HACIA UN NUEVO RENACIMIENTO...(I)
Francisco Nieto Vidal
PREPARACIÓN PARA EL RENACIMIENTO.
Al igual que aquí en la tierra a una noche de reposo le sigue un día de actividad donde
continuamos aprendiendo gracias a la experiencia,
también después de ese reposo y disfrute en el Tercer
Cielo, sentimos la necesidad de nuevas experiencias
y nos preparamos para renacer. Cuando llega ese
momento, nuestro mundo particular donde hemos disfrutado, se reduce a una especie de
aura brillante donde nos sumergimos en un sueño muy profundo. Ese “deseo de nuevas
experiencias” viene dado por la influencia del Espíritu, el cual despierta nuestra
autoconciencia. Ya con el proyecto de vida conformado, se despiertan los átomos simiente
de los diferentes cuerpos para que atraigan la materia adecuada para los mismos
según la vibración de dichos átomos; recordemos que los átomos guardan el recuerdo
de las experiencias de sus correspondientes cuerpos en las vidas anteriores. El hombre
puede ser más o menos consciente en esta fase, de ahí que responda para poner en
actividad vibratoria los átomos, lo que, a su vez, atrae la atención y colaboración de los
seres que habitan en los planos inferiores del Mundo del Pensamiento para que seleccionen
la materia que conformará la mente. Una vez que la materia mental rodea el átomo simiente
del cuerpo mental, el Alma desciende al Mundo de Deseos donde los Arcángeles también
colaboran atrayendo la materia de deseos que corresponda para su futuro cuerpo de deseos.
El material se puede atraer de cualquier subplano de estos mundos pero es la nota vibratoria
del Alma la que admitirá o rechazará la “materia” que compondrá los cuerpos.
LA MUERTE Y LOS ELEMENTALES CONSTRUCTORES.
Los átomos simiente son la base para que los elementales constructores de los diferentes cuerpos
puedan formar el cuerpo físico, el de deseos y el mental. Pero estos elementales (“Ángeles”)
representan una sola entidad relacionada con la personalidad. La agonía de la muerte es en
realidad una lucha entre el elemental constructor que quiere retener la fuerza de la vida
para seguir subsistiendo y el Ego que quiere desconectarse del cuerpo puesto que es
autoconsciente. Esto es la muerte para el elemental puesto que ve que toda su obra se acaba
pero el trabajo de la humanidad es gobernar sobre estas entidades y obtener experiencia
gracias a la obra que ellos hacen. En realidad ese intercambio de trabajos y ayudas
existe entre los diferentes reinos espíritus y jerarquías creadoras. Como sabemos, el Ego está relacionado y por encima de sus cuerpos: Mental, de deseos,
etérico y físico. Esta conexión ocurre por medio de un cordón plateado de materia etérica
que facilita la comunicación del pensador (Ego) con sus cuerpos. A su vez, este cordón
está en contacto con los átomos simiente de cada cuerpo, los que renacen en cada vida para
dar expresión de su correspondiente cuerpo y para guardar las experiencias que son las que,
en realidad, hacen que evolucionamos. Entonces y ya en el útero de la madre, el Ego continúa
con el proceso de gestación pero sin penetrar aún en el vientre puesto que eso lo hace
aproximadamente a los cuatro meses. Es entonces, antes de los cuatro meses, cuando
se le muestra al Ego, en líneas generales, lo que va a ser su vida, una vida que él mismo
eligió antes de comenzar a descender para renacer. A continuación, cuando se unen los
dos cordones plateados en el plexo solar, es cuando el Ego penetra y comienza a ser
un ser físico que estará atado a su cuerpo hasta el momento de su muerte pero conectado a
sus cuerpos superiores con los que podrá viajar a sus correspondientes mundos mientras
el cuerpo duerme o en casos excepcionales como son un acto voluntario o el estado de coma. Sin átomos simiente no hay cuerpos nuevos ni hay medios para guardar las experiencias
lo que, en definitiva, forma la memoria de todas las anteriores vidas. Una vez el átomo
simiente en el óvulo femenino, es su vibración natural o nota-clave lo que actúa como
propulsora de la formación y nacimiento del cuerpo, convirtiéndose dicha vibración en el
mecanismo del corazón. Esto a su vez une la vida del nuevo ser con la vida de Dios
manifestada a través del Sol místico, esta obra sagrada es la que se destruye cuando
alguien comete un aborto. A partir de ahí, el hombre queda unido a su Yo superior, el
cual hace de observador; esto es así en la mayoría de los humanos y solo se manifiesta
en los casos de gran progreso espiritual y en otros casos excepcionales. También
el Ángel o Espíritu Constructor abandona su obra aproximadamente a los siete años
cuando se completa la construcción del cuerpo etérico. El hombre es
totalmente dueño de sus cuerpos a la edad de 21 años.
FORMACIÓN DE LOS CUERPOS.
Sabemos que los Ángeles del Karma son los encargados de modelar nuestro destino de
acuerdo al arquetipo creado en el Mundo del Pensamiento, al karma individual, y a las necesidades
de desarrollo inmediato. Para ello deben crear el nuevo cuerpo etérico que dará forma al
físico y que es formado por el espíritu elemental constructor, el cual, bajo la dirección y estímulo
de estos Ángeles, copian (en el vientre materno) el molde creado por ellos. El cuerpo físico
se forma como una copia exacta del cuerpo etérico gracias a los materiales facilitados por los
padres y de acuerdo al karma que ya traiga según dicho cuerpo etérico, por tanto, aquí entra
en juego la herencia física. Sin embargo, también el medio ambiente familiar y el carácter
de los padres desde el mismo momento de la concepción tienen su importancia, pues no es
lo mismo concebir en un acto de amor por un hijo que se desea que concebir en
un acto de pasión y de disfrute personal. El desarrollo de los cuerpos de deseos y mental comienza nada más nacer por medio de
los impactos externos sobre el nuevo ser, las que producen sensaciones; es decir, el niño
comienza a reconocer gracias a los contactos con los objetos los que producen sensaciones
placenteras o lo contrario. Estas sensaciones producen imágenes mentales que, además de
ser el origen de la memoria, actuarán como medio para crear nuevos impulsos en busca de
nuevos placeres y contactos que inicien la actividad mental que irá unida a lo que representa
el cuerpo de deseos. Pero la actividad mental en los primeros años de vida no es duradera
puesto que el futuro hombre no tiene a su disposición el material necesario, por tanto, se
deja llevar por las sensaciones de placer y rechaza lo que, si razonara, elegiría por su propio
bien. El bien y el mal son aún desconocidos para el niño y es aquí donde es de suma
importancia la educación moral e intelectual por parte de los padres pues, el mismo niño
no se formaría igual con unos padres cultos y morales que con otros de los barrios bajos
de una ciudad y mucho menos en una tribu de la selva amazónica. Los padres deben evitar que un hijo caiga en manos de los placeres, vicios y pasiones como
cayo la humanidad hace millones de años cuando comenzaba a desarrollar la mente. Su
deber es enseñarle a utilizar la mente para discernir entre lo real o lo ilusorio y entre el bien
y el mal. Un hombre debe saber fortalecer y utilizar la voluntad a través del discernimiento
de tal forma que su libre albedrío responda automáticamente para seguir el camino del bien
en todos los sentidos. El impulso, el instinto, los deseos irrazonados y las pasiones pueden
degenerar a un hombre. El hombre libre que elige el camino correcto progresa y el que, con
buena intención se equivoca aprenderá pronto de sus errores, pero el que elige libremente
el camino del mal puede llegar a desperdiciar su vida. A quien educan en el bien y en la
Verdad de estos y otros conocimientos acelerará su evolución y llegará pronto a la meta,
pero el que hace lo contrario tendrá que aprender muchas más lecciones que le serán dadas
a través de más renacimientos hasta que algún día ese hombre rechace esos placeres o
senderos que en el pasado eligió. El camino de la verdad y del bien es solo uno, pero los
caminos del mal y de la degeneración son muchos y muy tentadores. Aunque los cuerpos de deseos y mental tardan 14 y 21 años en desarrollarse, los materiales de
los que serán formados están determinados por el karma del pasado y las necesidades futuras,
por consiguiente, estos materiales influyen en forma de vibración sobre el cuerpo etérico y
el físico en formación, particularmente hasta los 7 años. Hasta los 14 y los 21 años, la
formación de los cuerpos superiores estará muy influenciada por el medio ambiente, la
educación familiar, y todo lo que ese Ego traiga de sus anteriores vidas. Pero hasta los 7
años, y muy en particular hasta los 2 o 3, el niño está con la conciencia más en los
mundos de donde procede que en el físico, de ahí que muchas veces cuenten hechos y
contactos fantásticos para los adultos pero que no por eso dejan de ser ciertos. Para la formación del cuerpo etérico y, como resultado, del físico, es necesaria la colaboración
de los Ángeles que son especialistas en el manejo de la materia etérica puesto que ellos
habitan en la Región Etérica del mundo físico. Los Ángeles del Destino o Ángeles del
Karma y sus colaboradores son los encargados de seleccionar a los padres y las
condiciones físicas según el karma pendiente y según el arquetipo formado en el Mundo
del Pensamiento. Aquí entra en juego una especie de ángel colaborador o Espíritu Constructor
que no es otro que el “Ángel” que algunos clarividentes ven alrededor de los niños y al que
llaman Ángel de la Guarda; la construcción por parte de este espíritu se basa en el diseño
dado por los Ángeles del Destino. Este trabajo tiene relación con la raza, país, familia, estado
social, etc. del futuro ser humano, pero quizás lo más importante sea la “programación” e
intervención de los Ángeles para que ocurra la concepción. Sin su intervención no habría
embarazo puesto que son ellos los que ponen el molde etérico en el vientre de la
madre y el átomo simiente del cuerpo físico en el espermatozoide del hombre. El átomo
simiente está sutilmente conectado con el Alma reencarnante mientras que este proceso
está supervisado por el Yo Superior, su tono también está relacionado con un determinado
rayo representante de alguno de los 12 signos astrológicos. Los átomos simiente son la
base para que los elementales constructores puedan formar los correspondientes cuerpos,
los cuales estarán condicionados por el karma de su anterior vida y, por tanto, por los defectos
o herencia genética de los mismos. Es entonces cuando se visualiza el destino futuro a la vez
que se recuerdan experiencias del pasado y las facultades adquiridas; estos recuerdos
concentrados en el átomo simiente físico sirven como aliciente para ese nuevo ser. Naturalmente que el cuerpo físico se forma de acuerdo al molde etérico creado por los
Ángeles, el cual es la representación, en el mundo físico, del arquetipo que creamos antes
de descender desde el Mundo del Pensamiento. Ese arquetipo lo creamos con la ayuda
de otros seres de diferentes jerarquías superiores y representa lo que va a ser nuestra vida
en líneas generales de acuerdo a las deudas que tengamos, desarrollo inmediato que
necesitemos, evolución adquirida, estado social y familiar, salud, etc. Esta vida o arquetipo
es la que hemos elegido entre varias que nos proponen siempre basadas en nosotros mismos
tanto respecto al pasado como al futuro. Cuando digo que elegimos me refiero a la elección
del personaje como un actor en una obra de teatro y a ciertas circunstancias, pero no se
eligen los pequeños detalles. Cuando una persona no está contenta con su destino y se
amarga la vida o incluso se suicida, no sabe que ese destino lo eligió como Ego puesto
que él cometió las causas cuyos efectos tiene que afrontar en el presente como karma.
El “destino” nos llevará por el camino elegido pero cómo y cuándo dependerá de nuestra
voluntad y libre albedrío puesto que, si nos desviamos de lo elegido, nos pondrán
impedimentos para que no continuemos y tendremos que hacer frente a dichos impedimentos
y sus efectos. Este arquetipo construido de materia del Mundo del Pensamiento, es el que
emite una vibración o nota clave que hace que los diferentes cuerpos vivan y cumplan su
función hasta el momento de la muerte tal y como se eligió. Cuando deja de emitir la nota clave
se rompe el átomo simiente del cuerpo físico que se
encuentra en el corazón y se produce la muerte. Para que el Ego pueda hacerse cargo y penetrar en su futuro cuerpo físico
tienen que producirse principalmente dos hechos:
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