Estamos acostumbrados a hablar de Evolución, pero ¿acaso nos detenemos a analizar lo que
constituye le Evolución misma y por qué esta no se detiene y paraliza? Si lo hacemos, nos
veremos obligados a reconocer que hay ciertas fuerzas tras todo lo visible que son las
causantes de la alteración de la flora y de la fauna, de los cambios climáticos y topográficos
que están produciéndose constantemente, y entonces es muy natural que nos preguntemos
cuales o quiénes son las fuerzas o agentes en evolución.
Por supuesto, sabemos muy bien que los científicos dan ciertas explicaciones mecánicas de
todo ello. Son merecedores del mayor respeto y ha sido mucho lo realizado por ellos si
tenemos en cuenta que la ciencia está en su infancia y sólo tiene a su disposición los cinco
sentidos y los instrumentos que ha inventado para ayudarse. Sus deducciones son
maravillosamente verdaderas, lo cual no quiere decir que no existan ciertas causas básicas
que todavía no puede percibir, pero que permiten obtener una plena comprensión del
asunto, muchísimo mejor que la que suministra la pura explicación mecánica. Una
ilustración aclarará este punto.
Dos hombres están conversando, cuando, súbitamente, uno de ellos golpea y hace caer al
otro. Ahí tenemos una ocurrencia, un hecho, y podemos explicarlo mecánicamente
diciendo: “He visto a un hombre contraer los músculos de su brazo, dirigiendo un golpe
contra el otro, haciéndolo caer ” Esta versión es verdadera hasta donde alcanza , pero el
ocultista vería también un pensamiento de ira, que fue el que inspiró el golpe, y podría dar
una versión mas completa al decir que el hombre fue derribado por un pensamiento , puesto
que el puño cerrado no era mas que el instrumento irresponsable de la agresión. Sino
hubiera existido la fuerza impulsiva del pensamiento de ira, la mano habría permanecido
inerte y el golpe no se habría producido.
La Ciencia Oculta refiere todas las causas a la Región del Pensamiento Concreto y nos
habla de cómo dichas causas son generadas allí por los espíritus humanos y suprahumanos.
Y si recordamos que los arquetipos creadores de todo cuanto vemos en el Mundo Sensible,
se encuentran en el Mundo del Pensamiento, que es el Reino del Sonido, nos encontraremos
en situación de comprender que las fuerzas arquetípicas están operando constantemente a
través de estos arquetipos, los cuales emiten cierto sonido, o bien, cuando se agrupa un
número de ellos para crear una especie de forma vegetal, animal o humana, los diferentes
sonidos se unen en un gran acorde. El sonido simple o acorde, según sea el caso, es la clave
de la forma así creada, y mientras resuena, sobre vive la forma de dicha especie; y cuando
cesa de sonar, esa forma o especie muere.
Una masa de sonidos no es música, de la misma manera que un montón de palabras
mezcladas al azar no forma una frase. Pero el sonido rítmico ordenado es el constructor de
todo lo que es, como lo dice San Juan en los primeros versículos de su Evangelio: “En el
Principio era el Verbo... y sin él nada fue hecho”, así como también que “el Verbo se hizo
carne”
Vemos, pues, así que el sonido es el creador y el sustentador de todas las formas, y en el
Segundo Cielo el Ego se convierte en uno con las fuerzas de la Naturaleza. Con ellas
trabaja sobre los arquetipos de la tierra, del mar, de la flora y de la fauna, para producir los
cambios que gradualmente alterarán la apariencia y las condiciones de la Tierra,
suministrando así un nuevo medio circundante, hecho por sí mismo, en el cual pueda
realizar nuevas experiencias.
En esta tarea es dirigido por los grandes constructores pertenecientes a las Jerarquías
Creadoras, llamadas Angeles, Arcángeles y demás nombres, todos los cuales son los
ministros de Dios. Ellos lo instruyen conscientemente en el arte divino de la creación, tanto
en lo respecta al mundo como a los objetos que existen en él. Y le enseñan a construir una
forma para sí mismo , dándole como auxiliares a los Espíritus de la Naturaleza, realizando
de esta manera el ser humano LOS ESPIRITUS Y LAS FUERZAS DE LA
NATURALEZA un aprendizaje para convertirse en un Creador cada vez que va al Segundo
Cielo. Allí es donde forma el arquetipo de la forma que mas tarde exteriorizará o
manifestará al nacer.
Existen cuatro éteres: químico, vital, luminoso y reflector. Hay fuerzas que operan sobre el
polo positivo o negativo de los diferentes éteres. Los Egos que están en el Mundo Celestial
son parte de esas fuerzas y de ahí resulta que justamente aquellos a quienes llamamos
muertos son los que forman nuestros cuerpos y nos ayudan a vivir. Si alguno comete un
error en su trabajo en el Mundo Celestial, pronto se dará cuenta de él al tener que emplear
un cuerpo defectuoso en la Tierra, aprendiendo así a corregir el error en la próxima vez que
forme un nuevo arquetipo.
Todos los habitantes del Mundo Celestial trabajan sobre los modelos de la Tierra, los cuales
se encuentran en la Región del Pensamiento Concreto. Alteran las características físicas de
la Tierra y van produciendo los cambios graduales que varían en apariencia, de manera que
cada vez que retornan a la vida física, se encuentran con un nuevo medio circundante en el
cual pueden hacerse nuevas experiencias. El Clima, la Flora y la Fauna son así
transformados por el hombre bajo la dirección de los Seres Superiores.
El mundo resulta así lo que nosotros mismos, individual o colectivamente, lo hemos hecho.
El ocultista científico ve en todo cuanto ocurre una causa de naturaleza espiritual
manifestándose, sin omitir la prevalencia y la frecuencia alarmante y creciente de las
perturbaciones sísmicas, que puede atribuir al pensamiento materialista de la Ciencia
Moderna.
Es verdad que causas puramente físicas pueden provocar esas perturbaciones; pero
¿constituyen acaso la última palabra sobre el asunto? ¿Podemos siempre obtener una
explicación plena y completa limitándonos a registrar lo que aparece en la superficie ?
¡Claro que no! El ocultista dice que si no fuera por el materialismo, no se presentarían esas
perturbaciones sísmicas.
El trabajo del hombre en el Mundo Celestial no se reduce meramente a la transformación
de la superficie de la Tierra que deberá convertirse en escenario de sus futuras luchas para
subyugar el Mundo Físico. También está trabajando para aprender a modelar cuerpos que le
permitan mejores medios de expresión. El destino del hombre es el de convertirse en una
Inteligencia Creadora y actualmente está haciendo el aprendizaje. Durante su vida celestial
aprende a construir toda clase de cuerpos, incluso el cuerpo humano.
Vemos, pues, que así es como el hombre aprende a construir sus vehículos en el Mundo
Celestial, para poderlos luego usar en el Mundo Físico. La Naturaleza provee todas las
fases de experiencia posible de una manera maravillosa y con una sabiduría tan consumada
que conforme vamos ahondando mas y mas profundamente en sus secretos, nos quedamos
mas y mas impresionados con nuestra propia insignificancia, lo que da nacimiento a una
reverencia cada vez mayor hacia Dios, cuyo símbolo visible es la Naturaleza.