EL MAGNO MISTERIO DE LA ROSACRUZ
De vez en cuando llegan a nuestras manos cartas de los estudiantes quejándose de
que se encuentran solos en el estudio de la Filosofía Rosacruz, que sus esposas, o esposos,
o hijos, o bien otros familiares no simpatizan o son antagónicos a las enseñanzas, a
despecho de todos los esfuerzos de tales estudiantes para ganarles a la causa o interesarles
favorablemente y de este modo tener un compañero más en sus estudios, o por lo menos
libertad para seguir sus inclinaciones. Esta fricción les produce un cierto estado de
infelicidad de acuerdo con sus temperamentos y se nos pregunta por los referidos
estudiantes el consejo para vencer su antagonismo y convertir a sus relaciones.
Esto hemos hecho con cartas personales y hemos tenido la oportunidad de cambiar
las condiciones de algunos hogares cuando nuestro consejo ha sido seguido; pero sabemos
también que frecuentemente aquellos que sufren más agudamente no se lamentan, y por
esta razón hemos decidido dedicar un corto espacio de tiempo a la discusión de este asunto.
Se dice muy acertadamente que “un conocimiento pequeño es cosa muy peligrosa” y esto
se aplica con la misma fuerza a las enseñanzas rosacruces que a cualquier otro aspecto. Así
pues, el primer paso que hay que dar es para averiguar “si tenemos el conocimiento
suficiente” para estar seguros en nuestra tesitura. A tal fin me permitiré hacer esta pregunta:
¿Cuál es la enseñanza Rosacruz que está usted ansioso de compartir con otros y cuál es su
objeto? ¿Es este objeto el de las leyes gemelas de “Causación” y “Renacimiento”? Estas
leyes son excelentes para explicar muchos problemas de la vida y sirven de gran consuelo
cuando la guadaña de la muerte aparece y roba de nuestro hogar un ser querido. Pero
también debe usted tener en cuenta que hay muchos que no tienen ni poco ni mucho interés
en tales explicaciones. Están constitucionalmente tan inadaptados para aplicar sus
conocimientos, como un mudo lo está para el uso del teléfono. Verdad es que trabajamos
para una mayor conciencia de la ley y de sus propósitos, pero de todos modos no olvidemos
que estas leyes trabajan para el bien de todos aunque nosotros no estemos conscientes de
ello, y por lo tanto, “su conocimiento no es esencial”. Sus familiares no sufrirán una gran
pérdida por el hecho de que no abracen esta doctrina y, en cambio, pueden escapar al
incidente peligroso de la posesión de “un poco de conocimiento”.
En la India donde estas leyes son conocidas y creídas por millones de personas,
éstas hacen muy poco esfuerzo para el progreso material debido a que ellas saben que
tienen un tiempo sin fin y que lo que no hagan en esta vida pueden aguardar muy bien hasta
la próxima u otra encarnación. Muchos occidentales que han aceptado la doctrina del
renacimiento han dejado de ser miembros útiles de la sociedad porque han adoptado una
vida de indolencia y atrayendo hacia sí las llamadas enseñanzas superiores, reproches y
censuras. Si sus amigos no quieren saber nada de estas enseñanzas déjeles tranquilos. El
conseguir prosélitos, no es de ningún modo el punto esencial de la enseñanza Rosacruz. El
Guardián del Umbral no les examinará de sus conocimientos y admitirá algunos que sean
completamente ignorantes de esta materia, cerrando en cambio la puerta en las narices de
otros que han dedicado sus vidas a estudiar, a dar conferencias y a enseñar estas leyes.
Entonces si las doctrinas de Causa y Efecto y Renacimiento no son esenciales, ¿qué
diremos de la “compleja constitución del hombre”? Seguramente es de primordial
importancia el saber que nosotros no somos solamente este cuerpo visible, que tenemos un
cuerpo vital para cargarlo de energía, un cuerpo de deseos para gastar esta fuerza, una
mente para guiar nuestras decisiones por caminos razonables y por último que somos
espíritus virginales envueltos en un triple velo como egos. ¿No es efectivamente esencial el
saber que el cuerpo físico es la contraparte material del Espíritu Divino, que el cuerpo vital
es la réplica del Espíritu de Vida, que el cuerpo de deseos es el reverso del Espíritu humano
y que la mente forma el eslabón entre el triple espíritu y el triple cuerpo?.
No, “no es esencial el conocer estas cosas”. Usado propiamente este conocimiento
es de gran ventaja, pero puede ser también una decidida desventaja en el caso de aquellos
que tienen solamente “un poco de conocimiento” en este respecto. Hay muchos que están
meditando siempre sobre el “yo superior” a la vez que olvidan a tantos “egos inferiores”
que están en la mayor miseria a sus mismas puertas. Hay muchos que sueñan día y noche
sobre el momento en el que podrán hacer esos “vuelos anímicos” como “auxiliares
invisibles” y endulzar los sufrimientos de los enfermos y tristes, y sin embargo no se
tomarían la molestia de tomar un tranvía para pasar una hora al lado de una pobre alma sin
amigos ni conocidos, que está en el lecho de un hospital de caridad para llevarle una flor y
una palabra de aliento. Otra vez repito, que el Guardián del Umbral está más propenso a
admitir a aquel que hizo lo que pudo y no a los que soñaron mucho y no hicieron nada para
enjugar las lágrimas de los que lloran.
Si podemos hacer que las gentes estudien las enseñanzas Rosacruces acerca de la
muerte y después de la vida, debemos sentir como paso obligado el indicarles algo del
cordón plateado que permanece intacto durante un período variable de tres días y medio
después de que el espíritu ha abandonado definitivamente el cuerpo físico, y que éste debe
dejarse libre y sin molestias durante todo ese tiempo en el que el panorama de la vida
pasada se está grabando en el cuerpo de deseos para servir de árbitro de su vida en el
mundo invisible. Entonces es llegado el momento de pasar al conocimiento de la vida del
espíritu en el Purgatorio, como los actos malos de la vida reaccionan sobre el espíritu en
forma de dolor para crear conciencia y preservarle de repetir en una vida posterior los actos
que producen sufrimientos. Después podemos decirles acerca de como los buenos actos de
la vida se transmutan en virtudes utilizables en vidas subsiguientes, como se ha explanado
ampliamente en nuestra filosofía.
Seguramente que habremos quedado sorprendidos ante la aserción de que no es
esencial el conocimiento de las dos grandes leyes gemelas. Probablemente la afirmación
posterior de que es inmaterial el que los demás sepan a qué atenerse sobre la constitución
del hombre según nosotros enseñamos, habrá escandalizado a algunos y, por último, otros
habrán quedado desconcertados al leer lo de que las enseñanzas Rosacruces concernientes a
la muerte y al paso del espíritu a los mundos invisibles, son también conocimientos
relativamente innecesarios para el propósito que anhelamos alcanzar. Realmente no importa
si nuestros familiares comprenden o no estas enseñanzas. En cuanto a lo que concierne a la
desencarnación propia de nosotros, una súplica ferviente de que no toquen a nuestro cuerpo
ni le molesten durante el período indicado, será probablemente ejecutado al pie de la letra,
puesto que el vulgo tiene todavía muchas supersticiones acerca de eso que se llama “última
voluntad”, y si alguno de nuestros amigos desencarna, nosotros estamos allí precisamente,
para con nuestro conocimiento hacer lo propio y debido con ellos. Así, pues, no nos
impacientemos si rehúsan tomar parte en nuestras enseñanzas Rosacruces.
Pero los estudiantes pueden decir: Si un conocimiento de los asuntos antes
mencionados que parecen tan valiosos e importantes es inmaterial para el avance, entonces
se sigue el que los estudios de los Períodos, Revoluciones, Épocas, etcétera, es innecesario
también. En tal caso esto es todo cuanto abarca lo tratado en el Concepto Rosacruz del
Cosmos y no queda nada de las enseñanzas Rosacruces que nosotros hemos tomado tan a
pecho y en las que hemos depositado nuestra fe.
¿Nada queda ya sin mencionar de ellas? Si, sin duda alguna, todo está intacto,
porque todas estas cosas mencionadas son solamente la cáscara que debemos quitar y
desechar para llegar “a la carne, al fruto de la nuez”, la substancia de todas ellas. Acaso
hemos leído el Concepto Rosacruz del Cosmos muchas veces. Quizás lo hemos estudiado y
nos hemos sentido orgullosos de sus conocimientos y del misterio del mundo, pero ¿”nos
hemos parado a considerar el misterio oculto en todas y en cada una de sus líneas”? Esta es
la enseñanza grande y esencial, la única enseñanza a la cual nuestros amigos responderán si
nosotros somos capaces de encontrarla y de compartirla con ellos. El Concepto Rosacruz
del Cosmos predica en todas sus páginas el evangelio del servicio.
En gracia a nosotros la Divinidad se manifiesta en el Universo. Las grandes
Jerarquías Creadoras han sido y algunas de ellas continúan siendo “nuestros sirvientes”.
Los luminosos ángeles estelares, cuyos cuerpos de fuego vemos rodar por el espacio han
trabajado con nosotros durante siglos inmemorables y en el momento oportuno Cristo vino
para traernos los impulsos espirituales necesarios en aquella época. También es
significativo en extremo que en la parábola del juicio final Cristo no dijera: “Bien hecho, tú
grande y erudito “filósofo”, que conociste la Biblia, la Cábala, el Concepto Rosacruz del
Cosmos y todos los otros libros de la literatura misteriosa que revelan los trabajos
intrincados de la “Naturaleza”, sino que dijo: “Bien hecho, tú bueno y fiel sirviente... entra
en el goce de tu Señor... Porque yo estaba hambriento y me diste de comer... Yo tuve sed y
me diste de beber... “Ni una sola palabra acerca del conocimiento; “el énfasis total fue para
la fidelidad y para el servicio”.
Existe una profunda razón oculta para esto: “El servicio construye el cuerpo del
alma”, el glorioso velo nupcial, sin el cual nadie puede entrar en el reino de los cielos,
denominado ocultistamente “La nueva Galilea”, y no importa en la medida que nosotros
estemos conscientes de la marcha de los acontecimientos en tanto cumplamos con nuestro
deber. Además, como quiera que el luminoso cuerpo del alma se desarrolla internamente y
alrededor de la persona, esta luz enseñará a su poseedor los Misterios sin la necesidad de
los libros y uno que es de este modo enseñado por Dios conoce más, que todo lo que
pueden contener los libros del mundo. Con el transcurso del tiempo la visión interna se
abrirá y el camino hacia el Templo se hará manifiesto. Si queremos enseñar a nuestros
amigos, no importa cuan escépticos ellos sean, ellos nos creerán si les predicamos el
Evangelio del servicio.
Pero bien entendido, “debemos predicar con el ejemplo”. Debemos convertirnos
nosotros mismos en servidores de la humanidad si queremos que los hombres crean
nuestras palabras. Si queremos que nos sigan, debemos ser caudillos, o, en caso contrario,
tendrán derecho a poner en duda nuestra sinceridad. Grabemos en nuestra mente que
“vosotros sois una ciudad sobre una colina” y cuando prediquemos una profesión de fe
debemos concederles el derecho de que nos juzguen por nuestros frutos; así pues,
“hablemos poco y sirvamos mucho”.
Asimismo hay muchos que gustan de discutir de una comida inofensiva, pacífica y
sin sangre, sin parar mientes en que el rojo asado en la mesa y el cigarro en la boca anulan
sus efectos. Hay otros también que hacen un dios de su estómago y quizá prefieren el
estudio de la dietoterapia que el de la Biblia; siempre están dispuestos a abrumar a sus
amigos con sus discursos sobre las últimas calorías o vitaminas de los alimentos. Yo conocí
a un hombre que estuvo al frente de un grupo esotérico. Su esposa era antagonista del
ocultismo y a la dieta sin carnes. Él la obligaba a cocinar vegetales en el hogar y le tenía
dicho que si ella se atrevía a traer carne a su cocina o a contaminar sus platos con ella, les
pondría a ella y a los platos en medio de la calle, añadiendo que si a ella le gustaba hacer de
sí misma un cerdo podía ir a comer carne al “restaurant”.
¿Es algo de extraño que esta pobre señora juzgase a la religión por el hombre y no
quisiera tener ninguna? Sin duda alguna él es digno de censura, llamándose como se
llamaba a sí mismo “el custodio de su hermano”, y aunque esto representa un caso
extremado hace el ejemplo y la lección que de él se deriva más patente. Es una alabanza
grande para Mahoma el que su esposa fuera su primer discípulo y ello dice infinidad de sus
bondades y consideraciones en su hogar. En este sentido es un ejemplo que todos haremos
bien en seguir, si queremos conseguir amigos y simpatizantes de la vida superior, pues
aunque todos los sistemas religiosos difieren externamente “la esencia y substancia de
todos es el Amor”.