Para resumirlo de una manera más simple veámoslo de la siguiente manera: El Ángel de la Guarda
es nuestro Yo superior o Ego que intenta aconsejarnos (como conciencia y por medio de la
intuición e inspiración) para que hagamos el bien en todo momento y para que no nos dejemos
tentar ni caer en dichas tentaciones. El Guardián del Umbral es la personalidad, la conciencia terrenal
que se resiste a cambiar y a dejarse dominar por el Ángel de la Guarda, la que se complace en todos
los defectos o pecados mencionados en otro párrafo. Pero cuando a través de la evolución nos
acercamos a un estado de conciencia en el que comprendemos todo lo que aquí estamos explicando,
entonces nos acercamos al camino de la iniciación y del contacto con los mundos superiores, entonces
descubrimos la parte de la Verdad que nos demuestra que somos magos creadores (dioses
en formación) del bien o del mal y que debemos dejar de practicar la magia negra para centrarnos
en la blanca. La vida cómoda, los placeres, el egoísmo y la poca fraternidad y amor al prójimo,
hacen que no queramos combatir al Guardián del Umbral y eso nos debería llevar a preguntarnos
a nosotros mismos ¿y a quien quiero representar, a Dios o al Diablo?
El bien y el mal, el Ángel de la Guarda y el Guardián del Umbral, o la luz y la oscuridad, tienen como
origen o son, en esencia, una misma cosa. Cuando hay más luz que oscuridad vemos la luz pero,
aun cuando ocurra lo contrario, la luz no deja de existir y el hombre termina viendo como ocurre
cuando alguien está en la oscuridad durante cierto tiempo (años) en la oscuridad. Dentro de la
oscuridad hay luz y, aunque estemos en la oscuridad, nuestra luz interna hará que veamos luz
en la oscuridad. Es la doble polaridad que rige en todo el universo manifestado e inmanifestado
pero que, también en su origen, es en esencia Espíritu, Dios. Por tanto, es deber del hombre hacer
una redención de su oscuridad, trasmutar su Guardián del Umbral en Ángel protector para que
actúe como la Luz que debe alumbrar su sendero de santidad. Dicho de otro modo, nuestro
Ángel redime a la oscuridad para que podamos ver la luz de la Verdad y no nos dejemos vencer
por el engaño y las tentaciones del mal. De esta forma se desarrolla el Ángel, el Yo superior
que se sitúa por encima del bien y del mal.
El Guardián del Umbral es una entidad creada por la propia humanidad, se manifiesta como
una forma astral, su aspecto es horrendo y repugnante y es el enemigo que todos llevamos
dentro y que algún día deberemos vencer. Su origen y comienzo de su influencia sobre cada
uno de nosotros, fue cuando obtuvimos la autoconciencia de que éramos individuos separados
de los demás (cuando se acabó para nosotros la conciencia grupal similar a la que tienen los
animales) a partir de ahí y junto a la Ley del Karma, no ha dejado de influenciarnos negativamente
para poder seguir existiendo. Sin embargo, el común de la humanidad no es consciente de
él ni le puede ver (sobre todo cuando está dentro del cuerpo físico) hasta que no ha adquirido
un grado elevado de desarrollo espiritual porque, si su origen es el mal que hicimos en el pasado
y que aún está sin redimir o trasmutar, está claro que no se nos presentará hasta que tengamos
el poder interno suficiente (como efecto de dicha transmutación) como para ser conscientes
en los mundos invisibles; entonces él intentará impedir ese hecho. Así es que, esa forma
astral que nos acompaña como defectos y pecados, debe ser trasmutada en sus cualidades
opuestas o espirituales para poder debilitar e ir venciendo al Guardián del Umbral en cada vida,
y para ello debemos practicar la oración, la meditación, la observación, la concentración, el
discernimiento y la compasión y el amor al prójimo en cada momento.
Desde el mismo momento en que comenzó a formarse esta entidad lo hizo también el “Ángel
de la Presencia o de la Guarda” que representa todas las virtudes obtenidas o poderes espirituales
desarrollados desde entonces hasta nuestros días. En aquella época (comienzos de la Época
Atlante) teníamos una conciencia poco más desarrollada que los animales domésticos actuales,
y por tanto y como resultado de la “Caída” tuvimos que comenzar a evolucionar por medio
del bien y del mal y este par de opuestos todavía están con nosotros como están las dos
entidades mencionadas. Vida tras vida, como proceso de evolución, vamos venciendo un
poquito a este Guardián del Umbral a la vez que fortalecemos al Ángel Custodio, pero es
cuando el hombre conecta con el sendero de ocultismo o del corazón, cuando comienza la
verdadera batalla entre el bien y el mal. Como ocultista, he de decir que el conocimiento que
he obtenido de mis estudios, meditaciones, ejercicios espirituales, etc., me ha sido inmensamente
útil para conocerme a mí mismo y para intuir el poder de mi
Guardián del Umbral y de mi Ángel de la Guarda.
Como pueden ver los lectores en los artículos que tengo en los tres blogs, el verdadero ser
humano está compuesto de cuatro cuerpos y está evolucionando en tres mundos. En
estado de vigilia somos conscientes del mundo físico y cuando dormimos o perdemos la
conciencia de este mundo, la obtenemos en los mundos invisibles. Pero es principalmente
en vigilia cuando alimentamos a esas dos entidades, es decir, cuando actuamos con la mente,
cuando emitimos sentimientos y deseos, cuando hablamos, y cuando hacemos algo
físicamente. El pensamiento es, por lo general, el origen de todo lo que hacemos puesto que
pensamos lo que vamos a hacer, pero también los impactos externos (lo que vemos, lo que
oímos y lo que nos hacen) estimulan nuestros cuerpos (mente, cuerpo de deseos y físico)
para que respondamos de alguna manera (con pensamientos, sentimientos, deseos, emociones,
física o instintivamente) luego entonces, la mejor herramienta para vencer nuestros defectos
(Guardián del Umbral) y desarrollar los poderes espirituales (Ángel de la Guarda) es estar
consciente y voluntariamente en constante observación (concentración) utilizando la meditación
y el discernimiento para que nuestros actos sean positivos. Esta es la única manera de
fortalecernos para hacer frente al Guardián del Umbral en su momento, ya que esta actitud
nos aporta confianza propia, fortalecimiento interno, equilibrio y voluntad; lo que necesitaremos
como aspirantes a la iniciación para entrar y ser conscientes en los mundos invisibles.