Es cierto que cuando se contacta con un Maestro él nos ayuda a dicho fortalecimiento para que
venzamos al Guardián del Umbral, pero somos nosotros quienes debemos esforzarnos cada
día para que se desarrolle esa fortaleza y quienes debemos vencer a dicho Guardián antes
de obtener la primera iniciación y de ser conscientes en los mundos invisibles. Lo mismo que
decimos los estudiantes rosacruces que Dios está más cerca de nosotros que nuestras propias
manos, también podemos decir lo mismo sobre el Guardián del Umbral y sobre el Cielo y
el Infierno. Nuestro cuerpo de deseos está compuesto de materia del Mundo de Deseos, el
cual está dividido en dos grandes regiones llamadas Purgatorio y Cielo, según vamos
eliminando defectos y adquiriendo virtudes espirituales, vamos atrayendo y expulsando
materia del Cielo o del Purgatorio y, como consecuencia, alimentando a una entidad o a otra.
Si bien hemos dicho que el Guardián del Umbral es una entidad compuesta de la materia de
las regiones inferiores del Mundo de Deseos (infierno y purgatorio), su imagen no es siempre
la misma salvo en que es tan horrible y asquerosa que hace que sintamos vergüenza y
repugnancia hacia nosotros mismos. Según la naturaleza y predominio de lo que representa
puede tener una cosa u otra pero, por lo general, suele ser de sexo contrario al individuo que
lo ve. Con esto quiero decir que su forma es la verdadera imagen de nuestros temores y de
otros aspectos personales (la muerte, lujuria, miedo, etc.) y que, a la vez que nos causa
terror, puede causarnos repugnancia que, en definitiva, es hacia nosotros mismos.
Teniendo en cuenta que esta entidad no solo se alimenta del mal que hacemos sino
también de los efectos que nuestro mal causa (por ejemplo: el odio que una persona
tenga hacia nosotros por el mal que le hemos hecho), puede representarse como
cualquier otra imagen que, en sus muy variadas trasformaciones, demostrará la intención
de atacarnos, intimidarnos y aterrorizarnos.
El Guardián del Umbral es una forma psíquica que se ha ido formando gracias a los
diferentes cuerpos del hombre, por tanto, su origen procede de:
1º.- Los subplanos inferiores del Mundo del Pensamiento por la manera negativa
de pensar de la humanidad.
2º.- Las subdivisiones inferiores del Mundo de Deseos, por los deseos, pasiones y
sentimientos negativos que expresa el hombre.
3º.- Las dos subdivisiones etéricas inferiores de esta región del mundo físico donde
también se forman los hábitos y vicios.
Así es que nosotros, como dioses en formación o magos que somos, lo hemos creado y le
hemos dado poder y conciencia sobre dichos aspectos y planos. En realidad, podríamos
considerar a este ser como un egregor planetario al que las religiones denominan
el “Diablo” o “Demonio” que tienta a la humanidad. Las religiones nos dicen que luchemos
contra el diablo porque representa el mal y causa temor pero es ese mismo temor, y las
fobias, y los tabúes, y la desconfianza, y el pecado y la perdición eterna de lo que se alimenta
dicho Guardián. Hagámonos a la idea de que estamos conectados a nuestro Guardián y por
medio de esa conexión le alimentamos con el mal que cometemos a diario mientras que
él nos influye cada vez que puede para que satisfagamos sus inclinaciones.
Podríamos decir que las experiencias o contacto con el Guardián del Umbral se producen (por
lo general) en la etapa de “discípulo” que es cuando comienzan a notarse más las desconexiones
entre los vehículos del Yo superior. No se presenta antes porque solo lo hace cuando el
aspirante espiritual ha madurado lo suficiente como para fortalecerse con su confianza
propia y con la firmeza que ha obtenido a lo largo del sendero. A partir del contacto con
el Guardián del Umbral, el discípulo o Iniciado obtiene suficiente poder como para que
pueda valerse por sí mismo en muchos asuntos y circunstancias de su vida. Hasta ese
momento tenía ayuda pero, a partir de ahí, cuando cometa maldades “notará” la presencia
del Guardián del Umbral como algo que le influye negativamente. Esto continuará así hasta
que el aspirante espiritual termine de reducir su negativo pasado y hasta que venza sus
temores y sus vacilaciones para así poder actuar con responsabilidad y conciencia ante su destino.
La humanidad en común no ve a este ser pero sí lo hacen los guías de la misma y los
Maestros y Adeptos de las Escuelas donde se desarrolle el aspirante, ese es uno de los
motivos por los que nuestros hermanos mayores se apenan de nosotros. Pero esa visión
horrible y repugnante también llegará un día ante nuestros ojos cuando estemos listos
para cruzar el umbral, el umbral que nos facilitará nuestra primera recompensa al esfuerzo
que hemos realizado para entrar en el Camino de Perfección. Lo mismo que los Señores del
Karma basan nuestro destino en gran parte de lo que representa el Guardián del Umbral,
así podemos decir que, a partir de vencer a esta entidad, comienza una cuenta atrás para los
renacimientos futuros. Vencer al Guardián del umbral es tener una ayuda para terminar
el ciclo de renacimientos y para comenzar a colaborar con los Hermanos Mayores y las
Jerarquías para ayudar a la humanidad de diferentes formas. Atravesar el umbral es, en
parte, ir muriendo como personalidad junto al Guardián para renacer como Iniciado a una
nueva vida pues, a partir de ese momento, nuestro contacto con seres hasta ahora
inimaginables, será motivo de dicha y bienaventuranza. El Guardián del Umbral es
nuestra propia creación y nosotros somos quienes debemos transformarle
para hacerle nuestro Ángel Guardián.
Cuando el aspirante espiritual toma la decisión en una determinada vida de poner manos
a la obra para acelerar su desenvolvimiento espiritual, puede observar cómo, en pocos
años, parece haber creado otra persona muy diferente a lo que era hasta entonces. Algo
similar ocurre con la visión del Guardián porque, siendo consciente el aspirante de sí mismo,
vive (aunque fuera de él) lo que es dicho guardián, y esa es la señal del comienzo de la batalla.
Si el discípulo vence, la muerte ya no será igual para él puesto que habrá una continuidad de
conciencia, si el discípulo se deja vencer por los temores, si le falta confianza en sí mismo o
si huye en su conciencia por no poder afrontar lo que debe, todo continuará siendo como era antes.
Traspasar el umbral es comenzar una nueva etapa en la cual tenemos la ayuda de un Maestro
pero también donde nosotros tenemos la responsabilidad y el deber de hacer frente a lo que nos
viene sin apenas ayuda de nadie. En ese momento somos conscientes de que el mal del
pasado es la causa de ese presente y, por tanto, sentimos la necesidad de afrontar el futuro
con decisión y con la mejor voluntad de hacer el bien allá donde podamos. Las inclinaciones
y los hábitos se deben cambiar, las causas que crearon el mal ya no deben ser repetidas,
los deseos de vivir deben ser elevados y la personalidad que hasta entonces deseaba
renacer por apego material debe ser transformada para que solo busque lo espiritual;
nadie puede traspasar el umbral que lleva a la nueva Luz si no ha creado la luz en su interior.