Podría Jurar Que Escuché Las aves Llorar
Alexandra Porter, Ph. D.
Conferencia
Septiembre 15, 2000
[Introducción y agradecimientos ]
En esta conferencia examinaremos la sensación de sufrimiento que llamamos dolor,
mientras intento explicar el concepto que tengo de una sensación dolorosa. En un estilo
imaginativo y creativo, presentaré un ejemplo de una experiencia de vida dolorosa. El propósito
de esta historia es evocar una reacción emotiva, de la audiencia, respecto a la experiencia
de vida de otra forma viviente.
Mi historia es un concepto de la transmisión del dolor y la teoría básica de nuestra sensación de
sufrimiento. Primero, la percepción de mi concepto, del dolor, es dada en porciones
de un punto continuo en el espacio o un "nuevo día". Es un fácil argumento para creer
que otra forma viviente puede sentir dolor. En segundo lugar, la memoria que sujetamos
de una experiencia de vida dolorosa es la base de mi teoría. Es una teoría evolutiva
utilizada como paradigma para el concepto que tengo del dolor.
En la sociedad de hoy en día, el dolor es la causa primaria de la deshabilitad. De acuerdo
con Margo McCaffery (McCaffery) 1980, “dolor es cualquier cosa el cliente dice que es”. En
sus estudios del dolor hay principios básicos que yo sigo. La Asociación Internacional para
el Estudio del Dolor, (IASP por sus siglas en ingles), define el dolor como “una desagradable
y subjetiva experiencia sensitiva y emocional adjunta con un real o potencial daño
de tejido, o descrito en los términos del daño” (IASP) 1979.
Max Heindel nos dice que “Todo lo que hay en este mundo y que halla sido hecho por la
mano del hombre, es pensamiento cristalizado; las sillas sobre las que nos sentamos; las
casas en que vivimos, [las varias comodidades, como] los teléfonos, buques, locomotoras,
etc., fueron una vez pensamientos en la mente humana. Si no hubiera sido por ese
pensamiento, la cosa no habría aparecido jamás. De parecida manera, los árboles,
flores, montañas y mares, son los pensamientos cristalizados de las fuerzas de la
Naturaleza.” [La Filosofía Rosacruz En Preguntas y Respuestas Volumen I, p. 28].
De mi punto de vista, mi teoría evolutiva es la explicación de sentir el dolor ajeno.
En mi teoría el concepto de dolor es una sensación de sufrimiento, que puede ser
transmitida por el sistema nervioso de una forma de vida a otra. Mi teoría está basada
en la creencia de que no estamos en este mundo como los únicos seres capaces de
comunicarse. Si mi teoría es correcta, cada forma viviente tiene la capacidad de
comunicarse con otras formas vivientes. Consecuentemente, cada forma
viviente tiene la capacidad de transmitir, conscientemente o inconscientemente,
cualquiera de las múltiples sensaciones; como el dolor.
La historia contada abajo se desarrolla en mi casa a la época que intuía dos árboles
de sándalo dentro del jardín en el frente de mi casa. Aunque sus vidas fueron llevadas
como árboles de sándalo en nuestro mundo físico, para ellos nuestro mundo era su
reino espiritual. A menudo nos preguntamos si las otras formas vivientes son como
nosotros y yo tenia los mismos pensamientos en ese entonces.
¿Alguna vez se han preguntado qué sienten los otros
cuando están teniendo una sensación de dolor?
Me pregunto si alguno de la audiencia [o de los lectores] alguna vez haya
experimentado una comprensión visceral del dolor de su vecino.
¿Puede la audiencia [o los lectores] imaginar un
mundo en el que se pueda sentir las aves llorar?
Para los que puedan hacerlo, esta historia pinta un
mundo que puede ser parecido al de ellos.
Para ser conmovido por esta teoría, tenéis sencillamente que recordar historias en las
que los animales han dado una advertencia a sus amos que alguien o algo les iba ha
causar daño. En sus intentos heroicos de salvar a sus amos de un daño invisible, intentan
señalarle a su dueño con varios signos de dolor. En algunos casos, el destino hado de
estos animales era la muerte. Cada vez que leí estas historias, a menudo, me estaba sujetando
mis manos juntas sobre mi cara en descreimiento.
A medida que mi historia comienza, enfoquen su mirada fijamente en un punto continuo en
el espacio. Ahora, diesen el permiso de entrar a un mundo donde diferentes formas
vivientes están teniendo discusiones unas con las otras. Por tanto, imaginen que en
este mundo, las formas vivientes están de duelo por las partes de sus cuerpos físicos.
Sucesivamente, cuando viajen en este mundo, es posible sentir una parte de otra forma
viviente. Esta imaginativa y creativa historia toma inicio en la casa de la autora. Es una
historia verdadera sobre la experiencia de la escritora con un árbol de sándalo.
Y... así... “érase que se era,” es cómo la historia comienza..
Recuerdo nítidamente aquel fabuloso día en el mes de mayo, tal como cuándo y dónde ese punto
en el espacio empezó a encorvar. Por todo aquel jueves, tuve la sensación que alguien había
entrado en mi vida. En aquel punto continuo en el espacio, también tenía una fuerte
premonición que mi vida nunca sería la misma. Según levantaba la vista hacia el cielo
vi que un color azul estaba cubriendo el entero espacio visible del cielo. He visto cómo
una profunda y densa neblina, con matices color azul, se envolvía alrededor de cada
nube blanca. Por todo el cielo, sentí un rítmico sentido de orden y la cubierta azul dio un
tono armonioso al cielo. Cada nube parecía estar bailando en cadencia con la misma
melodía. Era un día en que sentía que el cielo y su belleza eran
parte de mí y me sentía alegre de estar viva.
Las aves estaban saludándose con sus sonidos de música. Sus chirridos penetrantes
todavía perduran vívidos en mis oídos. Las aves parecían estar conscientes que el
día apenas había empezado. Dentro de sus continuos melódicos cantos, se contaban
historias, quizás de veces del ayer. Intuía que sus recuerdos estaban llenos de innumerables
historias de puntos en el espacio en los que sus vidas habían sido una parte de otras
formas humanas. Hubo un sentido de bienaventuranza en todo el aire, y la más
reciente experiencia de mi vida acababa de empezar.
En el aire estaba el olor acre de una fragancia de sándalo fuerte y duradera. El aire fresco
e impecable hizo el olor penetrar mis alrededores. Para mí, nuestro sentido del olfato tiene
un significado profundo y celestial. Nuestro sentido del olfato es sumamente desarrollado
y una de nuestras facultades espirituales más generosas. Por lo tanto, con este
pensamiento en mente, recuerdo pensar que los árboles de sándalo dan su olor
incluso al hacha, sierra, o a la hoja del cuchillo que talla sus ramas.
Como recuerdo, el día apenas acababa de empezar; el principio de un punto continuo
en el espacio. En la periferia de mi visión estaban los sonidos de los fotones, cuales
yo percibí como luces. En un lejano punto del espacio había un cuerpo planetario
hermoso que llamamos "Estrella". La estrella estaba brillando y parecía estar
acompañada por la Luna. Los dos cuerpos planetarios parecían estar viajando en la
misma dirección, lejos de mí, hacia otro, no-visible, punto en el espacio. Podía escuchar
el plácido y fuerte movimiento del viento. En el momento en que el viento emitía sus
sonidos zumbadores, su presencia me llenó con el sonido de mi propia paz profunda.
Cuando repienso en aquel día, recuerdo pensar que los matices del azul del cielo
estaban empezando a responder a nuestras vidas con un matiz más profundo. El profundo
color del cielo me suministró con una visibilidad fresca y clara de la atmósfera. El punto
continuo en el espacio pareció tener amplio lugar, tanto que uno habría podido ver a
millas y millas de distancia. Todas las aves respondieron a la bella atmósfera.
Parecían llegar volando de la nada. Fue casi como si hubieran volado desde muy
lejano para tomar parte en un acontecimiento especial y místico. Las aves y su
canto me recordaron que ellos habían desempeñado un papel importante en mi propia
vida. Dentro de sus vidas yo había vivido la mía y empecé a recordar aquellos
maravillosos momentos. Repensé al hecho que las aves siempre estaban
cantando como si estuviesen agradecidas de vivir.
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