El cual existe pero no es real, es impermanente, es fruto de la
actividad egoica, es una expresión del yo centrado que se mueve para
proteger al instrumento de manifestación.
Como trasfondo de la ilusión está lo Esencial, que es pura comprensión expresándose detrás de todo acto de conciencia.
O mejor dicho, como impulsos que animan al universo entero. Así, la
conciencia se presenta como energía en su manifestación tiempo-espacio.
Cuando nos reconocemos desde la conciencia, ajenos a las ideologías,
libres de pensamientos, lo que se muestra es como puro silencio, no como
un producto o contenido silencioso, sino un trasfondo de silencio.
Un sagrado silencio que se reconoce como Sí mismo, natural, propio,
familiar, lleno de bienaventuranza o felicidad, que nos pertenece a
todos y a cada uno, nos sigue como la respiración, sin tener que hacer
absolutamente nada. Es Ser manifestado, Ser existiendo.
Muchos
hablan de los cambios, otros disparan de chincol a jote, incluso de
izquierda a derecha, aunque se camina de frente y la mente se retrasa.
Tras la búsqueda del cielo algunos encuentran el infierno, obnubilados y
con anhelo por conseguir lo que quieren solo reciben desilusiones, se
abarrotan de estudios para el disfrute de otros, no paran de sembrar
para que otros cosechen.
De los momentos de placer solo recogen amarguras. Y el tú y el yo sentados en el borde de un precipicio, aparentemente dos.
Pero siendo Si mismo y yo-ego, atrapados, sin ver los ríos de agua de
vida que fluyen del corazón, belleza del jardín, canto de aves extrañas,
estrellas de raro color, se muestran y la lógica no logra comprender.
La verdadera naturaleza de Si mismo, nada menos que esto es lo que se ha de presenciar.
R.Malak