preconcertado y en un estricto código de vida. Era consciente de su propia casta o clase y de las diferencias en la
capacidad intelectual de las castas. Era singularmente presuntuoso por su conocimiento y posición.
El sol se estaba poniendo, y el tren pasaba a través de un hermoso campo. Los ganados regresaban, levantando
un polvillo dorado. Enormes nubes negras se veían en el horizonte, y se otra el lejano retumbar del trueno. ¡Qué
alegría nos depara una verde campiña, y qué deliciosa es esa aldea en la falda de una sinuosa montaña! Se acercaba
la oscuridad. Un gran venado azul estaba pastando en los campos; ni siquiera levantó la cabeza al paso vertiginoso
del tren.
El conocimiento es un relámpago de luz entre dos oscuridades; pero el conocimiento no puede trascender esa
oscuridad. El conocimiento es esencial para la técnica, como lo es el carbón para la locomotora, pero no puede
penetrar en lo desconocido. Lo desconocido no puede ser atrapado en la red de lo conocido. El conocimiento debe
ser apartado para que lo desconocido sea; pero ¡cuán difícil es eso!
Tenemos nuestro ser en el pasado, nuestro pensamiento está fundado sobre el pasado. El pasado es lo
conocido, y la respuesta del pasado siempre oscurece el presente, lo desconocido. Lo desconocido no es el futuro,
sino el presente. El futuro no es más que el pasado que se prolonga a través del incierto presente. Esta brecha este
intervalo, es llenado con la intermitente luz del conocimiento, que encubre el vacío del presente, pero este vacío
contiene el milagro de la vida.
La afición al conocimiento es como cualquier otra afición; ofrece un escape al temor del vacío, de la soledad,
de la frustración, al miedo de no ser nada. La luz del conocimiento es una delicada cubierta bajo la cual yace una
oscuridad que la mente no puede penetrar. La mente se asusta ante este desconocido, y por eso se refugia en cl
conocimiento, en las teorías, en las esperanzas, en la imaginación; y este mismo conocimiento es un impedimento
para la comprensión de lo desconocido. Descartar el conocimiento de percepción que uno tiene, es ser vulnerable á
la tristeza, a la alegría. Pero no es fácil descartar el conocimiento. Ser ignorante no es estar libre del conocimiento.
La ignorancia es la falta de conocimiento propio; y el conocimiento es ignorancia cuando no hay comprensión de
los procesos del “yo”. La comprensión del “yo” es la liberación del conocimiento.
Sólo puede haber liberación del conocimiento cuando es comprendido el proceso de juntar, el motivo de la
acumulación. El deseo de almacenar es el deseo de estar protegido. Seguro. Este deseo de seguridad a través de la
identificación, de la condenación y justificación, es la causa del miedo, que destruye toda comunicación. Cuando
hay comunión, no hay necesidad de acumular. La acumulación es la resistencia del autoencierro, y el conocimiento
vigoriza esta resistencia. El culto del conocimiento es una forma de idolatría, y no disolverá el conflicto y la
miseria de nuestra vida. El manto de conocimiento encubre pero jamás puede liberarnos de nuestra confusión y
dolor siempre en aumento. Los caminos de la mente no conducen a la verdad y a su felicidad. Conocer es negar lo
desconocido.