De vez en cuando y a medida que lo requiere la ocasión prevenimos a los
estudiantes de La Fraternidad Rosacruz, en nuestras cartas individuales, que
no asistan a sesiones espiritistas ni demostraciones hipnóticas o a los lugares
en que se queman inciensos por los vampiros del ocultismo. La magia negra se
practica consciente e inconscientemente, de ambas formas, en tan gran
extensión que es casi increíble. El "perverso magnetismo animal", que es
también otro de los nombres de la Fuerza Negra, es responsable de más
fracasos en negocios, pérdidas de salud y desdichas en los hogares de lo que
cree la mayoría. Hasta a veces los que perpetran tales ultrajes son, según se
dice, inconscientes del mal que hacen. Por consiguiente parece apropiado
dedicar un capítulo a la explicación de algunas de las leyes de magia que son
las mismas para la blanca que para la negra. solamente hay una fuerza, pero
puede ser utilizada para el bien o para el mal, y de acuerdo a la razón que la
motiva o al uso que de ella se hace, se convierte en blanca o negra.
Es un axioma científico aquel de: "Ex nihil, nihil fit" (de la nada, nada viene).
Ha de existir una semilla para que exista la flor, pero de dónde vino la primera
semilla es algo que la ciencia no ha conseguido explicarnos todavía. El
ocultista sabe que todas las cosas han venido del "arche", la infinita esencia
del caos, utilizado por Dios, el Gran Arquitecto para la construcción de
nuestro universo, y con el núcleo de cualquier cosa, el mago competente
puede extraer la misma esencia para un propósito posterior. Cristo, por
ejemplo, tenía algunos panecillos y algunos peces; por medio de este núcleo
extrajo la esencia primordial del caos, del resto que necesitaba para llevar a
cabo el milagro de alimentar a una multitud. Un mago humano cuyo poder no
es tan alto puede procurarse con más facilidad las cosas que ya se han
materializado, salidas del caos. Puede tomar flores o frutos pertenecientes a
alguien situado a muchos kilómetros de distancia, desintegrarlos en sus
átomos constituyentes, transportarlos a través del aire y hacer que asuman su
forma física natural para sorprender a los amigos a quienes entretiene en su
salón con objeto de asombrarlos.
Esta magia es, en el mejor de los casos, "gris", incluso si él envía el dinero
suficiente para pagar lo que ha hurtado; si no lo hace así, es magia negra, toda
vez que implica robar los bienes de otros. La magia para ser blanca ha de ser
siempre utilizada sin egoísmo alguno y con un noble propósito además, como
el evitar a un semejante el sufrimiento. Cristo, cuando alimentó a la multitud
del caos, dio la razón para ello y era la de que habían estado con El varios días
y si debían volver a sus hogares sin alimento físico se desvanecerían por el
camino y sufrirían privaciones.
Dios es el Gran Arquitecto del Universo y los iniciados de las Escuelas
Blancas son asimismo "Arche-tektons", constructores de la esencia primordial,
en su beneficioso trabajo a favor de la humanidad. Estos auxiliares invisibles
necesitan un núcleo del cuerpo vital del paciente, que reciben, como ya saben
los estudiantes de La Fraternidad Rosacruz, de los efluvios de la mano que
impregnan el papel cuando el paciente solicita auxilio o curación. Con este
núcleo del cuerpo vital del paciente ellos pueden extraer materia virginal para
cualquier cosa que necesiten para restaurar la salud reconstruyendo y
fortaleciendo el organismo.
Los magos negros son saqueadores que actúan bajo el odio y la maldad. Ellos
también necesitan un núcleo para sus nefastas operaciones y lo obtienen muy
fácilmente del cuerpo vital, en las sesiones espiritistas o hipnóticas, donde los
asistentes se relajan, se sitúan en una forma de espíritu negativa, con las
mandíbulas caídas y humillan sus individualidades por medio de otras
diferentes prácticas mediumnísticas. Aún aquel que no asiste a tales reuniones
no está del todo inmune, pues hay ciertas partes del cuerpo vital que
esparcimos ignorantemente y que son utilizadas con eficacia por los magos
negros. Las principales de estas partes son los cabellos y las uñas de los dedos.
Los negros en sus brujerías mágicas usan la placenta para propósitos similares.
Un hombre destacadamente malo, cuyas prácticas fueron expuestas hará una
década de años, obtenía de los niños el fluído vital que utilizaba para sus actos
demoníacos. Hasta un objeto tan inocente como un vaso de agua colocado a la
proximidad de ciertas partes del cuerpo de la víctima elegida, mientras
conversa con el mago, puede absorber una parte del cuerpo vital de la víctima.
Esto procura al mago el núcleo requerido, o puede también obtenerlo de una
porción del vestido de la persona en cuestión. La misma emanación invisible
contenida en el vestido que guía al sabueso sobre las huellas de determinada
persona, guiará igualmente al mago, negro o blanco, hasta la residencia de
aquella persona y le procurará la clave del sistema que lleva, con el cual puede
ayudarle o dañarle, de acuerdo con su inclinación.
Pero existen métodos para protegerse contra tales influencias enemigas, como
mencionaremos en la última parte de este capítulo. Hemos debatido
largamente si era prudente llamar la atención de los estudiantes hacia este
hecho y hemos llegado a la conclusión de que no es provechosos para nadie
imitar al avestruz cuando oculta su cabeza, enterrándola en la arena, a la
proximidad de un peligro. Es mejor estar iluminado respecto a lo que puede
amenazarnos con el objeto de poder tomar todas cuantas precauciones sean
necesarias para afrontar la emergencia. La batalla entre el bien y el mal está
declarada con una intensidad tal que aquellos que no están empeñados en ella
no pueden comprender. Los Hermanos Mayores de la rosacruz y órdenes
afines que , se puede decir que en su totalidad representan el Santo Grial,
viven en el amor y esencia del servicio desprovisto de egoísmo, recogiéndolos
y acoplándolos, como las abejas para vivir su vida. Esto aumenta el lustre del
Santo Grial que, en consecuencia, crece más y más en esplendor irradiando
una influencia más fuerte sobre todos los que se hallan espiritualmente
inclinados, imbuyéndoles un mayor ardor, un celo y un deleite en el buen
trabajo y en luchar la buena y santa batalla. Parecidamente las fuerzas
demoníacas del Negro Grial florecen por el odio, la traición, la crueldad y
demás actos infernales del calendario del crimen. Ambas fuerzas, el Negro y el
Blanco Grial, requieren un pábulo, uno del bien y otro del mal, para la
prosecución de su existencia y su poder para la lucha. Si no lo consiguen, se
debilitan y perecen. De aquí la batalla sin cuartel que están sosteniendo.
Cada medianoche, los Hermanos Mayores en su servicio, abren sus pechos
para atraer los dardos del odio, de la envidia, de la malicia y todos los males
que han sido arrojados durante las pasadas veinticuatro horas. En primer lugar,
para privar a las fuerzas del Negro Grial de su alimento y después, para
transmutar el mal en bien. Entonces, a la manera que las plantas reunen el
dioxido de carbono inerte exhalado por el hombre y construyen sus pétalos
con su ayuda, así los Hermanos Mayores del Santo Grial transforman el mal
dentro del templo; y así como las plantas restituyen el oxígeno renovado tan
necesario a la vida humana, así los Hermanos Mayores devuelven al hombre la
esencia del mal tranformada en escrúpulos de conciencia, que no es más que el
bien, con el fin de que el mundo mejore día tras día.
Los Hermanos Negros, en vez de transformar el mal, infunden una energía
dinámica mucho mayor en él y lo envían hacia su misión, en vanos esfuerzos
para conquistar los poderes del bien. Usan para sus propósitos elementales
seres desencarnados que, siendo de un orden bajísimo, son inapreciables para
operaciones de tal vileza. En los tiempos en que los hombres se alumbraban
con aceite animal o bujías hechas de la grasa de los animales, estos
elementales revoloteaban a su alrededor como demonios y diablillos,
buscando obsesionar a cualquiera que a ello se prestara. Hasta las bujías de
cera ofrecen ventaja a estos seres, pero los modernos métodos de iluminación
por la electricidad, aceites minerales, gas e incluso cirios de parafina, no les
son congénitos. Todavía pululan por el ambiente de nuestras cantinas,
tabernas, mataderos y lugares semejantes donde existen animales apasionados
y hombres parecidos a los animales. Se deleitan igualmente en los sitios en
que el incienso se quema, pues esto les ofrece una avenida de acceso y cuando
los asistentes a estas sesiones inhalan el olor del incienso, aspiran también a
los espíritus elementales con él y les afectan de acuerdo con sus caracteres.
Aquí es donde la protección de que hemos hablado más arriba puede ser
utilizada. Al vivir existencias de pureza, cuando nuestros días están llenos con
servicios a Dios y a nuestros semejantes con actos y pensamientos de la más
elevada nobleza, entonces nos construímos para nosotros mismos el Manto
dorado nupcial, que es una fuerza radiante del bien. Ningún mal es capaz de
penetrar por esta armadura y entonces accionan de rechazo, es decir, vuelven
al que lo ha despedido llevándole el mal que deseaba para los demás.
Pero ¡ay!, ninguno de nosotros es del todo bueno. Conocemos demasiado bien
la guerra que la carne sostiene con el espíritu. No podemos ocultar a nuestros
propios ojos el hecho que al igual que Pablo, "el bien que deberíamos hacer,
no lo hacemos y aquello que deberíamos evitar, es lo que hacemos".
Demasiado a menudo nuestros buenos propósitos se desvanecen y hacemos el
mal porque es más fácil y hacedero.
Por consiguiente, todos tenemos en nuestro interior el núcleo del mal que
facilita el "ábrete sésamo" a las fuerzas demoníacas para trabajar en él. Por
esta razón es mejor para nosotros no exponernos innecesariamente a visitar
lugares en que se celebren sesiones con espíritus invisibles para nosotros, sin
parar mientes en lo elevadas que puedan parecer sus enseñanzas. Tampoco
debemos tomar parte, ni aún como espectadores, en demostraciones
hipnóticas, puesto que allí una actitud negativa nos tiene sujetos al peligro de
la obsesión. Debemos seguir en todas las ocasiones el consejo de Pablo y
revestirnos de la completa armadura de Dios. Debemos ser positivos en
nuestra lucha por el bien contra el mal, sin dejar pasar nunca la ocasión de
ayudar a los Hermanos Mayores, de palabra o de obra, en la Gran Lucha por la
supremacía espiritual.