Dos ratones cayeron dentro de un jarro que estaba lleno de leche.
Al ser el borde del jarro demasiado alto, quedaron atrapados en el recipiente y no les quedaba otra opción que nadar frenéticamente para evitar que se hundieron. Llevaban nadando más de dos horas cuando uno de los dos perdió toda esperanza y abandonó la lucha. Dejo de nadar y se ahogó. El otro ratón estaba también muy cansado, pero decidió seguir luchando hasta el límite de sus fuerzas. Nadó y nadó sin descanso. Cuando ya no le quedaba fuerza alguna de repente la leche se convirtió en mantequilla y el ratoncillo, apoyándose sobre esta materia más sólida, pudo saltar por encima del borde y escapó. Maestro: no te rindes en los momentos duros; mantén la esperanza.
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