Nos importó tan poco lo "cuerdo" del momento, cual cita inexorable, cual agujero en tiempo, y detuvimos todo, incluso nuestro aliento para volvernos locos en medio del silencio...
Te desnudé con besos aquel pudor que en vano detuvo un sólo instante las íntimas caricias, sonreíste más tajante, apartabas mi mano... mas emprendí hacia al norte, debajo, en tu camisa.
Y en lo que te conozco jamás has sido fría... y aquel "que no querías" tan sólo era un pretexto para dejar de un lado aquello que sentías desviando con astucia lo que concierne al sexo.
Y en lo que me conoces cuando juntos estamos un mundo compartimos aún más allá del sexo dejando a las neuronas aparte del contexto y el corazón que libre nos diga a dónde vamos.
Por eso aquella tarde grabada en la memoria, de atiborradas ganas rondando nuestro lecho, inexorablemente, antes de haberlo hecho, estabas condenada... a sentirte en la gloria.

|