Rayos de la Rosacruz
Revista de Luz Mística
Vol 3 , nro 1
Oceanside, Mayo de 1915
Una Charla en la Capela
Por Max Heindel
Esta tarde tomaremos la brújula como objeto de meditación, pues contiene una lección de suprema importancia para nuestra carrera espiritual, lección que a cada sincero seguidor de la Luz Mística le corresponde asumir con sinceridad y devoción en su corazón.
La brújula está compuesta de un metal que tiene una afinidad inherente con el imán, es decir, el acero, y mientras que otros metales permanecen indiferentes a su influencia , cuando el acero es tocado por el imán, su naturaleza toda cambia y queda viva, como si estuviera imbuida de una nueva fuerza que podemos describir como un constante anhelo que perdura después del contacto con el imán.
Las agujas elaboradas con otros metales y aun el acero sin magnetizar pueden ser colocados en el pivote y ahí se quedarán en su posición inerte y pasivas ante cualquier fuerza externa que se les aplique.
Pero la brújula que ha sido contactada por el imán, se resiste, y no importa que tan frecuentemente o que tan bruscamente la separemos de su posición magnética, tan pronto desaparece la presión ejercida contra ella, instantaneamente se devuelve y apunta nuevamente hacia su polo magnético.
Observamos un fenómeno similar en la vida del Cristiano; que una vez que ha sentido, completamente , el amor del Padre, se convierte en un hombre distinto.
Sobre el pueden ser ejercidas fuerzas de diferentes maneras con el fin de distraer su atención, pero aun así, cada partícula de su ser anhela a Dios y siempre se dirige hacia El sin que le afecte el mundo de los hombres indiferentes y sin rumbo. No importa lo que haga en el mundo, (porque es absolutamente indispensable desempeñar algún trabajo en el mundo material), será realizado porque es correcto y es un deber hacerlo, así todo su ser anhele al Padre, cuyo Amor, Ser y Fuerza a atraído a su alma. Para el , "Solo una cosa es necesaria" : el Amor de su Padre, y todo esfuerzo es dirigido a conseguir Su aprobación.
Cuando pasamos de la tierra al cielo; encontramos allí, casi idénticas condiciones. En todas partes , a través del gran firmamento millones y billones de kilómetros, si, el espacio infinito, está lleno de las órbitas danzantes que se mueven a velocidades que pobremente puede comprender la mente humana. Cuando entramos a la Capilla las estrellas se encontraban en cierta posición , aunque durante cada momento que hemos estado aquí ellas han cambiado sus posiciones y lo continúan haciendo con cada tic del reloj. Entre todas estas incontables estrellas que se mueven a tan enorme velocidad, hay una que no cambia, una que siempre ocupa la misma posición: "La Estrella Polar. " No importa en que momento durante de día o de noche, en invierno o verano, al nacer o al morir, que miremos al firmamento, esa estrella particular estará siempre en el mismo lugar, bien sea porque es visible a nuestros ojos o con la ayuda de un telescopio, siempre será encontrada en la misma ubicación que nosotros llamamos "Norte".
Ahora, tomemos en cuenta el fenómeno de la aguja invariable, que siempre apunta a la invariable estrella, y consideremos la conexión entre ellas y la lección que este fenómeno nos enseña a nosotros. La aguja magnética no funciona solamente en tiempos buenos porque no importa si llueve o hace sol, o si hay calma o tormenta, si hay niebla o si hay nubes; en todos los casos la aguja magnética apunta con invariable fidelidad hacia la estrella del Norte, y sobre este gran hecho el marino arriesga el barco y su vida misma, la de su tripulación y la de los pasajeros , aunque la cellisca y la lluvia, la nieve o el granizo golpeen su rostro, casi cegándolo y haciéndole imposible mirar al frente de su nave, y solo cuente con la fiel aguja para saber para donde va, el sabe que nunca se aparta, y que aunque el barco se hunda y encuentre su tumba de agua en el fondo del mar, la fiel aguja permanecerá en la misma posición, apuntando a la cambiante estrella hasta que el último átomo de su ser se haya desintegrado por la corrosión. Gracias a esto el marino confía en esta fiel guía .
La aguja magnética simboliza una devoción invariable, una de las más grandes y más maravillosas lecciones para aquellos que han visto la luz mística y para quienes aspiran al privilegio de guiar a otros que aun no han encontrado el sendero. Comprendamos que para lograr esto el primera y más importante requisito es que nosotros mismos estemos firmemente cimentados y que no seamos afectados por los cambios mundanos que nos rodean. Así sean las nubes del escepticismo, de la duda o de la persecución, que otros nos arrojen, o que pretendan confundirnos en la niebla de otras doctrinas.
Nos compete a nosotros sujetarnos a lo que es bueno, y aunque el precio que haya que pagar sea la vida misma, tenemos que imitar a la fiel aguja, igual que si el barco se hunde y se entierra en su tumba de agua; nosotros tenemos que continuar apuntando a la única meta de todo, "Nuestro Padre Celestial" nunca oscilando ni a la izquierda ni a la derecha, sin importar lo que pase. Igual que la aguja una vez que ha sido tocada por el imán queda impregnada con un anhelo de seguir la invariable estrella, aunque caiga en una tumba de agua, y su anhelo perdure hasta que el último átomo se haya disuelto por la acción de los elementos, así nosotros tenemos que ser, si en verdad estamos anhelando ser guías competentes de otros, continuando con invariable devoción el sendero que hemos escogido, sin mirar ni a la izquierda ni a la derecha, sino clavando nuestros ojos en esa estrella que no cambia, "Nuestro Padre Celestial" en quien no hay cambios ni giros, pues la menor desviación de parte de la aguja magnética será suficiente para que el marino se dirija hacia una roca o se estrelle frente a una playa peligrosa, destruyendo el barco y las vidas y así también si nosotros nos desviamos del camino que hemos escogido seremos piedras de tropiezo para los demás que nos ponen a nosotros de ejemplo y guía, y sus vidas penden sobre nuestras cabezas "porque al que mucho se le da , mucho le será exigido." Nosotros hemos recibido mucho de las enseñanzas de los hermanos Mayores, es decir la luz mística nos ha hecho señas y podemos comprender la gran responsabilidad que tenemos, para que por medio de nuestras vidas y de nuestro ejemplo guiemos fielmente a aquellos buscadores con quienes nos ponemos en contacto, al cielo del descanso y del refugio.