Comenzamos las palabras de hoy, diciéndoles cuántas y cuántas zonas del mundo están
desprotegidos de lo más necesario; necesidades en todo sentido se manifiestan en toda la
Tierra; ¿podemos seguir resignándonos a estas dolorosas realidades? Tenemos que
emprender cada uno la parte de labor que nos corresponde; pero no es solamente
construyendo en el sentido material que se alcanzarán las verdaderas victorias; tenemos
que ir cultivando el otro aspecto y el más importante de nuestra existencia: el sentimiento.
Donde el sentimiento florezca en la familia humanan, todos los niveles se igualarán y la
felicidad que tanto falta, llegará a alcanzar a todo el conjunto y de ahí para siempre.
Los tiempos después se acortarán; se demoran ahora porque las conquistas son efímeras,
no son verdaderas; entonces los tiempos se demoran; cuando la familia humana decididamente
tome por el verdadero camino que debe seguir, se alcanzarán adelantos inimaginables y
más rápidos. No estamos hablando de ilusiones, estamos hablando de realidades; si la
nota periodística que citamos al principio habla de razas que van desapareciendo, que
quedaron para atrás y hoy tenemos una cultura siglo XX, es evidentemente un adelanto, algo
real que existe y que no estamos inventado. Es un nivel importante, pero relativo; es preciso
que empleemos ese vigor en un sentido más constructivo y definitivo y entonces llegaremos
a etapas superiores que nos esperan, cuando un poder interno, debidamente ejercitado,
lo empleemos definitivamente en un sentido completo y cierto. Ese poder a que estamos
refiriéndonos lo está desenvolviendo la humanidad a todo momento, cuando construye,
cuando realiza; apenas que todo lo que sea realización material y que no represente un
verdadero nivel general no es adelanto verdadero; en cambio, cuando ese poder interno
se va empleando en un sentido más verdadero, noble y para todos, ahí comienza el
verdadero ejercitamiento y adelanto definitivo.
La enseñanza espiritual explica que la humanidad en un principio, muy joven y no conociendo
las características del desenvolvimiento en la Tierra, necesitó ser instruída; las instrucciones
primeras fueron precisas, nos instruyeron desde afuera, para que conociéramos el medio y
para que fuéramos desenvolviendo nuestra propia actividad. Esa dirección dejó de existir
cuando la humanidad desenvolvió ciertas condiciones de independencia y comenzó a
construir por sí misma y dentro de sí misma las condiciones que se transformaron en
facultades actuales humanas. Las facultades humanas existen, lo que prueba que fueron
cultivadas; fue una etapa importantísima, el propio desenvolvimiento que en general se adquirió,
pero si hablamos de desigualdades, de espantosas desigualdades dentro de los niveles
humanos, lo hacemos con el propósito de despertar la condición de cooperación que es
necesaria, para que no nos tengamos que enfrentar, nosotros mismos, ante una realidad
egoísta y espantosa, no habiendo colaborado lo suficiente con
el medio, que nos ha permitido la existencia.
Se hace evidente que aparece una nueva posibilidad: ahora, lo que hayamos conseguido
cultivar internamente, tenemos que darle al exterior; esto es lo más hermoso que manifiesta la
enseñanza rosacruz, nuestro deber par el mundo; vibrar internamente con el vigor de seres
responsables que nos sentimos agradecidos al medio que nos permitió desarrollar
conciencia, nos permitió desenvolvimiento, nos permitió alcanzar cualidades, pero esas cualidades no son
para uso exclusivo de cada uno, son para usarlas inegoísticamente, devolviendo al medio lo que
el medio nos dio. La posibilidad de servir, la posibilidad de ser desinteresados, ¡qué espantoso
egoísmo es el mezquino interés! “Hago esto porque me conviene”, “hago esto porque saco
tal partido”, “hago esto porque voy a tener tal cosa”; proceder así no es condición humana, es
condición sumamente inferior. Ser humano es algo mucho más importante; ser humano es ser
criatura divina que desenvolvió conciencia y esa conciencia le dice de su deber, de su
comportamiento y de sus valores, cómo debe emplearlos para el mundo y para el bien de la humanidad.
Al Sr. Max Heindel, elegido para difundir la enseñanza filosófica para occidente en el
presente siglo, no le concedieron la posibilidad de hacerlo hasta que demostró que el interés
que tenía para alcanzar la luz era tan intenso como el interés que tenía para darlo y ofrecerlo al mundo.
Amigos, cuando nos preguntan a nosotros ¿qué deben hacer para adelantar? ¿en qué
consiste el adelanto?, ¿cómo van a adelantar?, quedamos extrañados porque decimos: qué
mal nos expresamos, qué poco claras son nuestras explicaciones, qué mal transmitimos la
enseñanza, cuando todavía nos hacen estas preguntas! En estos momentos todavía
dudamos si estamos hablando claro, por esto afirmamos: lo que se recibe no es para guardarlo
para dentro, porque intoxica; es como aquella mala comida, mal digerida, que termina enfermando.
Lo que se adquiere de enseñanza interna es para manifestarla al exterior, en acciones de servicio.
Hermosa victoria alcanza el que así consigue desenvolverse; porque el que así finalmente
procede, se manifiesta como unidad divina y útil. Aquel que se descubre a sí mismo y
sabe quien es, se envuelve en luz.
Este problema de saber quien es, es un problema permanente; la generalidad no sabe
quien es, por eso se desenvuelve en el mundo de forma precaria, todavía limitada. Aquel finalmente
se descubre a sí mismo, sabe quien es y lo que debe hacer, al fin llegó a un punto de partida
definitiva. De ahí en adelante no titubea más, no precisa de maestros, no precisa ni siquiera
de la lectura. Aunque la lectura siempre es útil; aunque la cultura no tiene límites y leer buenos
libros es necesario, tenemos que rodearnos de temas útiles, temas constructivos; jamás harán
todos los libros del mundo lo que no hagamos nosotros por nosotros mismos, dentro de
nosotros mismos. Los libros advierten, instruyen, pero no pueden realizar lo que es privativo
de la individualidad de cada uno, que exige que seamos realizadores de nosotros mismos;
si no estaríamos siendo realizados externamente y no es el fin de la evolución. El fin
de la evolución es que nos realicemos internamente, desarrollando facultades.
Cuando las verdaderas cualidades florecen dentro de nosotros, pasamos finalmente a ser
directores de nosotros mismos y de ahí en “adelante, hacia arriba y para siempre”, porque el
que verdaderamente realiza no puede impedir la trayectoria que lo lleva a ascender, para siempre.
El ascender no quiere decir no volver más; el ascender quiere decir volver sin limitaciones; se
irá y se volverá muchas veces, pero ya completamente libres, sin ataduras, con la posibilidad y
la disposición de realizar en el sentido cierto y para siempre.
El real nivel del mundo se alcanzará cuando muchos y muchos vayan y vuelvan, ya libres y
construyen los aspectos de virtud que faltan construir. Ese deber se presenta a todo aquel
que realmente es sincero y que haya comprendido la finalidad de la evolución.
Amigos, no queremos terminar las palabras de hoy sin dejarles una nota más de advertencia
sobre ese mismo poder interno de que hemos hablado. No se limiten; ese poder interno está
latente en cada uno y en medidas iguales; pero es llegado el momento de comenzar a
desenvolverlo en el verdadero sentido; seamos verdaderos constructores, hagamos nuestro
desenvolvimiento, porque hemos crecido y nos corresponde.
Aceptemos nuestro lugar de derecho, que hemos adquirido o que queremos adquirir, cumpliendo
con nosotros mismos, pero cumpliendo con el mundo. Si cumplimos con el mundo estamos
cumpliendo con nosotros mismos y nuestro progreso y adelanto es la gran oportunidad que
se nos brinda. Se vuelve a la Tierra para crecer, pero se vuelve a la Tierra también para cumplir
y servir. Que el deber de cumplir sea la bandera que enarbolamos de forma permanente,
imperturbable y segura. Entonces saborearemos la sonrisa de felicidad que tiene aquel que en
una competencia llega a la meta triunfador. Esos son los verdaderos triunfos;
los demás no son permanentes.
Amigos, terminamos con las palabras de hoy. Si usamos un poco de vigor en lo que decimos,
lo hacemos con exclusivo deseo de serles útil; les creemos capaces y les deseamos
de todo corazón que vibren en la verdad.
Para la verdadera felicidad de cada uno, vibren y realicen en el sentido eterno y
que la paz de Dios acompañe a todos!