Adaptabilidad, Discernimiento y Repetición
Roberto Ruggiero Grimaldi
Queridos amigos: Cuando el tiempo no acompaña como hoy, no tenemos
costumbre de hacer tema, porque después de van precipitadamente para sus hogares,
por la inclemencia del tiempo, y pierden el recuerdo de lo que escucharon. Pero, en
homenaje al esfuerzo que han hecho, vamos a desenvolver un conocimiento, como de
costumbre, aunque lo vamos a hacer un poco más breve.
Cuando escuchan decir que en el rodar de las esferas se produce una armonía
musical, tienen que saber que esa armonía musical es la base del progreso y de la
evolución. Las esferas giran, moviéndose en el espacio y produciendo una armonía
rítmica musical. Es una nota vibratoria impulsiva, para el desenvolvimiento y
crecimiento de valores espirituales. Es el plan Divino en ejecución.
Cuando escuchamos en nuestro medio ambiente música de la que se considera
clásica, es música que ciertos artistas trajeron de un mundo superior; porque lo que
hace el músico, cuando se va especia lizando, es ir consiguiendo armonizarse él con
notas del mundo mental superior, que es el mundo del sonido. Cuando decimos que el
mundo de deseos es el mundo del sentimiento, tenemos que clasificar al mundo mental
como el mundo del sonido. Y grandes artistas han llegado a perder el sentido del oído,
porque alcanzaron notas tan elevadas que no resistió el sentido físico. Pero traen una
nota constructiva, impulsiva, de ayuda. Y cuando decimos que escuchamos la música
llamada superior, clásica, para nuestro go zo, nuestro deleite del momento, no siempre
sabemos hasta donde ella está construyendo también dentro de nosotros mismos.
Lo que estamos procurando sugerir es que tienen que acompañarse, ayudarse,
con música adecuada, en los momentos que les es posible; hay tareas que lo permiten.
Si estamos en nuestro hogar y en momentos que hacemos tareas manuales, que está
libre nuestra mente o que estamos leyendo y nos podemos acompañar con buena
música, estamos construyendo en nosotros una armonía que mucho nos ayuda. Es un
elemento que coopera y que neutraliza, en cierto sentido, el desgaste que produce la
vida común del siglo XX, de tanto desgaste, de tanta actividad, de tanto esfuerzo. Ese
esfuerzo tendrá menos consecuencias ayudándonos con música y estaremos recibiendo
la nota que se está dictando desde los cielos, para ayudarnos a todos. Estamos
construyendo un bienestar y un ordenamiento para nuestras propias ideas.
Tienen que ser motivo de constante vigilancia las ideas que nos vienen a nuestra
mente. Si por un lado estamos diciendo “ayúdense con melodías musicales”, que les
van a armonizar la mente, al mismo tiempo les estamos invitando a “vigilar su mente”.
Todo vibra, se mueve y funciona para el progreso. La ley tiende para el
progreso, pero el que no la busca, no solamente pierde ese progreso, sino que corre
riesgo de retroceder. Esa es la ley. O se progresa o se va perdiendo la oportunidad, y
hay riesgos de retroceder. No es un panorama oscuro el que queremos pintar. En
absoluto. Somos siempre positivos; tenemos siempre esperanzas y aspiramos a alcanzar
todo lo que es adelanto. Pero Vds. tienen ejemplos dentro del género humano, seres que
no respondieron y retrocedieron tanto que hoy están con cuerpos similares a los del
reino inmediato inferior. Eso es un hecho, muy lamentable pero un hecho que está
probando que existe ese peligro. No lo están corriendo, seres que, como Vds., están en
pleno uso de sus facultades, pero que la Enseñanza les quiere despertar un ansia mayor,
para que se adapten a una realidad, que no siempre es comprendida por todos.
Les citamos este hecho para decirles: muchas ideas pueden venir a la mente que
no siempre saben si son propias; porque todo lo que es acción, sentimiento y deseo crea
formas invisibles a los ojos humanos, pero formas existentes, que pueden aproximarse a
otros seres y transmitirles ideas que no siempre sean superiores, que no siempre
acompañen la necesidad de progreso. Así que mentes serenas, podríamos decir, mentes
musicales, que armonizan con notas superiores, están alertas para que sus ideas se
adapten siempre a todo lo que sea bien general y amor universal.
Si, por ejemplo, tienen ideas muy bonitas, pero que uno las analiza y ve que
solamente tienen índole estrictamente personal, estén alertas. Lo que no sea bien
general no sirve como realidad de progreso. Podemos llegar a desenvolver ideas en que
vemos las posibles ventajas estrictamente personales. Pero contra esas ideas estamos
advirtiendo.
Recuerden que comenzamos las primeras palabras de esto que estamos
desenvolviendo hablándoles de armonías musicales de las esferas en movimientos.
¿Vds. creen que eso se puso en movimiento para una utilidad personal, individual? La
razón les va a decir que no es así. Es evidente que se puso para el conjunto, para todos.
Y tema a tema que desenvolvemos con el máximo cuidado para que sea útil,
estamos procurando dirigir el pensamiento de Vds., sin imponerles, pero dirigirles el
pensamiento y el sentimiento, hacia lo que les va a hacer construir un éxito total. Pero
que esa meta o esas ideas comprendan el conjunto. Y estamos hablando de una
adaptación y de un discernimiento para saber si lo que estamos pensamos construye o
destruye.
Dentro de la enseñanza rosacruz se califica el discernimiento como joya de la
mente. Una preciosidad en nuestra mente es el discernir, el permitirnos analizar y
distinguir una cosa de la otra en sus verdaderos valores, eternos o transitorios.
Discernimiento. Y si todavía queremos hacer uso de métodos de adelanto,
obliguémonos a repetir buenas acciones. La repetición es lo que nos va a dar una
formación definitiva, pero tenemos que saber persistir. Nos es muy simple formar un
programa y realizarlo durante horas, hasta que nos olvidamos de ese programa y de
determinado momento en adelante dejamos de cumplirlo. La nota de repetición en el
bien actuar es lo más difícil que se plantea al espiritualista, porque no es nuestro
programa el que realizamos; porque si bien lo hemos planteado, lo hemos analizado, lo
hemos decidido, todavía somos consecuencia del medio. El medio actúa en nosotros, lo
que no debería ser. Vds. verán como actúa.
Estos temas son temas que van a tratar hechos no comunes. Para hechos
comunes tenemos el mundo y todas las horas que nos dedicamos a nuestra actividad en
general. Cuando nos reunimos aquí vamos a ver aspectos no bien conocidos. Y uno de
ellos es cuando comprobamos personalmente que somos una consecuencia del medio,
cuando toda la enseñanza pretende algo más: desenvolver no una personalidad externa,
sino una divinidad interna individual, que persigue lo que realmente es: un fin divino. Y
ese fin divino lo vamos a ir descubriendo en nosotros mismos cuando vamos aplicando
estas normas, que son las que estamos explicando con un cierto cuidado, pero que
tienen que darse cuenta que radica en ¿estamos adaptándonos a nuevas fórmulas de
progreso? ¿Estamos aplicándolas? Adaptarnos es seguir una corriente superior.
Estamos formados de costumbres, de hábitos; procedemos como todos los
demás. Pero el camino espiritual nos asegura que ya no es suficiente. El camino
espiritual nos explica que somos entidades divinas que tenemos que llegar a manifestar
algo diferente para encontrarnos a nosotros mismos. Si no, funcionamos como máscaras
o caricaturas de lo que deberíamos ser. Esa es la pena. La pena es estar perdiendo
tiempo. Es la expresión más concreta y más seria. Deberíamos revelarnos a esta
situación. Somos pocos; tendríamos que ser todos, que queremos comprendernos a
nosotros mismos. No puede haber una armonía musical estelar, planetaria, cósmica,
funcionando para llevarnos a metas extraordinarias, y en cambio nosotros, convencidos
de que el medio ambiente es suficiente, seguimos la corriente general, con resultados
mediocres. Si. Mañana, cuando es tarde, analizaremos y veremos que los resultados
fueron tan pocos, cuando una vida es un esfuerzo tan grande.
Una vida es una programación celeste, en que ángeles nos dicen: este es tu
archivo, este eres tú, aquí aciertas, aquí y aquí, pero en esto aún estás débil; ¿te animas
a corregir? Sí. Porque en este estado, la misma vibración de quien presenta el programa
- el que presenta el programa no es un improvisado; es un ser que está emitiendo una
nota superior, que aviva en nosotros potencialidades adormecidas. En ese momento
gritos de gloria parten de nuestro interior, invitándonos a acompañar, a alcanzar lo que
se nos está proponiendo. Y viene un proceso enormemente selectivo y cuidadoso, para
darnos la oportunidad de cumplir. Descendemos, vamos atrayendo lo que nos va a
servir después para manifestarnos en la tierra. Todo un proceso se hace en la Tierra
para que la futura mamá tenga un bebé que va a estar concebido dentro de ese
programa. Y hoy en plena conciencia, ya mayores, todavía lo desconocemos, porque las
condiciones mundanas amortiguan, nos opacan.
Para la finalidad espiritual no es bastante lo que están haciendo; ahora hagan
más; adáptense a la realidad que Vds. mismos se marcaron. Empiecen una actividad
dando prioridad a las cosas verdaderas. Hagan selección de lo que es verdadero de lo
que no es. Verdadero es lo que pueda tener perpetuidad, eternidad, permanencia. Lo
que no tenga permanencia, lo que no sea bien de todos, no sirve para nadie, no sirve
para Vds.; porque mientras vivan de acciones, deseos y pensamientos personales se
están aislando de ese programa que se formó. Ese programa se forma en mundos
superiores, donde la nota de armonía vibra y les hace proyectar. Pero ahora es el
momento de buscar cuidadosamente dentro de Vds. ese programa, adaptarse a ese
programa, no adaptarse a lo común. Por eso vigilen el pensamiento, no acepten
insinuaciones mentales que los lleven por un sendero común. Busquen imaginar lo que
será eterno y verdadero; búsquense dentro de Vds. mismos la criatura divina que, en el
fin, son. Adáptense a la realidad a la que Vds. siempre tienen que responder, que es la
realidad que los llevará algún día al plano que les corresponde.
Pero hablamos de discernimiento como joya de la mente. Si. Joya de las más
preciosas. ¡Cuánto cuesta discernir! ¡C uánto cuesta distinguir ciertas sutilezas que nos
van acompañando y que dejamos que nos acompañen porque no sabemos distinguir! El
discernimiento es algo precioso que tenemos que ejercitar con todo cuidado. No confíen
en que son mayores. No confíen en que merece, lo que Vds. piensan, el mayor respeto
porque alcanzaron la edad de mayores. No es bastante la edad. Todo está sujeto al
examen. No confíen en que haya podido tener éxito en tales o cuales sentidos. Busquen
una realidad definitiva. Llegará un momento en que pensarán y sentirán de forma tan
positiva, que vosotros serán inconmovibles. No habrá juicio externo que sea más
poderoso y profundo que el juicio que Vds. emitan.
Amigos, esto es lo que estamos pretendiendo. Que se levante dentro de cada uno
una autoridad inconmovible que tiene una base sólida: la capacitación que Vds.
alcanzaron, porque finalmente supieron sentir y saber hacia donde van. Eso es
adaptación al progreso; eso es discernimiento. Pero para alcanzar esa situación tienen
que tener un comportamiento permanentemente cierto. Si. En esto de repetir un
comportamiento siempre cierto, está el escollo mayor. Nos habituamos a las formas
generales. Nos adaptamos. Hasta ya tenemos un sentido de relatividad. Todo es relativo
al mundo. Lo repetimos muchas veces. Ante dramas, dolores, dificultades, problemas,
sabemos que buscar la perfección nos es enormemente difícil. Pero, ¿por qué no
buscarla, aunque sea difícil? ¿Por qué no buscarla?
Busquemos que nuestras acciones repitan un constante bien, un constante
discernimiento, sereno, seguro, sin angustias ni temores. Al dar lugar a ciertos temores
estamos reviviendo en nosotros etapas antiguas, que ya cumplieron su propósito. Un
pasado, fuese el que fue, cumplió sus propósitos. No queremos remolcar atavismos que
mutilen nuestro desenvolvimiento. Miremos para el frente con toda seguridad, porque
tenemos motivos. Estamos queriéndonos adaptar a nuevas fórmulas de verdadero
crecimiento espiritual, dejando lo inútil; no engañándonos con ilusiones. Estamos
procurando discernir, seleccionando lo que realmente vale, y dejando lo demás para
aquellos que todavía creen que les puede ser útil; lamentando que el mundo se mueva
en esas modalidades aún. Pero nosotros, que vamos entendiendo un poco más,
busquemos de realizar diferente y acudamos a ese discernimiento, a esa joya de nuestra
mente, que nos haga distinguir.
Todavía, empeñémonos en esa repetición. No tengamos momentos de euforia,
de seguridad, de tranquilidad, y después, una futileza nos haga decaer en el desánimo,
destruyéndonos. Estamos destruyendo lo que queremos levantar dentro de nosotros: una
fortaleza permanente, segura, uniforme. Hagámoslo, porque contamos con algo, lo más
preciado, lo que nadie puede quitarnos. Se llama - y es un aspecto divino, es un aspecto
en Dios - voluntad. ¡Hagamos que esa voluntad sea en nosotros poderosísima! Como la
vida es realmente un gran combate, somos soldados que estamos procurando cumplir
con cierta labor, esgrimamos la voluntad como una espada, alada y poderosa que nos
haga vencer en todas las circunstancias. Y siéntanse, amigos, que la inspiración divina,
la ayuda divina estará acompañándoles. Porque cuando así se procede, algo muy nuevo
parte del ser; se va levantando una luz, que es la consecuencia de nuestros esfuerzos.
Esa luz atrae, como bellísimas mariposas que son atraídas por la luz a seres celestiales,
que son atraídos por esa luz, que va elevándose de todo ser bien inspirado, para que
seres celestiales den su ayuda.
Cuando el Cristo dijo “Buscad y encontraréis” o “Llamad y se os atenderá o se
os abrirá”, dijo algo que no tienen que olvidar, que tienen que contar porque es una
realidad. Cada uno y todos estamos dentro del seno de Dios, estamos dentro del poder
de Dios, y por lo tanto, nada se nos es negado, si somos capaces de merecerlo. El ser
que vive de lo común es una caricatura, como dijimos, de su verdadero ser, una
máscara. Es una ilusión. El verdadero ser es el que se levanta, inmortal, dispuesto a
conquistar y alcanzar para lo que vino y para lo que se hizo un proceso tan especial,
selectivo y cuidadoso, y para que todos, sin excepción, alcancen lo que se habían
propuesto.
Amigos, nuestra reunión de hoy ha sido con una asistencia menor. Pero la
atención que han tenido, ha sido la adecuada. Es muy fácil expresarse cuando amigos,
como Vds. saben comprender y acompañar verdades como las que hemos procurado
transmitir. Ayudándome de las armonías estelares hemos procurado establecer la
adaptabilidad al progreso, el discernimiento de todo lo que a nuestro alrededor se
mueve y que actúa en nosotros, y el cuidado en una acción permanentemente repetida,
en la verdadera finalidad que nos ha traído a esta circunstancia de la Tierra.
Adaptabilidad, discernimiento y repetición es lo que hemos querido
transmitirles. Guarden como tema que hemos querido desenvolver, y ayúdense.
Busquen en la música selecta - dentro de las posibilidades de horas y de tranquilidad -
una ayuda. La música superior, la llamada música clásica, que se torna clásica
precisamente porque contiene valores permanentes. Todos lo que fluctúa y desaparece,
es porque no tenía contenido permanente. Las obras que se tornan clásicas, son clásicas
no por el acaso, sino porque contienen lo que es permanente y verdaderamente útil.
Auxíliense. Que la sabiduría de Dios y la voluntad, que es la primera
exponencia de Dios, sea en Vds. una realidad viva y permanente. Que así sea.
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