1 Pedro 4.10, 11
El Señor ha dado una grandiosa responsabilidad a quienes Él ha salvado. Los ha llamado a ser sus siervos y a realizar su obra aquí en la tierra. Piense en lo grande que es esto: el Dios Todopoderoso, que no necesita nada y que puede hacer todas las cosas, nos invita realmente a tener parte en todo lo que está haciendo para atraer a las personas a Él, para dar a Sus hijos madurez espiritual, y para ocuparse de quienes padecen necesidades.
Ser un siervo del Señor requiere ponerse bajo Su autoridad, escuchar Sus instrucciones y cumplir Sus mandamientos. Esta tarea está más allá de nuestras capacidades para realizarla por nuestras propias fuerzas, pero cuando caminamos obedientemente con Él, el Señor provee para nuestras necesidades.
El Padre Celestial nunca da tareas a Sus hijos sin equiparlos primero. Comienza desarrollando en nosotros un carácter como el de Cristo. Después, al cooperar con Su Espíritu, Dios transforma un corazón egocéntrico en el corazón de un siervo que se deleita en responder a las necesidades de los demás.
Para capacitar a los creyentes para Su obra, el Señor les da dones espirituales que serán utilizados para el bien de otros. El Espíritu Santo da a cada creyente el don preciso que necesita para servir en el trabajo específico que Dios le ha asignado.
La invitación ha sido hecha; y el poder y la capacidad están a nuestra disposición. Lo único que se necesita son siervos dispuestos a participar en la aventura más emocionante en la tierra. Únase al Señor en su obra, use sus dones espirituales, e impacte a este mundo para la gloria de Cristo.
SATISFACCIÓN VERDADERA
Pocos deseamos tener una existencia mundana; más bien, anhelamos experimentar una vida superior. La búsqueda de satisfacción en el mundo lleva al vacío. Muchos saturan su mente con ideologías y experiencias nuevas, ansiosos de encontrar aquella que finalmente llenara el hueco que hay dentro de ellas. Pero la satisfacción genuina solo se logra por medio de Dios.
Los creyentes se sienten satisfechos por la presencia de Dios que vive en ellos por medio del Espíritu Santo. Nuestra decisión de amar al Señor y darnos totalmente a Él, produce la clase de sereno gozo que otros buscan en la “religión” y en el éxito a corto plazo. La sumisión a Dios no significa que nos conformamos con una vida de segunda clase, como algunos piensan. Más bien, lo que hacemos es cambiar nuestros sueños por la voluntad de Él. A veces, nuestras esperanzas coinciden con Su propósito para nosotros, pero cuando no es así, el plan del Padre Celestial es siempre mucho mejor y más grande que nuestros deseos.
La vida del creyente está hecha para la gloria de Dios. Su propósito para nosotros ya fue decidido antes del comienzo del mundo: “Porque Yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes, afirma el Señor, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza” (Jeremías 29:11 NVI).
Podemos seguir logrando metas, venciendo fracasos y experimentando éxitos, pero por una razón diferente a la que teníamos cuando vivíamos para nosotros mismos. Ya no llamamos la atención en cuanto a nuestras capacidades, sino que nos deleitamos con las abundantes bendiciones de nuestro Padre Celestial.
Que bendición saber que el Señor al amarnos desea siempre lo mejor, Sus planes son perfectos y más altos que los nuestros, por ende al dejar que Él nos guie con Su Espíritu vamos a lo seguro, a lo más conveniente y nos gozaremos al verlo hecho realidad, por eso quien ama protege, cuida y brinda lo mejor, si eso hacemos los seres humanos, cuanto más un Dios que se hizo hombre para darnos vida eterna y una salvación tan grande.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA