Mi Señor, te doy gracias por ese amor que me brindas cada día que me conduce por caminos de de paz reparando mis fuerzas y haciéndome sentir que con tu compañía todo lo puedo vencer.
Eres el alimento que necesito para atravesar los momentos de sequías que se me presenten en mi caminar. De ti saco la fuerza para continuar y luchar por mi salvación.
Enséñame a amar como Tú amas, a perdonar como Tú perdonas, a hacer lo que Tú haces y a obrar como Tú obras. Libérame de mis propios miedos que no me dejan amarte a plenitud.
Sólo en Ti, Pan de vida, encontraré consuelo y bienestar, sólo en Ti podré sanar mis heridas y caminar seguro (a) por las sendas que me tienes preparadas. Confío en tu amor hacia mí, en toda tu providencia y en tu Pan de vida eterna que renueva mis fuerzas y da tranquilidad a mi vida. Amén