- Es definitivo. Si crees en tu Dios Interno y obedeces las
sugestiones e ideas que te envía, desaparecerán como por encanto de tu
vida el temor y la ansiedad y su lugar será ocupado por el equilibrio,
factor indispensable para el éxito. Perderás el miedo a la vida y hasta a
la muerte porque sabrás que todo está ordenado con sabiduría y que el
resultado será bueno. Incluso puedes aumentar esos buenos resultados
orando a tu Dios Interno: Háblale, cuéntale tus problemas y tus
ilusiones y tus necesidades y él te escuchará. Después de eso, deja en
su mano los resultados. No le pidas nada concreto. Mediante tu diálogo
con Él habrás construido tu forma de pensamiento y, cuando proceda y
como proceda, tu Yo Superior se encargará de que se realice. Pero, ojo,
a su manera y no a la tuya. Él es infinitamente más sabio que tu
personalidad y sabe mucho mejor que ella lo que verdaderamente te
conviene. Por eso, contacta frecuentemente con Él, que eres tú mismo,
y refuerza esa forma mental que encierra todos los poderes divinos para
realizarse, al tiempo que refuerzas también tu contacto con la parte
espiritual de tu propio ser.
- Me estás impresionando verdaderamente
- Si tienes fe, pues, en ese Poder Interno, gradualmente se
incrementarán tu confianza y tu capacidad para afrontar situaciones que
antes te parecían insalvables. Vive, por tanto con fe, con la certeza de
que eres Dios y de que todo irá bien si tú así lo deseas y lo crees.
- ¿Y no hay posibilidad de que ese esfuerzo luego no produzca
resultado, de que resulte vana mi fe?
- Imposible.
- ¿Por qué imposible?
- Porque existe una institución dirigida por los llamados Señores
del Destino (que son los encargados de asignar a cada uno la parte de
karma que, en cada momento ha de pagar como efecto de las causas
que, en su día puso en movimiento con el pensamiento, el deseo o las
obras), una especie de Banco Universal, en el que cada uno de nosotros
tenemos abierta una cuenta corriente.
- ¿Una cuenta corriente? ¡No me digas!
Sí, te digo. Una cuenta corriente en la que continuamente vamos
haciendo ingresos y de la que también vamos sacando cantidades.
- ¿Cómo, cómo?
- Lo que te digo: Cada buen pensamiento, deseo, sentimiento o
acción positiva, produce un abono en esa cuenta. Toda tu labor
constructiva, tu disciplina, tu trabajo bien hecho, tus obligaciones
cumplidas, los favores o servicios a los demás y, en una palabra, todo
lo que está de acuerdo con la Regla de Oro: "haz a los demás lo que te
gustaría que te hiciesen a ti y no les hagas lo que no te gustaría que te
hicieran a ti"(Lucas 6:31), sin error posible, produce un ingreso en tu
cuenta.
- ¿Y?
- De vez en cuando, el director del banco acuerda, vistos los
ingresos realizados, premiarte con una oportunidad, un éxito, un golpe
de suerte, una buena racha, etc. Porque, aunque ordinariamente se cree
que todas estas cosas ocurren sin motivo, al azar, debes saber que en la
naturaleza no hay ni sucede nada, absolutamente nada, porque sí.
- Eso de la cuenta corriente me parece muy interesante.
- Y lo es. Y justo. Y ten en cuenta que ese Banco Universal en el
que tienes abierta la cuenta está respaldado por todo el Universo y
nunca puede quebrar ni desaparecer ni dejar de funcionar. Nunca, pues,
podrás ser defraudado. Ni serás víctima de errores o manipulaciones.
Todo está registrado con exactitud y con exactitud produce sus
intereses.
- Está claro.
- Y si tu buena suerte o tu salud o tus posibilidades no son las que
quisieras, no te quepa duda de que, lo que está pasando es que tu saldo
en el banco se ha agotado. Y si haces nuevos ingresos en forma de
trabajo constructivo, servicio altruista y propia disciplina,
inmediatamente, al tener saldo en tu cuenta, podrás extraer de ella de
nuevo bienestar, salud y posibilidades. Ves con ello que tu destino está
siendo creado cada día por ti mismo y, por tanto, si hoy no eres feliz es
porque en el pasado no ingresaste nada en tu cuenta o agotaste el saldo
que tenías, pero si no eres feliz en el futuro, se deberá a que en estos
momentos no ingresas. Tu futuro, la felicidad de tu futuro está, pues, en
tus manos hoy. Tú estarás siempre envuelto por las materializaciones
de tus pensamientos, actos y deseos, por lo que debes tener presente
que si te esfuerzas en modificar rasgos indeseables de tu carácter, en
desterrar hábitos egoístas, en tener fe en tu Dios Interno, estarás
haciendo imposiciones en tu cuenta, cara al futuro. De otro modo, te
verás sin ayuda, sin crédito y a merced de las circunstancias.
- Es estupendo. Y tan claro. Y tan justo...
- Mucha gente cree que repitiendo determinados mantras o
adoptando determinadas actitudes o haciendo determinadas cosas
supersticiosas, su suerte va a cambiar. Se engañan a sí mismos. Eso no
sería justo ni razonable. Y en la naturaleza todo lo es. Lo justo y lo
razonable es que, si ahorras, dispondrás de saldo y si no, no. El único
efecto que esas prácticas anómalas producen a veces, y muy pocas, no
se debe a lo que se dice o a lo que se hace, sino a la forma mental que
se crea, al deseo que se formula y a la fe que se pone en el Dios
Interno, aunque sea inconscientemente. Pero es mucho más lógico y
racional saber cómo funcionan estas cosas y hacerlas del modo
adecuado. Y, en este sentido quisiera advertirte una vez más que no
debemos pretender que se cumplan nuestros deseos tal y como nosotros
los formulamos, porque casi nunca son los mejores ni los más
oportunos ni los más apropiados. Si se realizasen todos nuestros deseos
seríamos los seres más desgraciados del mundo. Menos mal que
nuestro Yo Superior modera esos deseos y, si tenemos saldo suficiente,
nos concede lo que pedimos en la forma más conveniente. Porque
nuestro Yo Superior trabaja también en ese banco. Y su voz se escucha
en él cuando tiene algo que decir en favor nuestro.
- Cada vez me convences más.
- Conociendo el sistema, sólo tienes que ajustarte a él: Si quieres
recibir, antes debes dar. Si compartes lo que tienes, abrirás un canal
por donde te llegará mucho más. Si no haces tú el primer movimiento,
el canal permanecerá cerrado. "Dad y os darán: Os verterán una medida
generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis la usarán
con vosotros", dice Lucas (6:38). La comprensión y asimilación de esta
Ley natural y el esfuerzo inteligente por obedecerla traerá un cambio
favorable a todos tus asuntos. A esta regla de oro debes añadir la antes
enunciada, comprendiendo que tú debes hacer el bien, sin tener en
cuenta lo que los demás te hagan, puesto que ellos también tienen su
cuenta abierta en el mismo banco y recibirán su castigo cuando se
queden sin saldo. No extraigas tú innecesariamente existencias de tu
propia cuenta mediante sentimientos de odio o de aversión o de
venganza. Es irracional y es una lástima. Deja que cante su saldo. Tú
dedícate a lo tuyo y envíale a tu antagonista pensamientos de amor, de
comprensión y de ayuda, que bastante desgracia tiene. Comprende de
una vez para siempre que no hay relación de causa a efecto entre la
conducta de los demás y tu conducta.