Hola Luis
Gracias por la contribución. El texto de Nott apunta a lo que muchas
veces se pasa por alto en el trabajo: el contacto entre los tres
centros, su acción conjunta. ¿Cómo empiezo? Aquí el trabajo con la
sensación es imprescindible. La emoción es mas volátil. Comienzo pues
con el cuerpo, notando la sensación del cuerpo físico, mi peso, mi
postura. He de permitir que mi cuerpo se relaje, se asiente. Asumo una
postura sin tensiones, la espalda erecta, permitiendo el libre
movimiento de la respiración. En este estado de quietud, mi cuerpo se
siente a si mismo, se percibe. Tengo la sensación orgánica de la
realidad física de mi ser, aquí, ahora. Es como si la presencia de mi
cuerpo surge de repente en la textura de la realidad. La sensación del
cuerpo es mi ancla.
¿Qué es este deseo del que habla Nott? Es el deseo de Ser. No hay
palabras para explicarlo. Es una actividad de mi centro emocional. La
percibo en el plexo solar, me inunda por completo. El deseo de Ser es mi
dirección, mi punta de lanza. Esta experiencia de esta emoción y esta
sensación sucediendo al mismo tiempo, dos centros haciendo contacto,
alineados en el mismo eje. Un contacto interior empieza a tomar sitio.
¿Cuál es entonces el papel de mi mente? Me doy cuenta que para
mantenerme en este estado necesito de una atención que sea capaz de
mantener este contacto. Una atención capaz de seguir este proceso,
vigilarlo, cultivarlo. No es cuestión de prestar atención. He de Ser
atento. Y es aquí donde me doy cuenta patente de mi debilidad, mi falta
de atención. Casi sin darme cuenta mi mente se dispara en asociaciones,
quizá acerca del trabajo mismo. Pero esta sensación del cuerpo, este
deseo de Ser, no desaparecen por completo. Son como una corriente
interna a la que puedo regresar, que me permite recordar. Intento
entonces integrar mi atención a este eje interior. MIs centros se tocan.
Pero esto es sólo el comienzo del proceso. Veo como este estado interior
es fragil, delicado. Veo con mas claridad como mi atención es
fácilmente arrobada por cualquier distracción. Siento estas dos
direcciones en mi interior. Esta fuerza ascendente en mi, que desea
responder al llamado de algo mas alto. Y esta otra fuerza que desciende,
que me arrastra de nuevo al sueño. Y hay ocasiones, en que si tengo el
valor para mantenerme frente a mi mismo, de no evadir esta fricción
interna, de saborear profundamente mi contradicción, otra fuerza viene
sobre mi, un tipo de atención distinta se hace disponible. Una atención
que incluye estas dos direcciones en mi. Entonces me recuerdo, y soy
recordado. Me observo, y soy observado. Creo que es lo que llaman un
estado de gracia.
Inevitablemente este estado desaparece, he de volver a mi vida habitual,
empezar mi dia, hacer frente a mis obligaciones cotidianas. Pero el
sabor de la experiencia permanece en mi, colorea el resto de mi dia. En
ocasiones, puedo convocar por momentos este estado de unión interior. Y
esto hace la lucha de mi vida cotidiana un poco mas llevadera.
Esta es mi práctica cotidiana. Quizá otros en el foro tengan una
práctica similar. O a lo mejor alguno desea intentarla. Temprano en la
mañana, cuando hay menos ruido exterior e interior es el mejor momento.
Quince o veinte minutos al principio. Treinta o cuarenta una vez que la
atención haya desarrollado mas músculo. Puede ser que entonces tengamos
otro tipo de diálogo, no sobre nuestras ideas, creencias o
interpretaciones. Pero un compartir basado en las impresiones de nuestra
vida interior.
Perdón si me he extendido demasiado.
Jaime
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