La Semana Santa
Faustino Villabrille
La Fe sin compromiso no es fe aunque se vista de ropajes, capuchones, películas, imágenes, procesiones, tambores y teatros.
Todos los años vemos a muchas personas participar en las celebraciones de la llamada Semana Santa, sobre todo en procesiones, a las que a veces les damos un gran formato teatral. En cambio participamos menos en las celebraciones que tienen en si una mayor densidad y compromiso, y la deberían tener también en nosotros, y aquí está el problema, porque la fe sin compromiso no es fe, aunque se vista de ropajes, capuchones, imágenes, procesiones, tambores, etc. Lo que le sucedió a Jesús tenemos que traducirlo y aplicarlo a la realidad de nuestro tiempo. Reflexionemos un poco sobre esto:
1.-DOMINGO DE RAMOS:
Me puse a soñar y escribí lo siguiente: La celebración hoy en España de las procesiones del Domingo de Ramos, Viernes y Sábado Santo tendrían que ser una manifestación encabezada por todos los Obispos, curas, religiosos, religiosas y seglares cristianos de nuestro país contra la corrupción, los desahucios, las privatizaciones y los recortes en sanidad, educación, servicios sociales, etc. Contra los paraísos fiscales, contra los pelotazos urbanísticos, contra los enriquecimientos de unos pocos a costa de todos los demás, contra los engaños de los Bancos en las preferentes y en las subordinadas, contra los políticos y empresarios corruptos y corruptores, y a favor de la ciudadanía, del trabajo, del ahorro responsable, de la honestidasd ética y política, de la democracia no solo política sino económica, de los servicios públicos para todos. Pero como estaba soñando me desperté y vi que en España el Domingo de Ramos, el Viernes, y Sábado Santo, no eran nada de eso.
Jesús recibe un homenaje popular de gente que lo aclama, pero no de todos. Lo recibe de los pobres en quienes despertó la esperanza, de los muchos enfermos que curó, de los hambrientos a quienes dio de comer. Pero a este homenaje se oponían furiosos todos aquellos a los que Jesús había denunciado: los fariseos, los sumos sacerdotes, los letrados. Eran todos aquellos que vivían a costa de los demás, que se atreven a decirle a Jesús: “mándales callar”. ¿A quiénes debemos denunciar hoy? ¿Quiénes son y dónde están? Ya lo dijimos muchas veces: hoy están en los Bancos, en las Multinacionales (que solo tributan el 10 % de sus beneficios, y en algunos países solo al 1 o a nada, y si en España gestionan sus ingresos a través de la SICAV, solo el 1 %), en el BM, en el FMI, en la OMC. Están los políticos corruptos. Están los corruptores. Están los ricos de los países ricos y los ricos de los países pobres, que confabulados con las multinacionales, despojan de sus bienes y de sus tierras a los pobres campesinos, como está pasando en muchos países de Africa y América.