“El Don de la Vida Eterna” Y(II).
Conferencia dictada por el Sr. Roberto Ruggiero.
San Juan dice “habrá un solo rebaño y habrá un solo pastor”. Esa
es una verdad. A través de Piscis, a través del pasado, el espíritu de raza
imperó en la humanidad, como una necesidad primaria, elemental. Las razas
se fueron produciendo, porque cada una debió cumplir un propósito
determinado. Todo el producto de la civilización actual es consecuencia
directa de un proceso de razas, que
fueron mejorando y posibilitando el adelanto. Trabajo desde lo alto del Espíritu
Santo; trabajo que la humanidad tendría que saber ver. Los efectos se sienten,
pero no se saben medir y estudiar las causas, que representan enorme
esfuerzo. Un director asume la responsabilidad y a través de los tiempos
imprime los métodos que cree más convenientes para que se alcance
un progreso, con su propio esfuerzo y sacrificio.
Porque los repetidos fracasos de la humanidad han repercutido en
quien la dirige, y se ha acumulado una enorme ley de consecuencia, es
necesario una segunda ayuda; es el Cristo cósmico quien la realiza,
completando la ayuda dada inicialmente por el Espíritu Santo. “Habrá
un sólo rebaño”, porque esas son las condiciones de Acuario. Acuario aportará
o representa una nueva modalidad y una nueva opción; está distante,
pero tenemos tiempo para ir reflexionando y optando por la elección.
Tenemos opción para continuar ubicándonos en las condiciones de Piscis,
o pensar y sentir más cuidadosamente, ubicándonos en las condiciones
de Acuario. Es nuestra gran oportunidad. Habrá un sólo rebaño y un solo
pastor; sería la unidad de la humanidad, sin más separatividad, sin
más distancias, sin más desniveles, sintiéndonos unidos unos con otros, con la
misma finalidad común. Acabar con las barreras, porque estas cumplieron
sus propósitos iniciales; que no existan más grupos, sino un conjunto. Pero
un conjunto que se une y cuya nota debe ser la superior, como emiten quienes
lo dirigen. Los dirigentes no emiten una nota de comodidad, de conveniencia;
emiten una nota que comprende el sacrificio personal, individual, para
adaptarse a las modificaciones de mejora y adelanto.
¿Quién quiere adaptarse a las modificaciones? Dirán: “todos queremos”.
Pero ese “todos queremos” no es un sentimiento; es un pensamiento,
producto de la mente. La razón nos dice que nos conviene. Pero no siempre
el sentimiento adquiere o toma la parte que le corresponde en ese trabajo.
El sentimiento debe ser sin egoísmos, noble; debe abarcar a los demás,
como a uno mismo. Eso es lo que pretende el Cristo; esas son las condiciones
de Acuario. Es una posibilidad para todos sin excepción; no importa el trayecto
que hayan recorrido hasta ahora. La humanidad es muy diversa porque, por el
principio de la individualidad que existe en cada ser se han desenvuelto todos
en distinto grado. Unos con más ímpetu, otros con menos. El ser humano no es
una máquina, sino una inteligencia individual, en desenvolvimiento. Esa
inteligencia particular, produce peculiaridades, tendencias en uno y otro
sentido; el desenvolvimiento de la evolución hace que esas peculiaridades
de cada uno se vayan perfeccionando. Esto es evolución, ligada estrictamente
a la originalidad individual que hace a cada uno un ser completo en sí mismo,
con tendencias propias; aunque en el fondo, el patrimonio individual sea
exactamente el mismo para cada uno.
En la sabiduría de un Creador existe una completísima e ilimitadísima
capacidad de dar por igual y sin excepción; pero el principio creador que existe
en cada uno hace las diferencias. Aunque esas diferencias, con el transcurso
del tiempo, lleven algún día a que todas las cualidades sean desenvueltas
por igual, pero manteniendo la individualidad original.
La humanidad es una entidad completa, creadora, que está desenvolviendo
cualidades para transformarse, con el tiempo, en una genialidad.
¿Por qué dudan? ¡Tantos genios ha producido ya el mundo! Lo que uno
alcanzó todos pueden alcanzar; ésta es la posibilidad humana.
Cuando vemos a alguien que nos merece atención, admiración u observación
por su capacidad, veámonos a nosotros mismos con la misma posibilidad. Nadie
alcanzó nada que todos los demás no puedan alcanzar: ésta es la realidad. Día
a día nos sorprendemos de cómo se va realizando todo lo que imaginamos,
principalmente en el campo de la Ciencia; es consecuencia de la capacidad humana.
El ser humano es tan capaz, que lo que imagina puede concretarse; a veces
requiere tiempo, técnica, perfeccionamiento. A eso estamos dedicados con la
enseñanza espiritual; a que cada uno consiga alcanzar lo que le colmará de felicidad futura.
¿No percibimos que todos los días es una nueva oportunidad y que el tiempo
va pasando ofreciéndonos nuevas ocasiones? Un Creador no trabaja
para sentirse frustrado; trabaja con metas específicas y concretas, que
han de alcanzarse infaliblemente. Pero no marca el tiempo. Nosotros, a veces, nos
apresuramos demasiado: a veces tenemos una meta agradable y pretendemos
alcanzarla sin ver que delante nuestro hay una zanja. Y caemos. Porque no hemos
sido prudentes y cuidadosos. Nos levantamos y vamos, entonces, con un mayor
tacto, sabiduría, y cuidado hacia esa meta, que se mantiene frente
a nosotros, para ser alcanzada.
La razón de estas explicaciones es el ansia de que sepamos regular
nuestros esfuerzos y alcancemos metas precisas.
Jehová, el Espíritu Santo, dividió a la humanidad en razas precisas, que
conocemos bien; sabemos los valiosísimos resultados que dio cada una.
El lemur primitivo no se paraba en sus pies, pues no sabía usarlos.
El caminar fue una segunda etapa. Al principio andaba a saltos. Ese
lemur se fue transformando.
Cuando vinieron las razas atlantes fue agregando la palabra a su
expresión, desenvolviendo de a poco el sentimiento y haciendo crecer
su inteligencia. De esa manera, y para la sucesión y mejoramiento de razas,
se eligió la que serviría de base a las siete razas siguientes de la época de
Aries actual. Distingan entre eras cósmicas y épocas terrestres. Piscis y
Acuario son eras cósmicas; Lemúrica, Atlante y Aria son épocas terrestres.
Pasamos de la época atlante a la época actual aria. Para esto, una de las
siete razas atlantes fue elegida; es una honra para la raza semita haber sido
elegida como base de todas las razas arianas hoy en curso.
Todos los seres deben saber que todos hemos pasado por esa raza
semita en nuestro pasaje a través de las razas para llegar a las actuales arias.
Salvamos obstáculos, cumplimos, obedecimos ciertas exigencias y se nos dio
el lugar para nuevas posibilidades. Obedecemos principios para nuestro propio
éxito, para nuestra propia felicidad, para nuestro acierto. Y crecemos.
Desobedecemos y nos estacionamos. Obedecer es cumplir programas de
adelanto. No se alcanza el progreso si las líneas de conducta se tuercen, se
bifurcan, se confunden. Obediencia no es sumisión, ni fracaso, ni debilidad;
obediencia a lo superior es desenvolver sabiduría, ahorrar tiempo, evitar sufrimiento.
El sufrimiento no abandona todavía a las razas; porque si tuvimos
éxito en algún sentido, no fuimos capaces de tenerlo en forma completa.
Nos faltó virtud y más decisión. Todavía la humanidad es rebelde y débil
para abandonar esa naturaleza inferior que desenvolvió: orgullo, vanidad,
egoísmo y pasión. Hasta que golpe tras golpe nos sacuden de tal forma que,
al fin, queremos comprender; y hay sólo una opción, la verdadera, la que nos
reintegre a lo que somos: chispas divinas, creadoras, con todas las
posibilidades imaginables para el bien. El mal no está en el programa; es un
agregado equivocado que desenvolvimos por error.
Si no entendemos bien, pongámonos a pensar, a meditar. Es tan completa
la ayuda que recibe el género humano que siempre se tiene dentro algo que,
aunque no puede definirse, existe: se llama conciencia. Recurramos a ella,
hablémosle de igual a igual. La conciencia es tan especial que a veces puede, si
sabemos escucharla, hablarnos. Es el producto de nosotros mismos.
A quienes son perseverantes, queremos darles todo el estímulo de que somos
capaces, acompañándolos y deseando que cada uno triunfe en el verdadero sentido.
Acuario va a brindar las conquistas mayores que puede imaginar el género
humano, por ejemplo: la ciencia crece de una forma sorprendente. Pero Acuario
va mucho más lejos; quiere ser el reino de Cristo; quiere que los principio de Amor
Universal sean una realidad y rediman al género humano. Cooperará con el
sufrimiento de Piscis; Piscis no pudo actuar de otra forma; no encontró
respuesta, sino en su parte negativa de sufrimiento.
El género humano se condiciona a la modalidad de Piscis, o va
amparándose inteligentemente en las nuevas posibilidades de Acuario, que
dará completa libertad, verdadera conquista y verdadero triunfo; en donde
cada uno se sentirá a sí mismo como realmente es: una entidad divina e inmortal.
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