La técnica de separación interior debe desarrollarse por medio de la práctica. Al principio, se puede decir que una persona carece del poder de la separación interior simplemente porque desconoce que exista esta posibilidad y dice YO a todo; cree que es un YO único y permanente. Ni siquiera comprende que sólo a través del ejercicio de la separación interior uno puede llegar a sentir un nuevo sentido del YO. La persona común está en estado de sueño y esto quiere decir que tal persona no sólo se considera a sí misma como una persona consciente, que sabe en todo momento lo que piensa, siente, hace o le sucede sino que se considera a sí misma como una unidad, un YO sólido. Utiliza la palabra YO en todo cuanto hace o dice, atribuyéndoselo todo a sí misma como si fuera el hacedor. Esto es lo que se quiere decir cuando el trabajo dice que estamos en estado de sueño. Estamos dormidos porque no conocemos quiénes somos y porque creemos ser lo que no somos.
El primer paso en el trabajo para despertar de esta falsa identidad es comprender, a través de la auto-observación imparcial, que los pensamientos nos suceden, que los sentimientos y los estados de ánimo nos suceden, que todo lo que nos atraviesa nos sucede y que continuamente decimos YO a todo esto. Darse cuenta de que todo nos sucede sin tener dominio sobre ello es el primer paso hacia la libertad interior y la evolución individual.
Mientras el ser humano no descubra que no es lo que cree ser, mientras siga atribuyéndoselo todo a sí mismo, estará sirviendo solamente al propósito de la vida y no estará desarrollando su potencial. La separación interior nos lleva a un estado completamente diferente. Es preciso que recordemos en todo momento que nuestro estado cotidiano es incorrecto, es un estado de sueño total y este trabajo intenta despertarnos de este estado. Todo le está sucediendo al ser humano. Todo surge mecánicamente según las circunstancias y su típica maquinaria de reacción. Es la clase peculiar de maquinaria adquirida la que provoca las reacciones a las diferentes impresiones y él cree que es un YO permanente. Otra clase de maquinaria adquirida bajo condiciones diferentes, en otro país y en otra cultura, no reaccionaría de la misma manera ante las mismas impresiones.
Mientras no haya una introspección, seguiremos tomando todo lo que nos atraviesa y todas las reacciones mecánicas como nosotros mismos. Es necesario partir del cansancio de uno mismo tal como se es ahora, de la necesidad de conocer nuestro rostro real, de conocernos.
La forma de trabajo con todo esto es mediante la separación interior. Mientras atribuyas todo a ti mismo, estarás identificado y creerás que eso eres tú. En este sentido, YO no puede luchar contra YO porque son idénticos, debe crearse una distancia. Para realizar este trabajo se requiere una creciente y delicada percepción interior. Es preciso tener la capacidad de decir: "esto no soy YO". Por ejemplo, cuando decimos YO a un pensamiento, le estamos dando entrada y así tiene poder sobre nosotros. Actuaremos desde este pensamiento y habrá un resultado mecánico. No hay una contaminación con su entrada, pero el acto que proviene de ello sí lo hace al no ser consciente. Debemos crear un espacio en nosotros por medio del Trabajo, separándonos interiormente como primer paso hacia el auto-recuerdo.
Los pensamientos vienen. Cualquier tipo de pensamiento puede entrar en una persona. Algunos pensamientos son útiles y no es preciso separarse de ellos. Los pensamientos vuelan hacia nosotros desde todas las direcciones, pero no son nuestros. Los hacemos nuestros al decir YO, al poner el sentimiento de YO en ellos. Cuando creemos que son nuestros y no nos damos cuenta de que todo es mecánico, estamos dormidos.
Cuando percibimos que los pensamientos nos vienen, que podemos elegir identificarnos o no y cuando percibimos que carecemos de voluntad real, que no es sino el resultado de muchos YO´s cambiantes y en conflicto, entonces empezamos a despertar del sueño. Perdemos "la idea-vida" sobre nosotros mismos, ese falso retrato, y otra cosa aparece, diferente de lo que creemos que somos. Este el comienzo de lo que Ouspensky llama la psico-transformación.