Luis Fernando,
La pregunta que planteas es una pregunta que probablemente seguirás
cuestionándote por mucho tiempo. Por lo menos en mi experiencia
personal, es una pregunta que constantemente me planteo: ¿Qué tipo de
esfuerzo se requiere de mí?
En un sitting, o en condiciones especiales de Trabajo, me doy cuenta de
mi estado habitual, de mi letargo, la pasividad de mi mente. Veo como el
sueño de mis asociaciones me arrastra. Y me doy cuenta que para iniciar
y sostener ese movimiento interior de regreso a mi mismo, es necesario
un cierto tipo de esfuerzo, un tipo de atención distinta al que estoy
habituado. En ocasiones anteriores he experimendo ese otro "estado
interior" en el que la atención se hace más específica y más amplia al
mismo tiempo. Una Atención, como una fuerza, viene sobre mí, me abarca
por completo. Mi primer maestro solía decir que era como ponerse bajo
una cascada. Y mi error común consiste, en que al recordar esas otras
experiencias intento provocar ese estado. Me siento capáz de crearlo,
como si dependiera de mí. Y mi esfuerzo es así, con tensión, como el
cerrar de un puño.
Pero inevitablemente me doy cuenta de lo estéril de este tipo de
esfuerzo. Esa Atención que viene sobre mí, esa fuerza que me permite
percibir el movimiento de una energía más fina en mi interior, no me
pertenece. Esa Atención no es mía, pero puedo participar de ella.
La postura que se requiere de mi cuerpo me ayuda a entender algo de este
tipo de esfuerzo interior. Para mantener esa verticalidad de mi
columna, es necesario un cierto esfuerzo, una cierta cantidad de tensión
muscular. ¿Pero cuánto esfuerzo es necesario realmente para mantener
esa verticalidad? Normalmente mucho menos del que yo imagino.
Esa verticalidad de mi columna es un reflejo de una verticalidad
interior, de una alineación interna en la que mis centros están en
contacto uno con el otro. Esta verticalidad interior y exterior, esta
alineación, permite una apertura, una permeabilidad en la que me es
posible colocarme bajo la influencia de otra energía que desciende sobre
mí, que tiene un movimiento vertical. Y al estar en contacto con este
movimiento interior, mi estado cambia, soy distinto. Entro en contacto
con algo más real en mí.
Lo importante aquí, no es ese estado especial, no son los "resultados."
Lo importante es el proceso, el gesto interior, el ajuste necesario para
permitir esa apertura. Y la pregunta de nuevo surge inevitable ¿Qué
tipo de esfuerzo se requiere de mi?
Como todas las preguntas importantes en el Trabajo, lo importante no es
la respuesta, sino la pregunta en sí. Tiendo a buscar la respuesta
inmediata a todas mis preguntas; no puedo evitarlo, ese es mi
condicionamiento. Pero las respuestas sólo satisfacen al aparato
formatorio. Me es necesario colocarme frente a la pregunta, y permanecer
frente a ella. Dejar que me toque, que me inquiete incluso, que me
penetre. Me dirás, ¿y cómo permanezco frente a la pregunta? ¿qué tipo de
esfuerzo se requiere de mí?
Jaime
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