09 de Enero 2019.
La mente constructora del yo o ego programa nunca tiene suficiente, siempre ambiciona más.
No permanece en paz, siempre inquieta, de ese modo presenta síntomas de
aburrimiento, y busca nuevos estímulos, de más alimento para el
pensamiento.
Ante el estado de aburrimiento se procede a ver televisión, leer una revista, hacer llamadas telefónicas, navegar en Internet.
Ir de compras, de ese modo se lleva a la acción esta sensación de
carencia, incluso el cuerpo la recibe como inquietud y ansiedad y así
procede la necesidad de querer siempre algo más, buscando satisfacer la
inquietud.
La creación del yo por la mente, clasifica lo que
gusta y lo que disgusta, los miedos y deseos, y si presenta tranquilidad
es solo por unos instantes, ya que la fuerza de las semillas del
pasado, como condicionamientos, empuja a que sean resueltas a futuro,
Buscando realización en lo temporal, basado en la ilusión de ser
alguien que se mueve en el tiempo y el espacio, como la ola que aparece y
desaparece en la superficie el océano.
Agarraté firmemente al árbol de la obediencia de tu vida si de verdad quieres una vida de auténtica manifestación de lo Divino.
La verdadera vida espiritual significa llevar a lo Esencial dentro del corazón.
Cuando vas a la oficina, cuando vas al supermercado, puedes llevar al lo Divino dentro de tu corazón y de tu mente.
En cada momento puedes intentar manifestar a lo Supremo. El trabajo por sí mismo no demuestra nada.
El trabajo por la humanidad demuestra algo siempre apreciable.
El trabajo por lo Esencial es algo siempre adorable, y también provechoso.
Si vistes la unicidad de tu corazón, Lo Esencial informará al mundo de que tú eres su instrumento preferido.
Puedes manifestar al Supremo en muchas actividades diferentes, pero has de someterte a su Voluntad.
Lo Esencial quiere que tú, igual que yo, Le manifestemos mediante una vida de acción.
Cada vez que tienes un pensamiento, ¿lo estás ofreciendo al Supremo?
Si la respuesta es afirmativa, estás haciendo lo correcto.
Ya sea un pensamiento malo, no divino o un pensamiento bueno, divino,
si puedes ofrecérselo al Supremo, estás haciendo lo correcto.
Cuando mi oración es una acción, mi vida terrenal de división y
separación desaparece y mi vida celestial de multiplicación de la
unicidad aparece.
R.Malak.