NOTABLES EXPONENTES DE LA MÚSICA
ACUARIANA DE LA NUEVA ERA
La música coral es una actividad comunal. Los solos sirven para fomentar
la individualización. Por ello, conforme una vida en comunidad se haga
más fuerte, el canto coral aumentará. Será una efusión natural y
espontánea de experiencia y esfuerzo de grupo.
Otro desarrollo de la Nueva Era será una escala musical más grande. Hoy
estamos familiarizados con la escala pentagónica (cinco tonos), la
Septatónica (siete tonos) y la cromática (doce tonos y medio tono). Como
futuro adelanto se ampliará la extensión del oído humano, se empleará
tonos adicionales para cubrir las nuevas necesidades musicales. Scriabin y
Debussy son pioneros en este campo.
En un fascinante libro sobre música, Cyril Scott establece que el compositor
ruso Scriabin es un constructor del puente que conecta el mundo angelical
con el humano. No hay ninguna duda de que ese rapto de visión y
regocijo de alma fueron durante los viajes plano internos que él describe
en su hermoso Poema de Éxtasis. Este compositor fue un verdadero
exponente de la música de la Nueva Era. Para la época de su muerte en
1915, a la temprana edad de cuarenta y cuatro años, estaba trabajando
en lo que él esperaba sería su obra maestra: una composición
correlacionando la música con el color. Una parte de la obra sería
ejecutada por la orquesta y el coro. Luego la misma parte sería
proyectada sobre una pantalla como una sinfonía en color. De esta
manera la música y el color se alternarían a través de toda la composición.
Para esta combinación Scriabin planeaba liberar a intervalos diferentes
raras y exóticas fragancias. Es evidente que él estaba repasando algunos
de los antiguos ritos de Templos de Misterio en donde la música, el color y
el aroma eran combinados para el propósito de desarrollar ciertos tipos de
visión extática.
Scriabin veía a los miembros de su audiencia como “iniciados
experimentales”. Por elevar así su conciencia él esperaba que ellos
pidiesen contactar los reinos espirituales superiores, aprender algo de la
realidad y permanencia de ellos y, por medio de la visión exaltada, traer
de vuelta algo de las glorias allí encontradas. También estaba trabajando
en una composición que, él suponía, desataría el lazo que une al ego con
su envoltura física, lo cual le permite emprender vuelos de alma – o, como
la Fraternidad Masónica designa “salario del Maestro”, a “viajar por
regiones extrañas”. Otra de las aventuras de Scriabin consistía en intentar
crear música que fácilmente cortara el vínculo entre el espíritu y su cuerpo
al momento de la transición llamada muerte.
Scriabin fue un verdadero mensajero y profeta de la Era Acuariana. Estaba
redescubriendo los latentes poderes y la magia de la música, color y
perfume, conocimiento que se perdió con el paso de los antiguos Templos
de Misterio pero se pondría en uso otra vez aun con más eficacia durante
la era venidera. Es significante saber que muchos años después de la
muerte de Scriabin productores de películas estén experimentando con la
liberación de variadas fragancias apropiadas para las escenas que se
están actuando. Será interesante observar la trasplantación de este
revivido arte al entretenimiento popular y los medios educacionales. Cierto
es que con la muerte de Scriabin pasó desde este plano uno de los
exponentes altamente inspirados de la música.
La Nueva Era no sólo descubrirá una nueva octava en la música sino
también una nueva y más elevada octava en color. Nicolás Roerich,
posiblemente el más famoso de los pintores modernos, ha dado una
insinuación de esto en algunas de las magníficas telas sobre las cuales
describe los variantes grados del logro iniciático.
En Ciencia y Música, el extinto Sir James Jeans comenta que una “escala
de cincuenta y tres notas entregaría armonías mucho más puras que la
presente escala y podemos imaginar algunas futuras eras hallándola digna
de adopción a pesar de sus varias complejidades, especialmente si los
aparatos reemplazan a los dedos humanos en las ejecuciones de música…
Si alguna vez la música llega a ser independiente de la mano humana”,
escribe más adelante, “¿no puede la raza entonces elegir usar una escala
continua en la cual cada intervalo pueda ser hecho perfecto?”
En este volumen hay una cita de Mozart en donde él se refiere a las
maravillas de la música del futuro. Menciona una escala superior y más
extensa que introducirá muchos sonidos que el oído humano hoy es
incapaz de oír. Entre estos nuevos sonidos estará la gloriosa música de los
corales angélicos. Cuando los hombres los escuchen dejarán de
considerar a los Ángeles como meras “invenciones de la imaginación”. Su
música elevará, inspirará y curará. Entonces se comprenderá de donde
Richard Wagner recibió su inspiración para el tema del Santo Grial que usó
en Lohengrin y Parsifal. Son transcripciones directas de los coros
angelicales.
Yendo todavía más arriba, uno podrá escuchar las espléndidas canciones
de alabanza y regocijo trasmitidas por grandes multitudes de Seres
celestiales en hilera sobre hilera y esfera sobre esfera, como los que
presenciaron la coronación de la Bendita Virgen. Es entonces cuando el
inspirado entenderá el origen del magnífico coral con que Beethoven
concluyó su Novena Sinfonía, pues ésta también es una transcripción de la
música de los coros celestiales.
Hoy en día se escucha mucho acerca del viaje espacial. En la Nueva Era el
hombre no sólo tendrá la habilidad de viajar entre las estrellas, sino que
podrá escuchar su sublime música. Todas y cada estrella posee su nota
clave individual; y esta armonía en masa de música cósmica será una
inspiración para grandes compositores de esa era. Richard Wagner
introduce un acorde de esta música en la escena final de su dramático
Ciclo de los Anillos. Wotan escucha este sonido de dulzura sobrenatural
mientras observa la destrucción de las cosas como ellas son, a la vez que
cruza el puente de arco iris ve las bellezas de un día que será.
La nota clave de la música de la Nueva Era es transmutación. Cumple su
papel llevando hacia adelante los procesos evolutivos de la naturaleza
transformando gradualmente la antigua orden en nuevas y más nobles
formas.
Como lo planteamos antes, Beethoven y Wagner fueron profetas
musicales. No pertenecieron a ninguna época o raza específica el
mensaje que entregaron es universal y su música inmortal. La misión de
Beethoven fue traer fragmentos de música cósmica pura. La suya es en
verdad Música de las Esferas, el eco de las armonías planetarias. Sólo
cuando el hombre haya aprendido a viajar a través del espacio
interplanetario comprenderá la magnificencia de la música de este gran
compositor.
La música de Wagner hace sonar la nota clave de los Misterios. Fue su
misión volver a despertar a la especie humana a la realidad e importancia
de las Escuelas de Misterios. Este conocimiento se perdió temporalmente
bajo la ola de materialismo que ha sumergido al mundo moderno. Wagner
proclama con música las glorias de los Misterios y señala un camino por el
cual los hombres pueden un día emanciparse con su luz.
El horizonte se expande a medida que la Nueva Era se aproxima. Nos hace
señas hacia adelante y hacia arriba. Mantiene una gloriosa promesa de un
radiante futuro que nos aguarda. Aun somos un “poco menos que los
ángeles” y “todavía no sabemos lo que llegaremos a ser”.
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LA MÚSICA
nota clave de la evolución humana
por
Corinne Heline
Traducido por el
Centro fraternal Rosacruz de Santiago,
Chile
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