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EL CUARTO CAMINO DE GURDJIEFF-BENNETT
 
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General: La esencia
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Respuesta  Mensaje 1 de 9 en el tema 
De: Yvars  (Mensaje original) Enviado: 14/05/2014 17:07
 
¿Qué es la esencia?
 
Yvars


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Respuesta  Mensaje 2 de 9 en el tema 
De: M´ery Enviado: 14/05/2014 20:40

Observa a cualquier niño pequeño, un niño pequeño no tiene personalidad de ninguna especie. Es lo que verdaderamente es. Es esencia. Sus deseos, sus gustos, sus aficiones, sus disgustos, todo ello expresa lo que realmente es.

La esencia es la verdad de lo que hay en el hombre; la personalidad es lo falso. Pero en proporción al crecimiento de la personalidad, la esencia se manifiesta más y más raramente, más y más débilmente, y a menudo ocurre que el crecimiento y desarrollo de la esencia se detiene a una edad muy temprana y deja por completo de crecer.

Para nosotros un momento importantísimo en el Trabajo en sí mismo es cuando comenzamos a distinguir entre personalidad y esencia. El desarrollo de la esencia depende del trabajo en sí mismo.
El verdadero YO de un hombre, su individualidad, sólo puede crecer partiendo de esta esencia.

Lo corriente es que la esencia muere en un hombre mientras su personalidad y su cuerpo están aún vivos. La gente deambula por las ciudades completamente vacías por dentro; es decir, están ya verdaderamente muertas.
Es una gran suerte el que nosotros ni veamos ni sepamos la verdad de estas cosas. Si verdaderamente supiésemos cuántas personas están verdaderamente muertas y si supiésemos cuántos de estos cadáveres animados gobiernan nuestra vida, nos volveríamos locos de horror. Por lo general, todo está dispuesto de tal modo que ninguna persona pueda ver la verdad prematuramente. La personalidad no puede ver sino aquello que le gusta ver, y aquello que no interfiere con su propia vida. Nunca ve lo que no le gusta. Esto está bien y mal a la vez. Es buena cosa para quien quiere dormir, y pésima si quiere despertar.

Un beso a cada uno con el mejor sabor de las mandarinas de mi huerto, Mery


Respuesta  Mensaje 3 de 9 en el tema 
De: M´ery Enviado: 14/05/2014 21:08

( curiosamente acaba de llegar a mi correo este email, procedente de una de las comunidades de cuarto camino que hay por la red : http://eneagramacuartocamino.wordpress.com/2014/05/14/cuerpo-esencia-y-personalidad-gurdjieff/) lo añado a lo anterior por si fuera de interés de alguien. )

 

 Cuando un hombre nace, tres máquinas separadas nacen con él, las que continúan formándose hasta su muerte. Estas máquinas no tienen nada en común una con otra: ellas son nuestro cuerpo, nuestra esencia y nuestra personalidad. Su formación no depende de nosotros en manera alguna. Su desarrollo futuro, el desarrollo de cada una separadamente, depende de los datos que un hombre posee y de los datos que lo rodean, tales como el medio "ambiente, las circunstancias, las condiciones geográficas, etc. Para el cuerpo estos datos son herencia, condiciones geográficas, alimento y movimiento. Estos no afectan la personalidad.
En el curso de la vida de un hombre, la personalidad se forma exclusivamente a través de lo que el hombre oye y a través de la lectura.
La esencia es puramente emocional. Se compone de lo que es recibido por herencia, antes de la formación de la personalidad, y más tarde sólo de aquellas sensaciones y sentimientos entre los cuales vive el hombre. Lo que ocurre después, sólo depende de la transición.
De este modo, el cuerpo empieza a desarrollarse en cada hombre subjetivamente. El desarrollo de las tres máquinas comienza desde los primeros días de la vida de un hombre. Las tres se desarrollan independientemente la una de la otra. Y así puede suceder, por ejemplo, que el cuerpo empiece su vida en condiciones favorables, en tierra saludable y como resultado sea valiente; pero esto no significa necesariamente que la esencia del hombre sea de carácter similar. En las mismas condiciones, la esencia puede ser débil y cobarde. Un hombre puede tener un cuerpo valiente, contrastando con una esencia cobarde. La esencia no tiene necesariamente un desarrollo paralelo al desarrollo del cuerpo. Un hombre puede ser muy fuerte y sano y sin embargo ser tan tímido como un conejo.
El centro de gravedad del cuerpo, su alma, es el centro motor. El centro de gravedad de la esencia es el centro emocional y el centro de gravedad de la personalidad es el centro intelectual. El alma de la esencia es el centro emocional. Tal como un hombre puede tener un cuerpo sano y una esencia cobarde, así también la personalidad puede ser audaz y la esencia tímida. Consideremos por ejemplo un hombre con sentido común: él ha estudiado, sabe que pueden aparecer alucinaciones y sabe que ellas pueden no ser reales. De modo que en su personalidad no las teme, pero su esencia tiene miedo. Si su esencia ve un fenómeno de esta clase, no puede evitar el tener miedo. El desarrollo de un centro no depende del desarrollo de otro, y un centro no puede transferir sus resultados a otro.
Es imposible decir positivamente que un hombre es así o asá. Uno de sus centros puede ser valiente, otro cobarde; uno bueno, otro malvado; uno puede ser sensible y otro muy burdo; uno siempre está listo para dar, otro es lento o casi incapaz de dar. Por lo tanto es imposible decir: bueno, valiente, fuerte o malvado.
Como ya lo hemos dicho, cada una de las tres máquinas representa a la cadena entera, a todo el sistema en su relación con una, con otra, o con la tercera. En sí misma cada máquina es muy complicada, pero es puesta en movimiento muy simplemente. Cuanto más complicadas las partes de la máquina, menos palancas hay. Cada máquina humana es compleja, sin embargo el número de palancas puede diferir en cada una por separado: en una más palancas, en otra menos.
En el curso de la vida, una máquina puede formar muchas palancas para ser puesta en movimiento, mientras que otra puede ser puesta en movimiento con un pequeño número de palancas. El tiempo para la formación de las palancas es limitado. A su vez, este tiempo también depende de la herencia y de las condiciones geográficas. En promedio, las nuevas palancas se forman hasta los siete u ocho años de edad; más tarde, hasta los catorce o quince años, pueden ser alteradas; pero, después de los dieciséis o diecisiete años, las palancas no se forman ni se alteran. Por lo tanto, más tarde en la vida, sólo actúan aquellas palancas que ya han sido formadas. Es así como son las cosas en la vida ordinaria normal, por mucho que haga un hombre por cambiarlo. Esto es cierto incluso con respecto a la capacidad de un hombre de aprender. Se pueden aprender cosas nuevas hasta los diecisiete años; lo que se aprende más tarde es sólo aprender entre comillas, es sólo un nuevo ordenamiento de lo viejo. Al principio esto puede parecer difícil de comprender.
Cada individuo con sus palancas depende de su herencia y del lugar, el círculo social y las circunstancias en las cuales nació y creció. El modo de operar de. los tres centros o almas es similar. Su construcción es diferente, pero su manifestación es la misma.
Los primeros movimientos se graban. Las grabaciones de los movimientos del cuerpo son puramente subjetivas. Esta grabación es como la de un disco: primero, hasta los tres meses, es muy sensitiva; después de los cuatro meses se vuelve menos sensitiva; después de un año, todavía más débil. Al principio se puede oír hasta la respiración; una semana después no se puede oír nada de un volumen inferior al de una conversación en voz baja. Pasa lo mismo con el cerebro humano: al principio es muy receptivo y registra cada nuevo movimiento. Como resultado final un hombre puede tener muchas posturas, otro sólo unas pocas. Por ejemplo, un hombre puede haber adquirido cincuenta y cinco posturas mientras duró la posibilidad de grabarlas, y otro hombre, viviendo en las mismas condiciones, puede haber obtenido doscientas cincuenta. Esas palancas, estas posturas, se forman en cada centro de acuerdo con las mismas leyes y quedan allí por el resto de la vida de un hombre. La diferencia entre estas posturas consiste solamente en la manera en la que fueron grabadas. Tomen, por ejemplo, las posturas del centro motor. Hasta cierto momento se forman posturas en cada hombre. Después dejan de formarse, pero aquellas que se han formado quedan hasta la muerte. Su número es limitado, por lo cual no importa lo que haga un hombre, utilizará estas mismas posturas. Si desea desempeñar uno u otro papel, utilizará una combinación de posturas que ya tiene, porque nunca tendrá otras. En la vida común y corriente no puede haber nuevas posturas. Aun en el caso de que un hombre quiera ser actor, su situación será la misma a este respecto.
La diferencia entre el sueño y el estar despierto del cuerpo consiste en que cuando un shock viene desde afuera durante el sueño, no excita ni produce asociaciones en el cerebro correspondiente.
Supongamos que un hombre está cansado. Se le da el primer shock. Alguna palanca comienza a moverse mecánicamente. De manera igualmente mecánica toca otra palanca y la hace moverse, esa palanca toca una tercera, la tercera una cuarta y así sucesivamente. Esto es lo que llamamos asociaciones del cuerpo. Las otras máquinas también tienen posturas y son puestas en movimiento de la misma manera.
Además de las máquinas centrales que trabajan independientemente —cuerpo, personalidad y esencia— también tenemos manifestaciones sin alma, que .tienen lugar fuera de los centros.
Para comprender esto, es muy importante notar que dividimos las posturas del cuerpo y del sentimiento en dos clases: 1) las manifestaciones directas de cualquier centro y 2) las manifestaciones puramente mecánicas que surgen fuera de los centros. Por ejemplo, el movimiento de levantar mi brazo es iniciado por el centro. Pero en otro hombre puede ser iniciado fuera del centro. Supongamos que un proceso similar está teniendo lugar en el centro emocional, tal como alegría, pena, frustración o celos. En un momento dado, una postura fuerte pudo haber coincidido con una de estas posturas emocionales y así las dos posturas han dado origen a una nueva postura mecánica. Esto acontece mecánicamente, independientemente de los centros.
Cuando hablé de máquinas, llamé trabajo normal a la manifestación de un hombre, la cual implica los tres centros tomados en conjunto. Esta es su manifestación. Pero debido a la vida anormal, algunas personas tienen otras palancas, que se forman fuera de los centros y que provocan movimiento independientemente del alma. Puede ser en la carne, en los músculos, en cualquier parte.
Los movimientos, las manifestaciones y las percepciones de cada centro son manifestaciones de los centros, pero no del hombre, si tomamos en cuenta que el hombre está constituido por tres centros. La capacidad de sentir alegría, pena, frío, calor, hambre y cansancio está en cada centro. Estas posturas existen en cada centro y pueden ser pequeñas o grandes y tener diferentes calidades. Hablaremos más tarde de cómo sucede esto en cada centro por separado y de cómo saber a qué centro pertenecen. Por el momento deben recordar y darse cuenta de una cosa: deben aprender a distinguir entre las manifestaciones del hombre y las
manifestaciones de los centros. Cuando la gente habla de un hombre, dice que es malo, listo, tonto; él es todo esto. Pero no puede decir que éste es Juan o Simón. Estamos acostumbrados a decir "él". Pero debemos acostumbrarnos a decir "él" en el sentido de él como cuerpo, él como esencia, él como personalidad.
Supongamos que en un caso dado representamos a la esencia como 3 unidades. El 3 representa el número de posturas. En el caso del cuerpo de este hombre, el número es 4. La cabeza está representada por 6. Así cuando hablamos de 6, no nos referimos a la totalidad del hombre. Tenemos que evaluarlo por 13, porque 13 es sus manifestaciones, su percepción. Cuando es la cabeza sola, sería 6. Lo importante es evaluarlo no sólo por 6, sino por 13. El total es lo que lo define. Un hombre debería ser capaz de dar un total de 30, por todo tomado en conjunto. Esta cifra puede obtenerse solamente si cada centro puede dar un determinado número correspondiente, por ejemplo 12 + 10 + 8. Supongamos que esta cifra 30 representa la manifestación de un hombre, un dueño de casa. Si encontramos que un centro tiene que dar necesariamente 12, debe contener ciertas posturas correspondientes, las que producirían 12. Si falta' una unidad y éste da solamente 11, no se pueden obtener 30. Si hay un total de sólo 29, no es un hombre, si llamamos un hombre a aquél cuya suma total es 30.
Cuando hablamos acerca de los centros y de un desarrollo armonioso de ellos, queríamos decir que para llegar a ser tal hombre, para ser capaz de producir aquello de lo que estábamos hablando, es necesario lo siguiente: al principio hemos dicho que nuestros centros se han formado independientemente uno del otro, y que no tienen nada en común; sin embargo, debería existir una correlación entre ellos, porque la suma total de manifestaciones sólo se puede obtener de los tres juntos, no de uno solo. Si es correcto que 30 es una verdadera manifestación del hombre y este 30 es producido por tres centros en una correlación correspondiente, es imperativo entonces que los centros estén en esta correlación. Esto debería ser así, sin embargo en realidad no lo es. Cada uno de los centros se encuentra aislado (hablo de las personas presentes) y no tienen entre ellos una relación apropiada y por lo tanto
son discordantes.
Por ejemplo, una persona tiene una gran cantidad de posturas en un centro; otra, en otro centro. Si tomamos cada tipo separadamente, la suma total de cada uno será diferente. Si de acuerdo al principio deberían existir 12, 10 y 8, pero solamente están presentes 10 y 8 y en lugar de 12 hay O, el resultado es, 18 y no 30.
Tomemos alguna, substancia, por ejemplo, pan. Requiere una proporción definida de harina, agua y fuego. Es pan solamente cuando los ingredientes están en la proporción correcta; en la misma forma, en el caso del hombre, para obtener la cifra 30, cada fuente debe aportar una calidad y cantidad correspondiente. Si J. tiene mucha harina, es decir posturas físicas, pero no tiene agua ni fuego, es solamente harina y no un individuo, no es pan. Ella (O.) produce agua (sentimiento), tiene muchas posturas; pero no hay pan que se obtenga solamente de agua; nuevamente esto no vale nada: el mar está lleno de agua. L. tiene mucho fuego, pero no tiene harina ni agua; de nuevo esto no vale nada. Si se pudiera juntarlos, el resultado sería 30; un individuo. Como son, son solamente pedazos de carne, pero los tres juntos darían 30 como manifestación. ¿Podría ella decir "yo"? Es "nosotros", no "yo". Ella produce agua, sin embargo dice "yo". Cada una de estas tres máquinas es como sí fuera un hombre. Y los tres encajan uno en el otro. El hombre está constituido por tres hombres; cada uno tiene un carácter diferente, una naturaleza diferente, y sufre de falta de correspondencia con los demás.
Nuestra meta debe ser organizarlos, para hacerlos corresponder entre sí. Pero antes de empezar a organizarlos y antes de pensar en una manifestación que valga, hagamos una pausa para ver conscientemente que estas tres máquinas nuestras están realmente en desacuerdo una con la otra. No se conocen. No solamente no se escuchan una a otra sino que si una de ellas le ruega intensamente a la otra hacer algo y sabe cómo debería hacerse, ésta sin embargo o no puede o no quiere hacerlo.
Como ya es tarde, tenemos que dejar el resto para otra ocasión. ¡Para ese entonces quizás ustedes hayan aprendido a hacer!

GURDJIEFF


Respuesta  Mensaje 4 de 9 en el tema 
De: Yvars Enviado: 15/05/2014 04:47
Caramba!
 
El Trabajo dice que la esencia es lo que es verdad en nosotros. La esencia es lo único que  puede llevarnos al yo real. Es immortal, excepto por la mentira, lo opuesto a la verdad. También muere por la mentira imbecil, la que querer decir lo que no se sabe. Dice el sufí: quien repite lo que no sabe no es mejor que un burro cargado de libros
 
Abrazos fraternales

Respuesta  Mensaje 5 de 9 en el tema 
De: Sakya Enviado: 23/05/2014 15:27
Hola M´ery. Excelente lo que nos compartes y muchas gracias por el enlace. Está buenísimo.
 
Sakya

Respuesta  Mensaje 6 de 9 en el tema 
De: Buscadordelcamino Enviado: 25/05/2014 01:16

La palabra esencia proviene del latín essentia que a su vez proviene del infinitivo del verbo latino esse, ser = existir, cuyo participio ens es el ente como ser que existe.


Essentia en la filosofía tradicional se ha interpretado como sustancia, con un doble sentido:
Sustancia primera es el individuo que muestra que es: que existe y muestra su existencia.
Sustancia segunda es la clase lógica que enuncia mediante un discurso lo que es: el atributo de la sustancia primera que muestra su identidad permanente.

En general, y especialmente desde Aristóteles, se considera que la esencia remite al "ser esto o aquello" de una cosa, es decir, no a que una cosa es, sino a "lo que es" esa cosa. En este caso se habla de la esencia como de algo real.

http://es.wikipedia.org/wiki/Esencia


Respuesta  Mensaje 7 de 9 en el tema 
De: Buscadordelcamino Enviado: 25/05/2014 01:31

Sr.: Ouspensky


La psicología se interesa particularmente en las mentiras que el hombre dice y piensa sobre sí mismo. Estas mentiras hacen muy difícil el estudio del hombre. El hombre, tal cual es, no es un artículo auténtico. Es la imitación de algo, y hasta una muy mala imitación.


Imagínense a un científico de un remoto pla¬neta que reciba de la tierra muestras de flores arti¬ficiales, sin saber nada de las flores verdaderas. Le será extremadamente difícil el definirlas  explicar su forma, su color, el material del que están hechas, es decir, alambre, algodón, y papel colo¬reado  y el clasificarlas en cualquier forma.


La psicología se encuentra en una posición muy similar en relación con el hombre. Tiene que estudiar a un hombre artificial, sin conocer al hombre real.
Ciertamente, no es fácil estudiar a un ser como el hombre, cuando él mismo no sabe lo que es real ni lo que es imaginario en él. Por esta razón la psicología tiene que comenzar por separar lo que es real de lo que es imaginario en el hombre.


Es imposible estudiar al hombre como un todo, porque el hombre está dividido en dos partes: una que, en algunos casos, puede ser casi toda real, y la otra parte que, en algunos casos, puede ser casi totalmente imaginaria. En la mayoría de los hombres corrientes estas dos partes están entremezcladas, y no se pueden distinguir fácilmente, aunque ambas estén allí, y ambas tengan su pro¬pio significado y efecto.


En el sistema que estamos estudiando, estas dos partes son llamadas esencia y personalidad.

 

La esencia es lo innato en el hombre.

La personalidad es lo adquirido. La esencia es lo que le es propio. La personalidad es lo que no le pertenece. La esencia no se puede perder, no se le puede cambiar o dañar tan fácilmente como a la personalidad. La personalidad puede ser cambiada casi completamente con el cambio de las circunstancias; se puede perder o dañar fácilmente.
Si trato de describir lo que es la esencia, debo decir, ante todo, que es la base de la constitución física y mental del hombre. Por ejemplo, un hom¬bre es por naturaleza lo que se llama un buen ma¬rinero, otro no lo es; uno tiene oído musical, otro no lo tiene; uno tiene capacidad para idiomas, otro no. Esta es la esencia.

La personalidad es todo lo que se ha aprendido de una u otra manera; en lenguaje ordinario, "consciente" o "inconscientemente". En la mayoría de los casos "inconscientemente" significa por imitación, lo que, en efecto, desempeña un papel muy importante en el desarrollo de la personalidad. Aun en las funciones instintivas, las que na-turalmente deberían estar libres de personalidad, hay generalmente muchos así llamados "gustos adquiridos", es decir toda clase de gustos y aver¬siones artificiales, todos adquiridos por imitación e imaginación. Estos gustos y aversiones artificiales desempeñan un papel muy importante y desastroso en la vida del hombre. Por naturaleza, al hombre le debería gustar lo que es bueno para él y tener aversión a lo que es malo para él. Pero esto es así sólo mientras la esencia domina a la personalidad, como debería hacerlo; en otras palabras, cuando un hombre es sano y normal. Cuando la personalidad comienza a dominar a la esencia, y cuando el hombre se vuelve menos sano, comien¬za a gustarle lo que es malo para él y a disgustarle lo que le es bueno.

Esto está relacionado con la causa principal de lo que puede estar mal en las relaciones mutuas entre la esencia y la personalidad.
Normalmente, la esencia debe dominar a la personalidad. En ese caso la personalidad puede ser verdaderamente útil. Pero si la personalidad domina a la esencia, esto acarrea pésimos resultados.

Se debe comprender que la personalidad es también necesaria para el hombre; no podemos vivir sin la personalidad y sólo con la esencia. Pero la esencia y la personalidad deben crecer paralelamente, y la una no debe desarrollarse más que la otra.

Entre personas sin cultura pueden ocurrir casos en que la esencia se desarrolla más que la personalidad. Los así llamados hombres simples pueden ser muy buenos, y aun hasta hábiles, pero son incapaces de desarrollarse de la misma mane¬ra que otros con personalidad más desarrollada.

Entre la gente más culta, a menudo se encuentran casos en que la personalidad está más desarrollada que la esencia y en tales casos la esencia permanece en un estado a medio crecer o a medio desarrollo.

Esto significa que con un rápido y temprano desarrollo de la personalidad, el crecimiento de la esencia prácticamente se puede detener en una muy temprana edad y vemos como resultado a hombres y mujeres de apariencia adulta, pero cuya esencia permanece en la edad de diez o doce años.

En la vida moderna hay muchas condiciones que favorecen enormemente este subdesarrollo de la esencia. Por ejemplo, la afición por el deporte, especialmente por la competencia deportiva, puede detener muy efectivamente el desarrollo de la esencia y algunas veces a tan temprana edad que ya nunca se puede recuperar totalmente.

Esto nos muestra que no se puede considerar a la esencia como conectada solamente con la constitución física, en el sentido simple de esta idea. Con el fin de explicar más claramente lo que quiere decir la esencia, debo regresar una vez más al estudio de las funciones.

En la última conferencia dije que el estudio del hombre comienza con el estudio de cuatro funciones: intelectual, emocional, motriz e instintiva. Según la psicología ordinaria y según el pensamiento ordinario, sabemos que las funciones intelectuales, pensamientos, etc., son controlados o producidos por cierto centro que le llamamos "mente" o "intelecto" o "cerebro". Y esto es muy justo. Sin embargo, para ser totalmente justos, tenemos que comprender que cada una de las otras funciones son también controladas por su propia mente o centro. Por lo tanto, desde el punto de vista de esta enseñanza, hay cuatro mentes o centros que controlan nuestras acciones ordinarias: mente o centro intelectual, centro emocional, centro motor y centro instintivo. En lo sucesivo, al referirnos a ellos, los llamaremos siempre centros. Cada centro es totalmente independiente de los demás, tiene su propia esfera de acción, sus pro¬pios poderes y sus propias formas de desarrollo.


Los centros, es decir, su estructura, sus capacidades, sus lados fuertes, y sus defectos le pertenecen a la esencia. Su contenido, es decir, todo lo que cada centro adquiere, le pertenece a la personalidad. Más adelante explicaremos el contenido de los centros.
Como ya lo he dicho, la personalidad es tan necesaria para el desarrollo del hombre como lo es la esencia, sólo que tiene que estar en el sitio que le corresponde. Esto es casi imposible, porque la personalidad está llena de ideas equivocadas sobre sí misma. No quiere ocupar el sitio que le corresponde, porque el sitio que le corresponde es secundario y subordinado; y no quiere conocer la verdad sobre sí misma, porque conocerla querrá decir abandonar su falsa posición dominante, y ocupar la posición inferior que en realidad le pertenece.


El estado actual de falta de armonía del hom¬bre está determinado por las equivocadas posiciones relativas de la esencia y de la personalidad. Y el único camino para salir de este estado de desarmonía es el conocimiento de sí mismo.


Conocerse a sí mismo... Este fue el primer principio y la primera demanda de las antiguas escuelas……


-PSICOLOGIA-DE-LA-POSIBLE-EVOLUCION-DEL-HOMBRE-P.-D.-Ouspensky

 


Respuesta  Mensaje 8 de 9 en el tema 
De: Buscadordelcamino Enviado: 25/05/2014 01:39

Sr.: Ouspensky


En la Tierra hay posibilidad de desarrollo: podemos desarrollar en nosotros ciertas partes.  Como individuos, nos llegan poquísimas influencias planetarias. Por lo general, las  influencias planetarias sólo las sienten las personas en masas; de manera que éstas son  responsables de las guerras, revoluciones y cosas por el estilo. Un hombre individual está muy  poco bajo las influencias planetarias, porque la parte que puede ser afectada por ellas no está  desarrollada. Esta parte no desarrollada es la esencia.

 

Hasta cierto punto, el hombre está bajo la influencia del Sol, y puede estar bajo influencias  muy superiores si desarrolla centros superiores y se conecta con estos. De modo que el  desarrollo significa pasar de una clase a otra clase de influencias. En la actualidad, estamos  más particularmente bajo la influencia de la Luna. Tenemos que volvernos cada vez más  conscientes para llegar a estar bajo las influencias superiores.
 
P. ¿De qué modo estamos bajo la influencia de la Luna?
R. La Luna desempeña un papel importantísimo en nuestra vida, o más bien en la vida.

Cuarto Camino - P.-D.-Ouspensky

 


 


Respuesta  Mensaje 9 de 9 en el tema 
De: Buscadordelcamino Enviado: 25/05/2014 01:55

Sr.: George I. Gurdjieff.


“Así es el hombre promedio ordinario: un esclavo inconsciente, enteramente al servicio de designios de orden universal que nada tienen que ver con su individualidad”.

“Puede permanecer toda su vida tal como nació y tal como ha sido formado, bajo la acción de influencias de todas clases que finalmente han determinado las condiciones de su existencia y, como tal, después de la muerte, ser destruido para siempre”.

“Y aunque éste sea el destino general de toda vida, la Gran Naturaleza le ha dado, sin embargo, a ciertas formas de vida -al hombre en este caso-, la posibilidad de no ser simplemente un instrumento ciego al servicio de los designios objetivos del Todo Universal; ella le ha dado los medios, mientras la sirve y actualiza conscientemente lo que le ha sido predestinado, para producir más de lo que le es demandado y para utilizar este excedente para su ‘egoísmo’, es decir, para la determinación y la manifestación de su propia individualidad”.

“También esta posibilidad le ha sido dada para servir a la meta común, pues el equilibrio mismo de estas leyes objetivas, requiere de tales vidas independientes con estructura autónoma, relativamente liberadas y, en particular, de la especie humana”.

“A este respecto, considero mi deber moral agregar aquí y aun subrayar que, si bien la liberación es posible para el hombre, la oportunidad de alcanzarla no le es dada a todos”. “Pueden oponérsele muchas razones que, en la mayoría de los casos, no dependen ni de nosotros personalmente, ni de las grandes leyes cósmicas, sino solamente de las diversas condiciones accidentales de nuestra venida al mundo y de nuestra formación, entre las cuales las principales son, desde luego, la herencia y las circunstancias en las cuales se efectuó el proceso de nuestra ‘edad preparatoria’. Esas condiciones incontrolables pueden bastar para hacer imposible esta liberación…”

…Es  necesario conocer la comparación que allí había hecho entre la vida de la humanidad, tomada como un todo, y el curso de un gran río que -en un punto correspondiente, de acuerdo a mi definición, en el momento en que el hombre llega a la edad responsable, es decir, a la edad en que se determina de manera precisa si ha llegado o no a adquirir los datos requeridos para la posesión de su propio “Yo- se bifurca en dos corrientes, una de las cuales se vierte en el océano sin límites, con la posibilidad de un movimiento ulterior de evolucióny la otra, en los abismos subterráneos, a fin de proseguir allí un movimiento de orden involutivo y esta vez sólo para las necesidades de la naturaleza.

“Para nosotros, hombres contemporáneos, el peor mal estriba en que, debido a diversas condiciones de nuestra vida ordinaria y, sobre todo, debido a nuestra anormal ‘educación‘, sólo poseemos, en la edad responsable, presencias correspondientes a la corriente del río de la vida destinada a perderse en los abismos subterráneos y caemos en esta corriente. De allí en adelante nos arrastra donde quiere, como quiere y nosotros, sin reflexionar en las consecuencias, permanecemos pasivos, dejándonos llevar como los restos de un naufragio, a la deriva”.

“Mientras permanezcamos pasivos, no sólo nos veremos constreñidos a no ser más que instrumentos al servicio de las ‘creaciones involutivas‘ de la Naturaleza, sino que tendremos que sometemos como esclavos, por el resto de nuestras vidas, al capricho de todo tipo de sucesos ciegos”.

“Puesto que la mayoría de ustedes ya ha cruzado el umbral de la edad responsable y reconoce con toda sinceridad que todavía no ha adquirido su propio ‘Yo Real‘; y puesto que ustedes se dan cuenta, por otra parte, según lo esencial de lo que acabo de decir, de que las perspectivas que les esperan no tienen nada de particularmente agradable, entonces, para que ustedes – justamente ustedes, que han tomado conciencia de esto- no se ‘descorazonen’ y no caigan en el ‘pesimismo’ tan difundido en la vida anormal de hoy en día, les diré, con toda franqueza, sin reserva alguna, apoyándome en convicciones establecidas durante largos años de estudios, las que han sido reforzadas por múltiples experimentos conducidos de manera excepcional – experimentos sobre cuyos resultados he basado el ‘Instituto para el Desarrollo Armónico del Hombre’-, que aún para ustedes, no todo está perdido todavía”.

“En efecto, los estudios y experimentos de los que acabo de hablar me han demostrado, claramente y de manera definitiva, que nuestra Madre Naturaleza, en su vigilancia infinita, ha previsto que los seres tengan la posibilidad de adquirir el núcleo de su esencia, es decir, su propio ‘Yo’, aun después de haber alcanzado la edad responsable“.
 

“Esta previsión de la equitativa Naturaleza consiste para nosotros, en este caso, en que, después de haber alcanzado el grado de desarrollo correspondiente a una vida responsable, nos ha sido dada la posibilidad, por nuestra propia intención y mediante ciertas experiencias interiores y ciertas condiciones exteriores, de cristalizar, en nuestra presencia general, datos para la adquisición del núcleo de nuestra esencia; por supuesto, que al precio de esfuerzos mucho mayores que durante la edad preparatoria. El proceso de formación intencional de esos datos en nuestra presencia está condicionado por la dificultad de cruzar de una a otra de las corrientes del río de la vida”.

“Es interesante hacer resaltar que la expresión, ‘primera liberación del hombre’, usada a menudo por nuestros contemporáneos, por supuesto que de manera totalmente automática, sin ninguna comprensión de su sentido oculto, expresa precisamente, de acuerdo con la interpretación que le dan los iniciados de una escuela existente en la actualidad en el Asia Central, el sentido de la imagen que yo he dado en mis escritos de la posibilidad que tiene cada gota de agua del río primordial de la vida, de pasar de la corriente destinada a perderse en los abismos subterráneos a la que se vierte en los vastos espacios del océano sin límites”.

“Aunque la Gran Naturaleza le haya dado la posibilidad de este paso al hombre que, habiendo alcanzado su edad responsable, ya ha entrado en la corriente de los abismos subterráneos, yo debo advertirles, a fin de no suscitar en ustedes ilusiones vanas: el pasar de una corriente a otra no es tan fácil -no es querer pasar y ya está-”.

“Para esto es indispensable, manteniendo sin cesar un estado de conciencia activa, obtener ante todo en sí mismo, al precio de una perseverancia a toda prueba, la cristalización intencional de datos capaces de engendrar un impulso inextinguible del deseo de este paso”.

“Luego vendrá, para el hombre, una movilización de todas sus fuerzas interiores con miras a una lucha tenaz contra las anomalías flagrantes ancladas en su individualidad y perceptibles aun por su sentido común, es decir, con miras a una lucha contra los hábitos arraigados en él, que considera indignos de él durante los períodos en que está más tranquilo y que contribuyen a la aparición de nuestro Dios maléfico interior, al sostenimiento y al refuerzo de su fuerza y de su poder, siempre y en todo; ‘Dios maléfico’ cuya presencia crea las condiciones ideales, sobre todo entre los hombres contemporáneos, para gozar de un estado de ‘paz imperturbable”.

Suplemento 1era parte: George I. Gurdjieff.

 


 



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