Luego, en esta retrospección, sentí una sensación de sed.
Volteé mi cabeza hacia mi derecho y vi una mesa nocturna pequeña.
Encendí la lámpara nocturna y vi dónde yo había puesto un cántaro de
agua antes de acostarme esa noche. En la misma mesa estaba una copia
de un artículo titulado “Qué es la Verdad.” El artículo era una alocución dictada
por Max Heindel el 26 de marzo de 1911. Este decía, en partes, "En los
ejercicios de la Fraternidad Rosacruz nos han dado unos medios
espléndidos de entrar en contacto con la verdad. Nuestro lema dice, y
lo mismo fue dicho por Platón y Juan, 'Dios es Luz.' Si vamos a uno de
los grandes observatorios y con el telescopio mejor hecho miramos en
el espacio, vemos que no hay ninguna frontera para la luz. Está en todas
partes. Con el símbolo de luz allí expresado viene la idea de la omnipresencia
y magnitud del Dios a quien veneramos. Juan, con la intuición mística, dice
en los primeros cinco versos de su evangelio (qué algunos usan en los
ejercicios de la Fraternidad Rosacruz ), ‘Al principio era el Verbo.' En ese
respecto tenemos una solución maravillosa del problema, por el cual
estamos buscando, porque cuando regresamos al principio,
estamos en el reino de la verdad.
“En estos tiempos nos hemos hundido en la materia, y somos
incapaces de entrar en contacto con la verdad, directamente; pero
cuando regresamos en pensamiento al origen de las cosas, entonces
estamos en pensamiento con Dios y más capaces de reconocer la verdad.
Por esa razón al probacionista en la Fraternidad Rosacruz se le enseña regresar
en pensamiento a ese tiempo. 'Y qué sobre la oscuridad; ' alguien pregunta, 'es
mal este? ' No, no hay nada malo en el universo de Dios. Durante el día percibimos,
por la luz del sol, las glorias de esta tierra pequeña que gira en el espacio.
Quizás si hubiese sólo luz del sol debemos percibir nada más allá de esta tierra
y permanecer ignorante de que hay más de sol y luna. Pero cuando viene
la noche y las glorias del día se han marchitado, cuando el sol ya no ilumina más
el cielo, nosotros podemos comprender hasta cierto punto por lo menos la
inmensidad de espacio; podemos ver mundos millones y millones de millas lejanas.
El alma está así estimulada a devoción maravillosa cuando moramos
en la verdad que Dios es todo en todos."
Con el uso de la retrospección, fui llevada a la realización de que el
ejercicio de la retrospección, por si mismo, me había traído a la verdad detrás del
sueño. Analicé lo citado anteriormente y comprendí que, en el sueño, yo
había sido demasiado rápida en juzgar el silencio y la manta fosforescente y
había fallado al no ver el cuadro en toda su dimensión. Entonces regrese al
ejercicio de la retrospección, caí dormida de nuevo continuado el sueño
exactamente como lo dicho anteriormente. Sin embargo, ésta vez, yo no
grité. Simplemente dije, a sí misma, que no tenía nada que temer y dormí
hasta la mañana siguiente, obviamente sin el miedo.
La mañana siguiente el sueño todavía era vívido en mi mente. Junto con
la recolección del mismo estaba un sentido de paz. Esa paz me recordó que
materias sólidas deben volverse ideas antes de que el sexto sentido del hombre,
la intuición, pueda percibirlos. Entonces para ser comprendido por su
séptimo sentido, el cual es la pura sabiduría, debe disolverse en el espíritu.
Quizás ésta es la razón por cual la mayoría de nosotros aparentamos ser
muy inteligente en la percepción retrospectiva. En este momento,
estuve convencida que el sueño tenía las características de esclarecimiento.
De manera que podamos apreciar los cambios que tuvieron lugar
dentro de mí, en el sueño, permitidme entretener
la idea más básica de este tema.
En la página 123 de El Velo del Destino, nos dicen, “Dios es Luz, y ni
aún el más potente de los telescopios que abarca millones de kilómetros
en el espacio ha encontrado los límites de la Luz. Pero nosotros sabemos
que sino fuera porque tenemos ojos con los cuales percibimos la luz, y
oídos que registran las vibraciones del sonido, caminaríamos por la tierra
en eterna oscuridad y silencio; así pues, para percibir la Luz Divina , que
solo puede iluminar nuestra oscuridad espiritual y oír la voz del silencio,
que es lo único que puede guiarnos, debemos cultivar nuestros ojos y
oídos espirituales; y la oración, la verdadera oración científica, es uno
de los métodos más poderosos y eficaces para encontrar gracia delante
de nuestro Padre, y recibir la inmersión de la luz espiritual, la cual
alquímicamente transforma al pecador en santo y le envuelve con
el velo dorado del desposorio de Luz, el luminoso Cuerpo-alma.” [p. 219]