Mundos Invisibles y los diferentes Reinos
Roberto Ruggiero Grimaldi
Para poder comprender las diferencias que existen entre un reino y otro,
tenemos que comenzar por conocer los mundos invisibles - invisibles a nuestros ojos
físicos, pero inteligentemente activos - que dan a cada reino lo que le corresponde de
acuerdo con su tiempo de evolución. En principio, todos los cuerpos que existen en la
Tierra están constituidos por las mismas sustancias minerales primarias. La diferencia
que hay entre el reino vegetal y el mineral radica en que este último, por ser el cuerpo
de una onda de Espíritus que están comenzando ahora su evolución y, por lo mismo, de
conciencia oscurísima, solamente presenta algunas reacciones químicas. El reino
vegetal, inmediatamente superior, tiene vitalidad, crece y se reproduce, perteneciendo a
una onda de Espíritus que comenzó su evolución en el período anterior al mineral; ya
posee un segundo cuerpo, o Cuerpo Vital, de sustancia etérica, de propiedad
vitalizadora, que extrae su composición de la Región etérica, de propiedad vitalizadora,
que rodea nuestra Tierra. El Mundo Físico se compone de dos grandes regiones: La
Región Química, que es la puramente mineral - sólidos, líquidos y gases - y la Región
Etérica, invisible, que tiene la finalidad de canalizar la fuerza vitalizante del sol,
dirigida por Jerarquías Creadoras que impulsan la Evolución. No es una región de
sustancia uniforme; se subdivide en cuatro éteres, dinámicamente activos, cumpliendo
cada uno una función específica diferente. El reino animal corresponde a una onda de
Espíritus más antigua en la Evolución, que comenzó dos Períodos atrás, y tienen - esos
Espíritus - hoy una conciencia todavía muy limitada; responden al impulso de Espíritus
- grupo que los dirigen. Poseen, por su antigüedad, tres vehículos: el Cuerpo Físico, el
Cuerpo Vital y el Cuerpo de Deseos; este último es el que permite a este reino la acción
y el movimiento que no encontramos en el reino vegetal, inmediato inferior. Este
cuerpo es formado por sustancias del Mundo de Deseos, que es un Mundo espiritual
que, muchísimo mayor que el Mundo Físico, rodea a éste y lo compenetra. La sustancia
del Mundo de Deseos está sujeta a leyes diferentes; es fuerza - materia impulsiva, de
luz y color, que, en constante movimiento, da impulso y permite sentir, posibilitando al
reino animal una experiencia y un principio elemental de concienc ia semejante a las
imágenes de los sueños, que el reino vegetal, más joven en la escala evolutiva, no
puede manifestar todavía. El reino humano, nuestra onda de Espíritus, es el más
antiguo, comenzó su evolución en el alborear de este día de Manifestación, es decir,
tres Períodos atrás - un Período antes que el reino animal - y está constituido,
actualmente, de cuatro cuerpos o vehículos, para la expresión del Espíritu interno,
individual: Cuerpo Denso, maravillosamente constituido; Cuerpo Vital, que es
exactamente igual al Cuerpo Denso, célula por célula, pero etérico y de polo contrario,
que lo vitaliza y restaura (es quien dirige la función de los órganos de nuestro cuerpo).
El Cuerpo de Deseos, compuesto de deseos y sentimientos, nos impulsa a la acción,
para adquirir experiencia, al igual que lo hace con los animales, pero con la diferencia
de que, como nosotros ya atraemos sustancia del Mundo de Deseos superior,
expresamos sentimientos que el reino animal no está en condiciones de expresar
todavía, por cuanto su Cuerpo de Deseos es elemental, con tendencias simples,
primarias. Las sustancias de deseos superiores de luz, vida y poder anímico, son las que
permiten al reino humano expresar sentimientos elevados de altruismo, filantropía y
artísticos, elevá ndolo a la categoría notablemente más adelantada de la Tierra. El
Cuerpo Mental es el cuarto vehículo que poseemos y la más reciente y valiosa
adquisición, que nos dotó de la preciosísima cualidad del pensamiento y de la razón. Es
el medio por el cual, como Espíritus individuales e independientes, dirigimos nuestra
acción en forma inteligente. La mente, por ser el cuerpo más joven y por lo tanto menos
organizado, es apenas una nube. Todavía es insospechable lo que llegará a ser el poder
menta. Este poder es consecuencia del Mundo Mental, un mundo que sigue al Mundo
de Deseos, mucho mayor que éste, que compenetra a los demás mundos que forman un
conjunto con nuestra Tierra, siguiendo el principio universal de que los mundos más
sutiles compenetran los menos sutiles. El Mundo Mental contiene todos los arquetipos
creadores que trabajan para la formación de todo lo que existe en la Tierra, tales como
formas, vitalidad, sentimientos y pensamientos.
Lo que antecede forma parte de las revelaciones de los Rosacruces, que tuvieron
en el Iniciado Max Heindel, el mensajero para promulgarlas al principio del siglo: Estas
enseñanzas hacen evidente la necesidad de vivir bien para enfrentar mejor las
condiciones que se presentan al Espíritu Humano, cuando se separa de su cuerpo denso,
con la llamada Muerte, es solamente del cuerpo físico, el Espíritu, permanece, es
inmortal
Cada cuerpo tiene un arquetipo en el Mundo Mental, vibratorio, que emite un
sonido creador durante toda la vida del cuerpo denso. Cuando llega el mo mento en que
el Espíritu debe regresar a su verdadera patria en los cielos, el arquetipo se detiene, cesa
de vibrar. El cuerpo denso, al dejar de recibir la nota vibratoria del arquetipo, se vuelve
pesado, inerte, y el Espíritu, cohibido, no puede habitarlo más. Sale por la cabeza en sus
vehículos más sutiles, llevándose consigo las fuerzas del átomo - simiente del cuerpo
denso, que durante la vida terrena está localizado cerca del ápice del ventrículo
izquierdo del corazón. Las fuerzas del átomo - simiente suben por el nervio
pneumogástrico y salen por la comisura de los huesos parietal y occipital. Durante la
vida, los Cuerpos Vital, de Deseos y Mental están unidos por un Cordón Plateado,
vibrante, que los mantiene conectados. Con la muerte, el Cuerpo Vital, que salió con el
Espíritu, tiende a regresar al cuerpo denso, porque es de materia etérica perteneciente al
Mundo Físico. Durante toda la existencia terrena, el Cuerpo Vital, además de cumplir la
tarea de vitalizar y restaurar el cuerpo denso, fue imprimiendo en uno de sus éteres - el
llamado Reflector - todas las escenas de la vida del ser, físicas y espirituales; formó un
archivo completo de todas sus reacciones, instante por instante de la existencia, con los
sentimientos y pensamientos que las impulsaron y que se imprimieron por un
mecanismo muy simple: el éter contenido en el aire que entra en los pulmones es
portador de una imagen que deposita en el Cuerpo Vital en cada respiración. El Cuerpo
Vital, al separarse, traslada este magnífico y completo panorama de la existencia al
cuerpo de Deseos, en sentido retrospectivo, es decir: las últimas acciones primero,
después los años más jóvenes, y así hasta el nacimiento. Estas imágenes las conoce
muy bien aquel que paso por el trance de ahogarse, quien ha visto pasar rápidamente
visiones de su vida que ni siquiera recordaba. Este panorama, al pasar de un cuerpo a
otro, se proyecta como en una pantalla cinematográfica ante la visión del Espíritu, que
está impasible en este trance, y de su atención y tranquilidad dependerá la completa
fijación de aquel en el cuerpo de deseos, lo que es indispensable, pues ello servirá de
árbitro en su nuevo estado post.mortem. Si el Espíritu estuviera distraído por las
lamentaciones de sus familiares, estas imágenes no se imprimirán con la intensidad
necesaria y ello perjudicaría la asimilación de la experiencia que terminó. Es un error
que los familiares cometen contra el buen crecimiento espiritual de quien partió.
El panorama post-mortem es visto desde atrás hacia adelante, para mostrar al
Espíritu, primero los efectos y luego las causas que los motivaron. Puede durar hasta
tres días y medio. Durante este tiempo el cuerpo no debe ser cremado ni amputado,
porque aún no se desligó el Cuerpo Vital de los demás vehículos y el Espíritu sufriría
en un cierto grado como si estuviera en el Cuerpo Denso. Pasado el panorama al
Cuerpo de Deseos, se parte el Cordón Plateado en una unión del Cuerpo Vital con el
Cuerpo de Deseos, liberándose el Cuerpo Vital, que regresa junto al Cuerpo Denso,
flotando encima de él y desintegrándose al mismo tiempo que este último. Un
cementerio a la vista espiritual, ofrece el espectáculo más nauseabundo e inimaginable.
La práctica de cremar el cuerpo, después del tiempo indicado, es la higiene más
aconsejable; es lo que se debe hacer con todos los cuerpos que cumplieron su misión.
Por todo esto tenemos que saber dar la verdadera asistencia espiritual a los que parten,
como similarmente la damos en el nacimiento. La llamada muerte es el nacimiento
espiritual. No es aconsejable visitar después los cementerios, pues con ello se atrae a
los que partieron, que ahora son Espíritus, a quienes se les obliga a estar en ese
ambiente, extremadamente perturbador y nocivo, no dándose cuenta el visitante,
además, de las bajísimas influencias en que se envuelve, que nos hacen salir pálidos del
cementerio.
Con la muerte del Cuerpo Denso, el Cuerpo de Deseos y la Mente toman la
forma del primero y el Espíritu pasa a ser habitante del Mundo Celeste. Es una sorpresa
para la mayoría el sentirse más vivo que nunca y con una percepción multiplicada,
muchísimo mayor que cuando estaba en su Cuerpo Denso, pues la materia concreta
disminuye la sensibilidad del Espíritu. Este pasa, pues, a vivir y sentir en su nuevo
estado. Por ley espiritual no podrá ascender si su Cuerpo de Deseos tiene en parte
sustancias inferiores, pasionales, egoístas o separatistas. Por este motivo, comenzará a
sentir primeramente la influencia de las imágenes de aquellos hechos de la vida en los
que acaso haya procedido mal. Estas imágenes actuarán sobre el Espíritu, porque ahora
están grabadas en el Cuerpo de Deseos inferior; las bajas pasiones le exigirán
satisfacción, la que resulta imposible alcanzar porque ya no posee el Cuerpo Denso. Por
otra parte, la aumentadísima percepción que ahora tiene, le acusará implacablemente de
todos los males y errores cometidos y pasará entonces por un proceso purgatorial
tremendo, de inmenso dolor; irá comprendiendo cuán mal usó los días de su existencia
y llorará, en espíritu, lágrimas de dolor, queriendo reparar los males cometidos, sin
posibilidad de hacerlo. Vivirá una etapa penosa, triste y dolorosa, la que se simboliza
como el infierno. Como la intensidad del dolor en espíritu es muy aguda, conseguirá,
por este proceso, depurativo y correctivo, irse liberando de la materia inferior, que lo
mantiene adherido a la Región inferior del Mundo de Deseos.
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