Suave y con gran ingenuidad ¡Oh!, visión extraña. Llegas a mí y entras con tu fresca emanación.
El refugio del tiempo está cubierto y la mente no lo detecta, pero el corazón advierte un aroma que poda las precisiones.
Llega con la bruma, la lluvia y el viento, va subiendo por las
estructuras y barre los esquemas, sin dejar nada. ¿Quién sabrá de la
delicadeza?
Veo como una pantalla que pasa como un espectáculo que pasa.
Edificas armaduras, como pueblos que llenan los espacios tristes y no entendidos.
La grandeza termina con el cristal, y la herencia de armonía y gracia se une a la brisa que penetra mi expresión.
Suavemente y con gran ingenuidad se eleva sobre la semilla que cubre
los instantes, ardiendo, en vez de humedecer todos los espacios,
llenando de ilusiones nuevas.
¿Qué encuentro en las arenas del
olvido? Mis letras profundizan con afán, dejando abierta la huella, como
una visión extraña que amenaza dulcemente.
La persona común busca en el disfrute, y el estudioso posterga el gozo por un bien mayor.
Aparentemente no se ve diferencia. Una fruta verde separada del árbol y
guardada para que madure, pierde su sabor y su fragancia.
La que queda en el árbol puede crecer hasta su pleno tamaño, color y dulzor.
Unos tienen miedo de la vida y buscan la paz, mientras que otros son aventureros llenos ímpetu, dispuestos a explorar.
Sea como sea, el conocimiento de lo real surge, y la persona se libra del miedo a la vida y a la muerte.
Todo lo que existe en este mundo de formas es solo el Sí mismo, lo demás es solo ilusión.
Los elementos se combinan para componer este mundo, son fantasías que existen.
Este universo es sólo mí mismo. No es ni dividido ni no dividido. Yo soy Sí mismo.
Por mi naturaleza estoy impregnando todo, sin forma como el cielo sin
nubes, inmaculado, Sí mismo de todo. Sin ninguna duda ese es quien yo
soy.
Todos tenemos algún conocimiento de Ser. Negarlo sería negar la existencia misma.
R.Malak.