Crónica de una segunda jornada
Tema cinco
El Malabarista.
y
Lo primero y último que
realizo en el día.
El Malabarista:
No tenemos malabaristas entre nosotros, en esta selva extraña en la que
nos movemos todos, a tientos, a gritos y susurros, entre las charlas y
comentarios hemos descubierto que no tenemos malabaristas entre nos, en esta
segunda jornada, todos hemos concordado en que las inquietudes que nos animan
no son aún lo suficientemente valoradas por nosotros descubridores, como para
atrevernos a llevar el ejercicio hasta el final. En eso estamos y descubrimos
de nosotros, nuestra debilidad interna frente a la fortaleza social de nuestra
personalidad, poderosa ella que se queda riendo en nuestra propia cara de
nuestra debilidad y poco compromiso, claro que para llegar a ello tuvimos que
lanzar las pelotitas de una mano a otra y en eso descubrimos lo frívolo que
somos, quedándonos todos con un amargo sabor de boca, ¿Será esta amargura una
promesa de que cuando si estemos listos para llevar a cabo este ejercicio, lo
haremos, en silencio y anónimamente?.
Lo primero y último que realizo en el
día:
Nos falta aún una tremenda motivación, somos excelentes justificándonos,
sabemos que muchos de nosotros hubiésemos deseado decir, ha sido una jornada
única, pero demostramos que necesitamos algo más que simplemente un ejercicio
de 20 días, para despertarnos a la motivación diaria y mantenerla con ahínco,
hemos descubierto que no tenemos VOLUNTAD, esa Voluntad traducida como
determinación. No tenemos determinación, apenas un poco de esfuerzo y quedamos
agotados. A algunos nada espanta el observar su vida mecánica y la influencia
externa que anula lo poco que podría lograr de la Atención.
Aquí una voz ¡¡¡ Nos quedamos atentos a su descubrimiento y nos cuenta
que pudo “ver” sus pensamientos, aquellos calmos y aquellos que develan de sí,
su relación con su mundo, el mundo que sin saber ha construido para sí. Aunque
aún no enfrenta su realidad, plantea a viva voz sus luchas para ponerse de pie
todos los días, la lucha de la soledad acompañada de sus sentimientos por la
gente que ama.
La voz impersonal, esa voz
impersonal de tercera persona, hablando por la boca de otro, pero toda ella
involucrada en el “Trabajo”. Al expresarse manifiesta tras fatigosos 20 días su
comprensión frente al enlace “esto es lo que se dice, esto es lo que se hace”,
que provocó para si, comprensión significativa. Se cuela de su decir, el
aferrarse a los que van delante, a las voces de los mayores. Dice, con esa voz
impersonal de tercera persona, la enriquecedora experiencia que ha sido
recordarse y observarse en esos cinco minutos, registrando lo banal y cotidiano
y lo extraordinariamente significativo para sí.
Rutina, rutina, rutina, me enreda, me marea, me acomoda, me vive, me
asalta por todos lados, ¿Cómo es que no podemos liberarnos de ella? La
sorprendente pregunta viene de uno de mis costados, mientras transcurrimos por
el tupido follaje de nuestros yoes bien disfrazados de maleza, ella expresa con
una dulce voz, su dolor y sus descubrimientos, su automatismo rutinario y la
poca presencia de atención de sí,
deseando ir más allá de la vida animal de este planeta.
Nada ¡ no he encontrado o
descubierto nada, podría decir que me viven mis pensamientos, mis actos
atropellados, remolones y cómodos, mi dejarme estar o mi quedarme quita mirando
como trascurren mis mañanas y mis noches, la voz suena como si estuviera
hablando para sí misma, pero interesada en que nosotros la escuchemos, tal vez
tiene razón, esta vez en ella no había nada que descubrir, y eso en sí es un
descubrimiento.
¡Poseo una espada¡ de ella me armo y enfrento mis batallas, y el vecino
caminante-descubridor, enumera una tracalada de oponentes y dudosos
adversarios, más en su decir, la espada y su forjador no hacen más que un
adorno en este caballero, pues el enarbolar de su espada es ciego e impreciso,
admitiendo que día a día pierde combates y batallas entregándose al dulzor
amargo y esclavizante del olvido de sí, frente a las patrañas que la vida
ofrece para su torturado espíritu, aún no descubre para sí, como usar
verdaderamente su espada.
Escucho una voz, varón al habla, nos cuenta desde allá atrás, rezagado
por cierto, que no parece comprender lo que significa el pertenecer a un grupo
de trabajo con un compromiso de resolver las tareas que se nos aplican, quizá
no ha descubierto ser un portador de la enfermedad del mañana, actuando desde
este presente sin saber que jamás vive o vivirá en él, por estar posponiendo
sus compromisos y quehaceres para mañana, mañana que nunca llegará.
Otra voz, rezagada por cierto, masculla con dolor, no tengo nada, no
tengo nada, no tengo nada… expresa dolor, pero no expresa miedo por su propio
pozo, más bien se excusa en una incierta falta de Atención, ¿Será que no
trabajó y descubrió que es mejor expresar condolencias de sí mismo, que asumir
su falta de buen cuero para zapatos?
Rezagada por cierto es la femenina voz que se cuelga de la voz anterior,
para decirnos que si trabajó, pero mientras ponemos oídos a lo que dice, nos
percatamos que lo que expone es un resumen de sus días y no una Observación
fehaciente de sus últimos cinco minutos del día y sus primeros cinco minutos de
a mañana.
Ufff, casi olvido que había que realizar un reporte, lo siento, me veo
obligado a mentir, para nuestros adentros pensamos, excusas que en nada
benefician al compañero que las dice, ¿Habrá descubierto algo de Sí mismo?
Esperamos que si.
He podido anotar todo, el que así nos habla desde el grupo que camina
tras nuestros pasos, nos cuenta lo mismo que la mayoría, un relato sucinto de sus
vivencias literales, algo así como noticias de su día por la mañana y por la
tarde.
En esta jornada nos correspondió descubrir un poco de nuestra Presencia,
por la mañana y por la noche, poco hemos descubierto que estamos presentes, no
nos recordamos demasiado y nuestro nivel de Atención para con nosotros mismos
no es óptimo, aún es débil, alguien aquí a mi lado me recuerda que estamos
recién ingresando a esta espesa selva, enmarañada repulsa que nos invade por
todos lados procurando distraer nuestra Atención de nosotros mismos para
conseguir olvidarnos en nuestra existencia. Vivimos en nuestras asociaciones
literales, físicas, materiales, en nuestros compromisos sociales, laborales,
familiares y personales, necesitados de impresiones interpretadas por nuestros
sentidos y no atentos al engaño de la realidad, que como botón de muestra debíamos
descubrir de nosotros mismos, esa realidad se manifestó en nosotros y nos
descubrió el velo del esfuerzo, esfuerzo que no estamos llevando a cabo.
…quien se haya liberado de la
enfermedad del mañana….
Hay una sola
clase de magia y es “Hacer”. Toda energía que se gasta en trabajo consciente es
una inversión: la que se gasta mecánicamente se pierde para siempre. Debemos
destruir nuestros paragolpes o amortiguadores psicológicos ( justificaciones y
excusas)