Superación de la ofensa
"Como cada día mi jefe ni me miraba la cara, y cuando se dirigía a mí no era del modo afable que yo esperaba, todo eso me revolvía por dentro y me dejaba abatido para el resto del día, ¿qué le había hecho yo para que me tratara así?", confiesa Carlos Martínez, empleado de una multinacional. Su caso es más que habitual, no hay minguna razón para que su jefe no lo mire, quizá está muy liado, es tímido. Es decisión de Carlos tomárselo como algo personal y ofenderse. Como apunta Soler, "si reforzamos nuestra mente, la haremos más flexible y comprenderemos que no existe una realidad única". Para fortalecernos ante la ofensa, Mercè Canangla recomienda soltar nuestro ego, nuestro orgullo y narcisismo; elegir no aceptar las agresiones que nos llegan y aprender a dar una salida no agresiva a nuestro caos emocional.
Si la ofensa ya está hecha, también podemos tratar de reparar los destrozos que deja a su paso. Como se preguntan estos psicólogos: "¿Por qué en vez de invertir el tiempo y energía en inventar excusas y en buscar ofensas y ofensores, no lo dedicamos a detectar puntos de mejora, diseñar una realidad mejor y conseguir resultados más positivos?". Por eso nos recomiendan: "Ajustar nuestro sentido de realidad, aprender a vivir en zonas inciertas, estar abiertos y flexibles mentalmente, fomentar nuestro sentido del humor, vacunarnos para aprender a lidiar con las ofensas y revisar las creencias que tenemos".
Para superar los destrozos emocionales de la ofensa, aparte de fomentar el autoconocimiento, automotivación, autocontrol y autoestima, sería conveniente, según estos especialistas, "enfrentarnos con las dificultades y problemas; darnos permiso para equivocarnos; expresar asertivamente lo que pensamos o sentimos; pedir o luchar por lo que realmente queremos y apartarnos de las relaciones dañinas.
Y como la ofensa siempre se acompaña de miedo, apunta Mercè, "no estaría mal que aprendiéramos a nombrarlos y personalizarlos para poderlos controlar".
Buscar estabilidad emocional
"Para vivir con bienestar emocional debemos aligerar nuestro equipaje de ofensas, rencores, dependencia, temas pendientes y lastres que nos pesan y no nos permiten avanzar". Con estas palabras Soler y Conangla nos alientan de nuevo a ver la ofensa como un trampolín que nos proyecte, en vez de un obstáculo que nos hunda. "Al perdonar nos desprendemos de la ofensa y de las emociones caóticas que esta ha generado. Podemos quedarnos solo con el perdón o avanzar hacia la reconciliación, que no solo nos devuelve el equilibrio, sino que nos permite hallar la paz y reemprender la relación dañada".
En definitiva, somos responsables de nuestra felicidad. Como nos recuerdan estos psicólogos, "si buscamos ofensas, las hallaremos. Si buscamos amor, también. Amar es liberar, no retener. Amar es dejar ir, soltar, desprenderse y no acaparar. Amar es integrar, no desintegrar. Amar uno, no separa. En el amor se halla la respuesta, el amor es la respuesta. Siendo tan claro este sendero, conociendo desde hace tanto tiempo que es el mejor camino ¿por qué elegimos senderos destructivos?".
SAIDA S. MAHMUT
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