«No olvidéis nunca que sólo hay una aventura más satisfactoria y emocionante que la tentativa de descubrir la voluntad del Dios vivo, y es la experiencia suprema de intentar hacer honradamente esa voluntad divina.»
El Libro de Urantia, Pág.1732
Toda la perfección consiste en hacer la voluntad de Dios, pero la pregunta del millón es ¿cómo saber cual es ella? Ahora esta cita nos da la respuesta adecuada, porque lo único que se nos pide es buscarla con sinceridad y honradez, y para conseguirlo debemos dialogar con nuestro Padre y cerquita de él darnos el tiempo y la paz suficiente para analizar que es lo mejor no sólo para nuestros intereses, sino especialmente para nuestro prójimo.
La voluntad de Dios, siempre va a contener en sí misma a la verdad, la belleza y la bondad, por tanto todo lo que no reuna estas cualidades no será lo que Dios espera de nosotros, porque "cada vez que intentamos escapar al deber que nos impone la vida diaria, fugándonos hacia remotas tentaciones, nos ponemos al instante en manos de aquellas influencias que no están regidas por los poderes de la verdad ni por las fuerzas de la justicia. Escapar al deber es sacrificar la verdad"1428
Entonces la primera pauta para reconocer la voluntad de Dios es ver cual es nuestro deber diario...porque nada de lo que nos ocurre nos pasa por casualidad, todo tiene una razón de ser y es justo la lección que la Maestra vida necesita enseñarnos...No vale anteponer la supuesta espiritualidad al deber cotidiano, porque el hacerlo la gran mayoría de las veces es el gran escapismo para justificar nuestra flojera, nuestra desidia o cansancio por lo que deberíamos hacer.
Pero lo más importante es que nuestro deseo de hacer la voluntad de Dios sea sincero, porque "si un hombre elige hacer la voluntad divina, conocerá el camino de la verdad." 1118 porque al tener la confianza que un niño tiene en su padre, asegura al hombre el ingreso en el reino, siempre y cuando su fe sea fuerte y confiable, sin auto engaños que no pueden engañar a Dios.
"Hacer la voluntad de Dios, es ni más ni menos que una exhibición de la disposición de la criatura a compartir su vida interior con Dios"1221 por tanto no hay una rendición a la propia volutad, no significa un sacrificio ni tampoco un gesto de resignación ante lo inevitable, sino que es una entrega volitiva que se hace por amor y confianza en el amor de nuestro Padre y que nos permite decir: es mi voluntad que se haga la tuya.
yolanda silva solano