Refresco mi mente y corazón con la belleza de aquellos versos donde enajenada eres mío, letras preciosas que me llenan con sutileza, paisajes del cantoral de tu alma en albedrío.
Pasa el aluvión por encima de mi cabeza y sólo deja vestigios del suave rocío, mis brazos cual hojas de olivo Dios endereza y castiga a todo aquel que tiene paso impío.
A veces, no sé bien si eres tú o soy yo a quien veo, entre estas líneas derramadas en pergamino, o es sólo, mi imaginación que va en burbujeo... Tu versar son esas caricias que hacen camino, savia que endulza mi sangre, leal galileo, por ti mi alma ilesa, frente a este cielo azulino… (Maricruz Díaz– Pandorareal)