Muchas almas pueden ser mejor conducidas a amar al Dios invisible, si primero se les enseña a amar a sus hermanos a quienes sí pueden ver.
Libro de Urantia. Pág.1727
Para enseñar a amar a nuestros hermanos, lo primero es que los amemos nosotros, pero no de boca como solemos hacer sino con un criterio amplio, porque no vale el amar a quienes nos aman, porque "si tan sólo aprendéis a amar a los que nos aman, estaréis destinados a vivir una vida limitada y mezquina"1729". Lo importante es aprender a amar al género humano sin distinción alguna, con todas sus cualidades y con todas sus falencias. Amar a todos sí, pero a la vez este amor universal tampoco sirve de mucho, porque hablar de generalidades es más fácil, por eso, lo que Jesús vino a enseñarnos es aprender a amar a nuestros hermanos como individualidades únicas e irreemplazables y este amor lleva implícito la comprensión y la tolerancia hacia sus diferentes puntos de vista. "Jesús sabía que cada hombre es distinto de los demás, y así enseñó a sus apóstoles. Repetidamente les advirtió que no intentaran moldear a los discípulos y a los creyentes según un modelo preestablecido. Lo que buscaba era que cada alma pudiera desarrollarse a su propia manera, como individuo distinto y en vías de perfeccionamiento ante Dios.1582"
Por tanto"no debéis de mostrar las bellezas del templo antes de llevarlos a él. No disputéis con los hombres, sed siempre pacientes. No es vuestro el reino, tan sólo sois mis embajadores.1593" Con cuanta frecuencia olvidamos estos consejos, es frecuente que movidos por nuestro celo apostólico o impulsados por nuestro ego, comencemos a hablar de verdades imposibles de interesar, ni menos asimilar a quien lo desconoce todo acerca del LU.
Debemos tener siempre presente que si bien todos los seres humanos tienen la posibilidad de entrar en el Reino, no todos tienen el mismo deseo y hay que saber respetar su tiempo de maduración espiritual. Recordemos cuando Jesús le dijo a Ganid: "ese hombre no estaba sediento de verdad, no estaba maduro para la cosecha de la salvación, hay que darle más tiempo para que las pruebas y las dificultades de la vida, lo preparen para recibir la sabiduría del conocimiento superior"1466 porque la "religión de revelación, deberá siempre limitarse a la capacidad del hombre para recibirla.1007
Pero en esa misma conversación Jesús hace otra propuesta: "si pudiéramos llevarle a vivir con nosotros, tal vez podríamos mediante nuestra manera de vivir mostrarle al Padre celestial, y tal vez tanto lo atraería nuestra vida de hijos de Dios que se vería obligado a preguntarnos acerca de nuestro Padre. No puedes revelar a Dios a los que no lo buscan; no se puede conducir al regocijo de la salvación a las almas que no quieren ser salvadas. Es necesario que el hombre llegue a anhelar la verdad como resultado de las experiencias de la vida, o que desee conocer a Dios como resultado del contacto con la vida de los que han conocido al Padre divino, antes de que otro ser humano pueda actuar como medio para conducir a ese mortal al Padre celestial. Si conocemos a Dios, nuestra tarea verdadera en la tierra es vivir de modo tal que el Padre pueda revelarse en nuestra vida, y así todas las personas que buscan a Dios verán al Padre y pedirán nuestra ayuda para averiguar más acerca del Dios que de ese modo encuentra expresión en nuestra vida».1466
Lo más probable es que nosotros no podamos llevarnos a nadie a vivir con nosotros, pero sí podemos entregarle nuestro ejemplo silente de verdaderos hijos de Dios, para que El pueda manifestarse en nuestro quehacer diario, pero lo que cabe preguntarse ¿somos en verdad un ejemplo digno de seguir?
yolanda silva solano