MI NOMBRE...
Y las palomas parecían notas blancas en el azul del cielo de Tula,
al igual que las palabras de El eran notas de armonía
en el silencio de la tarde.
Y le preguntaron: ¿Cuál es tu verdadero Nombre?
Y el les respondió:
No me limiten poniéndome nombres.
Bastante tienen con dar un nombre
a este cuerpo que visto
y a este papel que hago ante la existencia.
Sólo aquéllos que se trascienden a sí mismos
y se conocen en sí mismos sabrán mi Nombre.
Porque es mi Nombre el que mora
en todos los corazones.
Muchos son los que han venido
a esta Escuela del Mundo y han sido
confundidos por sus nombres,
y han sido adorados en sus nombres,
mas no en la verdad que dijeron
y que es la que encierra su verdadero Nombre.
Tan sólo se sabe el Nombre de un camino
cuando se recorre. Caminen pues,
mi camino y sabrán mi nombre.
Mientras tanto, sean amigos del silencio,
porque mi Nombre es hermano del Silencio.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL