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ROBERTO RUGGIERO: “El Don de la Vida Eterna” (I).
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De: moriajoan  (Mensaje original) Enviado: 30/08/2009 18:24

 

 

 

 

“El Don de la Vida Eterna” (I).

Conferencia dictada por el Sr. Roberto Ruggiero.
 
            Queridos amigos: En estos momentos, como humanidad, tenemos una opción:
podemos seguir viviendo las condiciones de Piscis, o podemos optar por las condiciones
 nuevas de Acuario. La elección es de cada uno.
            Revisemos un poco las condiciones de Piscis y las de Acuario. Son condiciones
reales; todo el sistema solar ha estado casi dos mil años dentro de un signo zodiacal: Piscis. 
 Y ahora comienza un cambio.
            Aunque todavía falta para que termine su influencia, se acercan las condiciones de
 Acuario. Es una condición de Astronomía, no es cuestión de creencia. Es cuestión de
 movimientos cósmicos, conocidos por quienes se detienen a estudiarlos.
            Falta aún para que el sol entre definitivamente en el signo de Acuario.
Hay muchas opiniones al respecto. Hay quien cree que ya estamos en la época de Acuario y
otros que piensan que falta poco tiempo. En realidad, calculen alrededor
de seiscientos años todavía.
            ¿Qué acontece con Piscis? Primero entiendan la situación. Los signos son colaboradores
del sistema. Un Creador toma la masa de su sistema y lo traslada en una órbita extraordinaria,
desenvolviendo un poder inimaginable para el ser humano. Pero de hecho sucede.
Lo realiza porque recibe la colaboración externa, amiga. Cada signo, de los doce que componen
el Zodíaco, cumple
propósitos para nuestro sistema. (El Zodíaco tiene una extensión inimaginable; el sistema
solar demora 25.868 años en cubrirlo).
            Remontémonos al principio de la época cristiana; es cuando se acercó todo
el sistema a Piscis. Como ya hemos dicho, en alguna oportunidad, Piscis tiene
 posibilidades gloriosas, enormes. Parece que tuviera concentrado todo lo más celestial y elevado.
Pero ¿ qué acontece para nuestra Tierra? Que estando la humanidad en una etapa
 todavía joven, no sabe responder a los aspectos superiores. Responde a aspectos
 contrarios. Piscis representó en estos dos mil años los sufrimientos que
son conocidos por todos, con una finalidad. Si hubo derramamiento de sangre,
si hubo dolor, tuvieron una finalidad específica, concreta: despertar a la humanidad a
 otras actitudes, a otros principios; su acción fue eminentemente purificadora y continúa
 siéndolo. Pero con una meta constructiva, superior, con una meta de liberar a la humanidad,
 concreta y terminante.
            Estamos refiriéndonos a hechos profundos; el que conoce y los usa para bien,
se beneficia más. Quien no conoce, igual recibe el impacto de las leyes espirituales,
que llegarán a él con la finalidad de ayudarle.
 El conocimiento espiritual quiere adelantarse a explicar, para que cada uno se ayude mejor.
            Si el Cristo inauguró la nueva era de Piscis, como lo hizo, fue para colaborar;
 lo hizo trayendo nuevos principios para que la humanidad, una vez que entendiera y se adaptara,
comenzara a cumplir su verdadera finalidad, que hoy  no se cumple y no se entiende
debidamente todavía. Todos los trastornos, los malentendidos, las diferencias, son
porque el ser humano no se encontró a sí mismo. Puede pensarse que es contradictorio,
frente a una actividad material tan extraordinaria, tan exuberante, con adelantos
científicos que sorprenden, pero no se saben aprovechar esos adelantos en el verdadero
sentido. La Ciencia en su mayor expresión ¿no es aplicada en muchos casos para la destrucción?
Eso no es adelanto, no es entender finalidades. Eso es seguir bajo la influencia de
Piscis, que va a ocasionar o va a seguir ocasionando problemas, hasta que estos
problemas cumplan su finalidad de hacer entender y de modificar a una humanidad t
erca que, o sigue aprendiendo por el dolor, o procura un entendimiento
 o un sentimiento diferente. Entiendan bien: Piscis de ninguna forma es destructivo,
 procura construir algo diferente.
            La humanidad se rebela en parte a aceptar cambiar su actitud y combatir
 una naturaleza que fue desenvuelta equivocadamente. Todo el problema radica en
 eso: la humanidad aún no quiere adaptarse a otra modalidad de vida, en paz.
            Cuando el Cristo vino, tomó la obligación de comenzar a cuidar de la humanidad.
Él sólo, con su poder arcangélico, comenzó a propiciar un ambiente más puro, para
 que la humanidad se desenvolviera mejor. El ambiente se tornó impropio, porque el ser
humano continúa equivocándose a través
 del tiempo; existe en el ser humano, un principio creador que, mal usado, empobrece
el medio en que actúa.
            La humanidad es hecha a imagen y semejanza de Dios; y la humanidad cree que
esa es tan sólo una expresión bonita. Sin embargo es muy cierto que la humanidad
está desenvolviendo hoy un poder creador; si lo emplea medianamente o equivocadamente
es cuestión y problema de la humanidad, pero ya está emitiéndolo. Erupciones
volcánicas, terremotos, movimientos sísmicos en general, son consecuencia del maltrato
 de la humanidad hacia el ambiente en que habita. Es un hecho lamentable, pero cierto.
            Que cada uno opte por lo que quiera. Que emplee su pensamiento y
su sentimiento como quiera. Nosotros queremos dar explicaciones que no son conocidas,
pero que son accesibles y útiles a todo aquel que se interese en comprender los problemas
 humanos, en su verdadera raíz y extensión.
            El Cristo comienza por decir que fueran hacia Él todos los que se sintieran
cansados, que Él los aliviaría. Todavía dice: “Acepten mi yugo, porque mi yugo es fácil y
mi carga es leve”. ¿Cuál es el yugo a que Él se refiere? Son las nuevas condiciones
que Él vino a traer. Son condiciones de armonía, de bondad y de bienestar, producidas
como consecuencia de una actuación humana diferente. Él viene a hablar de cooperación,
 de unidad, de fraternidad,
que es lo que no existe. Han pasado dos mil años. ¿Qué es de la
 fraternidad, de la unidad y de la cooperación?
Todavía, aunque débilmente, se siente en el ambiente un principio nuevo de cooperación
cada vez más cierto y verdadero. Que no sea totalmente efectivo, se debe a que las condiciones
 aún no se han modificado como deberían. Pero existe un principio de cooperación como
 nunca existió anteriormente. Que nadie, revisando la historia, se engañe; que nadie diga
 que estamos yendo para atrás; no es verdad. Hay principios que nunca existieron y
están comenzando a desenvolverse, aunque, como decimos, muy lentamente.
            Existe cooperación en muchos casos, aunque en muchos otros casos no exista.
 La unidad no se ha producido todavía; la fraternidad, que es la expresión de Amor de unos
 a otros, no se ha producido aún. Pero hay algo en andamiento, que propicia un cambio
que, aunque lento, se está produciendo. La acción de
 un Cristo cósmico que viene año a año a habitar las condiciones oscuras de la tierra,
para mejorarla, se está produciendo. Nadie puede evitar que la fecha de Navidad
sea una fiesta de Amor, una fiesta para todos. Es la consecuencia de la acción del Cristo que
año a año, repetimos, desde el centro de la Tierra irradia su poder espiritual, para
 mejorar las condiciones: la atmósfera está más leve, el ser se siente más animoso y
expresa su bienestar con regalos, con atenciones, que prueban que algo
está aconteciendo. Eso que acontece, aún la humanidad, en su inmadurez, no
sabe mantenerlo. Pierde, desgasta la ayuda, y esta ayuda debe renovarse
permanentemente, hasta que algún día no sea necesaria más.
 
 


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