Dado que no todos los que leen los artículos de
mis blogs son estudiantes o entendidos de estas
enseñanzas esotéricas, he de pedir a los noveles que hagan un esfuerzo por leer
este artículo con una mente abierta y que razonen y comparen la teoría que ellos
tengan sobre este tema con la que yo expongo, seguramente que les
parezca más razonable y más lógica.
Para comprender el verdadero significado de la caída del hombre, es decir, del
“Pecado Original”, tenemos que situarnos en la época en que la humanidad daba
sus primeros pasos en el esquema evolutivo que le ha llevado hasta la etapa
actual. Así es que debemos considerar a Adán y Eva como representantes o
símbolos de la humanidad que acababa de pasar de un estado de conciencia
similar al animal a otro que, aunque humano, todavía no tenía el cerebro
desarrollado como para razonar con la mente.
EL PECADO ORIGINAL...(I)
Francisco Nieto
Por lo general, nuestra conciencia se rebela y se resiste a creer en el pecado original tal y como
ha sido expuesto por las iglesias, algo nos dice que no es correcto, que es una injusticia y que es
contrario a los sentimientos y a la razón. Pero, claro, si observamos la maldad y los errores de
los hombres, es lógico que pensemos que algo tuvo que fallar o que pasar en nuestros
primeros pasos como humanos para que “queriendo hacer el bien hagamos el mal.” Hace
años se daba cierta credibilidad a la doctrina de la herencia, según la cual unos nacen para
desarrollar virtudes y otros para desarrollar vicios, pero, como es lógico, no es fácil pensar
que vivimos una sola vida y creer que Dios pueda dar un mal destino a alguien sin merecerlo.
Muchos se preguntan si será posible encontrar una explicación racional que elimine en
nosotros el concepto de injusticia del Pecado Original y nos devuelva la esperanza de que
algún día eliminaremos el mal de nuestras vidas. Pues bien, aunque las enseñanzas ocultas
o esotéricas se van haciendo comprensibles a partir de cierto grado de desarrollo mental
y espiritual, espero que un buen número de los lectores de este artículo, estén preparados
para comprender lo que, con mi mejor intención, voy a explicar al respecto. Es de suponer
que los lectores hayan leído los pasajes bíblicos que tratan sobre este tema porque de
esa forma se comprenderán mejor ciertos párrafos.
Adán, la humanidad de hace casi veinte millones de años, era “especialmente inocente”,
puro, casto, ignorante de conocimientos (como los que tiene hoy cualquier persona)
porque no tenía medio de discernir ya que no lo necesitaba porque vivía interiormente, en
una especie de sueño donde no necesitaba nada y donde todo era hermoso y fácil de
hacer. Pero claro, este hombre era una especie de autómata sin conciencia propia que
no salía de una serie de acciones y costumbres como ocurre con cada especie animal,
por tanto era a-moral (no inmoral porque eso lleva consigo el mal) por no conocer el mal
como tampoco lo reconoce un recién nacido. Así es que, Adán no fue responsable
directo de caer en el mal puesto que no lo conocía ni podía discernir porque no tenía su
cerebro aún formado (evolutivamente hablando) como tampoco puede discernir un niño recién nacido.
Naturalmente que Adán y Eva son mitos pero los mitos enseñan más que la historia
misma puesto que simbolizan una Verdad Espiritual o una enseñanza necesaria para
el desarrollo del hombre. El error ha estado siempre en no saber interpretar ese símbolo
o mito ya que, cuando se estudian los detalles y se discierne sobre el asunto, se
obtiene inspiración o sugestiones que nos ponen las ideas más claras. Y es que según
Orígenes, hablando de las escrituras hebreas, dice que éstas tienen un cuerpo, en sentido
externo, dirigido a los ignorantes e incultos de donde se puede extraer una enseñanza
superficial, y otro cuerpo interno para despertar el discernimiento de la persona inteligente
para que busque el sentido más profundo de la historia. Esto es fácil de comprende si, por
ejemplo, vemos que a Adán y Eva les castigan por hacer el mal sin saber distinguir el bien
y el mal puesto que lo conocieron después de comer el “fruto prohibido del Árbol del
Conocimiento”. Otra cosa es que veamos a Adán y Eva como humanidad evolutiva que se
encuentra en un grado de conciencia similar a los animales actuales, los cuales, no pueden
ser responsables de lo que hacen.
Lo cierto es que hay que enfocar a Adán y Eva como vidas separadas o Espíritus creados por Dios
para que, después de una involución hacia el mundo físico donde a su vez obtuvieran unos
cuerpos, hay una evolución de esas vidas gracias al renacimiento en cuerpos de diferente pero
cada vez más perfección espiritual. La vida de Dios, nuestro Espíritu diferenciado
En y Por Dios, evolucionó a través de las formas (cuerpos) hasta obtener una forma similar
al mono y en ese estadio los Ángeles separaron los sexos (Adán y Eva) y después les
facilitaron el cerebro para que pudieran expresarse y ser creadores. Por eso Adán y Eva
no conocían el mal (como veremos más adelante) ni eran responsables de sus actos
hasta comer del Árbol del Conocimiento. De aquí que si estudiamos a ese hombre-animal
después de su “caída” vemos que comienza a degenerase (como aún hoy algunos
salvajes lo demuestran) más que los animales. El hombre, entonces, se convirtió en un
depravado, cruel y violento ser con tal de conseguir lo que deseaba, de hecho, los
animales domésticos están más elevados que el hombre de aquella época. ¿Cuál es la
diferencia? Que el animal de hoy no es egoísta salvo por su instinto de supervivencia,
por amor a su progenie, etc., sin embargo es noble y amigo servicial del hombre, mientras
que aquel hombre-animal comenzaba a utilizar su rudimentaria inteligencia
egoístamente y con astucia. Este es el motivo por el que Dios tuvo que dar unos Mandamientos.
Es la asimilación del fruto de las experiencias después de cada renacimiento lo que ha
desarrollado la “conciencia” en cada individuo de la humanidad, y es esa conciencia
la que nos advierte y corrige cada vez que intentamos hacer el mal o lo hemos hecho
diciéndonos que ese pecado ya lo cometimos y por eso sufrimos sus consecuencias.
El hombre de aquella época no conocía las Leyes Divinas, no era consciente de ellas
ni las podía comprender como no comprende un perro nuestras leyes judiciales o morales.
Es violándolas o incumpliéndolas como recibe en cada vida y después de la misma,
los resultados y el sufrimiento de lo que ha hecho para que conozca y grave en su
conciencia lo que es el bien y el mal. Solo haciendo el mal conocemos lo que es
el bien y lo guardamos en la memoria y en la conciencia como base para seguir
evolucionando y buscando el bien. La práctica del bien desarrolla las virtudes
espirituales que nos llevarán a confraternizar como hermanos en Espíritu y a amarnos
y a servirnos como está previsto por Dios; y solo cuando nace en nosotros el
resplandor de la Verdad y de las Leyes Divinas comenzamos seriamente a
dirigirnos hacia la Luz y el Amor de Dios. De esta manera pasamos de un
estado y después, en el futuro, a un grado superior o de perfección espiritual.
Si nos guiamos por lo que consta en la Biblia respecto al pecado original, no nos
queda más remedio que hacernos algunas preguntas como las siguientes ¿Por qué
el hecho de comer una manzana va a hacer que Dios nos castigara a todos con la
enfermedad, el parto doloroso y la muerte? ¿Por qué han dicho siempre los teólogos
y ciertas religiones que debemos sufrir porque nuestros primeros padres pecaron?
¿Cómo puede un Dios de amor y sabiduría decretar ese castigo? Estas son algunas
de las respuestas que se pueden dar en mi opinión: El error de la traducción, la
interpretación materialista de la Biblia, la ignorancia de las enseñanzas ocultas,
y la falta de desarrollo y evolución necesario que trae consigo el verdadero
descubrimiento o significado oculto y simbólico de la Biblia.
Es necesario, antes que nada, comentar algunos aspectos respecto a la traducción
de la Biblia y a este tema. Sin querer profundizar mucho hasta qué punto es la
verdadera palabra de Dios y hasta qué punto fue inspirada tal y como la conocemos,
nos conformaremos con decir que contiene una enseñanza simbólica y oculta
pero que, sin embargo, tiene varias y diferentes interpretaciones según el desarrollo
evolutivo de cada persona que la lea. El verdadero ocultista e iniciado puede ver la
parte original y por eso no observa las contradicciones y
confusiones que muchos otros no entienden.
La Biblia fue escrita en hebreo y en el año 280 A. C. se hizo una traducción al griego
llamada la “Septuagésima” y no fue hasta el año 500 D. C. cuando apareció el primer
texto parecido a la que conocemos. Es importante tener en cuenta que en el lenguaje
de los hebreos las palabras se escribían todas seguidas y no separadas como ocurre
con las actuales donde hay “comas” y “puntos”; por otro lado, tenían la costumbre
de extraer las vocales, lo que significa que se podían hacer varias interpretaciones
dependiendo de dónde se intercalaran. Por otro lado, en la versión tan conocida
del Rey Jaime, hubo 47 traductores de los que solo tres eran eruditos del hebreo y
dos de ellos murieron antes de terminar los Salmos.
Si a todo lo anterior añadimos que los traductores tenían la obligación de adaptar la traducción
a sus propias creencias y normas morales y sociales para no crear escándalos,
comprenderemos la dificultad de saber hasta qué punto es una traducción correcta
y qué partes son originales y cuáles no. Tampoco se puede considerar totalmente
fiable la versión de Martín Lutero puesto que no hizo la traducción partiendo del texto
original hebreo sino que la hizo de una versión exacta, (como afirman) eso significaría
que tendría los mismos errores que los originales. Como es de suponer y lógico,
los iniciados que escribieron los textos originales tampoco querían dar unas
enseñanzas claras sobre la Verdad y por eso la Biblia tiene varias versiones ocultas
al común de la humanidad, digamos que cada palabra tiene un elevado significado y
también un misterio sublime; si de verdad hubieran querido hacer un libro narrando
los hechos de que se habla, no lo hubieran hecho tan complicado y difícil de comprender
en muchos aspectos. Por tanto, solo los iniciados pueden descubrir las verdades
ocultas existentes tras simples frases, sin embargo, los aspirantes espirituales de
las Escuelas de Misterios sí están preparados para entresacar algún conocimiento.
Como decía San Pablo: A los niños se les da leche (enseñanzas básicas y
comprensibles de la biblia) mientras que a los adultos se les da carne (la enseñanza oculta)
Veamos un ejemplo con lo que dice la Biblia respecto a la creación de Eva a partir
de la costilla de Adán. La palabra “costilla” es Tsad pero sabiendo lo que sabemos
sobre el hebreo y las vocales, leída de otra forma, o sea, cambiado las vocales, esa
palabra significa Tsela que es “lado”; la palabra “lado” tiene más sentido común como
veremos a continuación. La misma ciencia admite que la humanidad del pasado
(en su origen) era bisexual y que, después de comenzar a predominar un sexo,
hemos llegado a una separación en dos cuerpos de diferente sexo a la vez que,
(en cada persona) el sexo opuesto (lado) queda también pero de forma embrionaria,
con lo que podemos decir que en realidad somos bisexuales.
Hubo un tiempo en que la Tierra no estaba solidificada como ahora como tampoco
nuestros cuerpos estaban tan desarrollados; era entonces cuando éramos bisexuales
y nos reproducíamos por esporas. El feto sigue un proceso de desarrollo físico igual
que el que ha llevado la humanidad en su evolución y, al igual que tiene que pasar
un tiempo para que pueda observarse el sexo en él (teniendo los dos latentes) también
en la humanidad de entonces no mostraban ningún aparato sexual como hoy y su
concepción y reproducción partía de ellos mismos hasta que fue necesaria hacer
una separación de sexo para otro uso de la Fuerza Creadora o energía sexual. En
aquella época llamada en esoterismo “Lemúrica” fue cuando por primera vez se
vio una tierra y un cuerpo físico sólido pero, aunque este último se parecía algo
a los antropoides, aún le faltaban órganos y sentidos por desarrollar para ser como
somos actualmente. La fuerza creadora es bipolar y, entonces y puesto que nuestra
conciencia era interna como ocurre en los animales, la utilizábamos para
construir nuestros órganos y sentidos con la ayuda de los Ángeles. Pero
cuando el cuerpo se solidificó tanto que ya no podía reproducirse por esporas,
fue necesario desarrollar un cerebro (para su utilización en un futuro como humanos)
y un miembro para la reproducción. Entonces, esa energía bipolar creadora que
procede de Dios como la vida misma, fue dirigida en dos direcciones, una hacia
arriba para crear el cerebro y la laringe y otra hacia abajo para la creación de otros
cuerpos donde el espíritu pudiera evolucionar.
Así es que, a partir de la Época Lemúrica hubo dos cuerpos de diferente sexo aparente
a la vez que mantenía el polo opuesto en estado embrionario. Así fue necesaria la
intervención de los dos sexos para la procreación, sin embargo y puesto que aún no
teníamos cerebro ni libre albedrío, el acto sexual se hacia abajo la dirección de
los Ángeles (como ocurre hoy con los animales) y en determinadas épocas del año.
Nosotros éramos inconscientes del mundo físico como cuando dormimos pero sí lo
éramos de los mundos superiores o espirituales y bajo la guía de los Ángeles
procreábamos cuando las influencias astrológicas eran propicias y de tal manera
(por la inconsciencia del mundo y del cuerpo físico) que la mujer no sufría dolor y, por
el contrario, este acto se hacía sin pasión y como un sacrificio religioso. Este acto o
unión hacía que el Espíritu atravesara por un momento el velo de la carne (fuera
consciente) y sintiera físicamente el cuerpo del sexo contrario, esto es, que Adán
conociera a Eva. Es este significado del conocimiento lo que nos lleva al pecado,
dice la Biblia que Elkanah conoció a su esposa Hannah y ella engendró a Samuel,
y como respuesta de María al Ángel anunciador de que va a ser la madre del
Salvador responde: “¿Cómo puede ser eso posible si yo no conozco a ningún
hombre?”, por tanto, la palabra “conocimiento” representa al acto sexual.
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