pues si bien recuerda al sonido usado para asustar a alguien,
en realidad sus reducidas dimensiones apenas permiten creer
que algo tan pequeño pueda caminar sin necesitar pilas.
"Sin embargo, se mueve", diría Galileo, aunque en realidad son las palabras de su dueña,
Lana Elswick, de Kentucky, quien recibió el certificado que
la convierte en la dueña del perro más pequeño del mundo.
De acuerdo a la información publicada por el diario inglés The Independent,
el título honra los enormes esfuerzos realizados por Lana para mantener con vida este "suspirito canino",
por cuya pequeña boca entraba sólo comida a través de un diminuto cuentagotas.
"Boo Boo" destronó a "Ducky", otro chihuahua, posesor del anterior registro,
cuyo nombre habla a las claras de sus dimensiones de "mascota llavero": 13 centímetros.