El Cuerpo es un Buen Servidor o un Amo Peligroso.(yII)
Conferencia dictada por el Sr. Roberto Ruggiero.
Y nosotros, seres humanos que tenemos tiempos incontables de evolución detrás
nuestro y que por lo tanto justifica que lleguemos ya, ahora, en estos momentos,
a desenvolver cualidades sabias, sublimes, desinteresadas, expresiones de
sentimiento superior, para lo que tenemos que tener mucha cautela con nosotros
mismos. Mirémonos, a ver si conseguimos hacer resplandecer en nosotros
mismos los méritos de la virtud, los méritos de la abnegación, los méritos del
sacrificio, porque ¿podemos sentirnos tranquilos si resolvemos o ejecutamos las
cosas simples? ¿se puede admitir, que después de épocas tan incontables, hoy
nos conformemos con la vida común, la realización simple y elemental? ¿No
será preciso despertar dentro de nosotros algo más poderoso, algo más profundo,
algo más cierto, aunque nos cueste, pero que represente una realización? Aunque
comencemos de nuevo a construir una nueva casa, una nueva habitación para
nosotros mismos, la construiremos bien si somos capaces de albergar,
decididamente otras aspiraciones, otra disposición.
Citamos el caso del maestro que alcanzó la maestría por la perfección que
desenvolvió, pero que sin embargo, no fue suficiente esta maestría que alcanzó
para que él se conformara en ascender, olvidándose de los demás. Consideramos
sumamente importante esta enseñanza o advertencia. Cuando surge en nosotros
este nuevo principio, estamos dando comienzo a un despertar de un aspecto
divino que justifica la evolución. La evolución no está justificada solamente con
los hechos comunes, vulgares de la vida mundana del momento. La Divinidad se
manifiesta ante hechos especiales, que abarquen una finalidad diferente y especial.
Nos habituamos, a través de la enseñanza, a conocer la base importante que tenemos
para nuestro desenvolvimiento, pero justamente conociendo profundamente el
desenvolvimiento de los mundos invisibles, por el mismo motivo, todavía tenemos
que descender y trabajar mucho en la Tierra. La Tierra es de los humanos y las
condiciones precarias que se viven todavía no son dignas de la humanidad. La
humanidad necesita cumplir con su deber en la Tierra para mejorar las condiciones;
estamos hablando no envueltos en negatividades, sino apenas hablando de
finalidades no comunes, que es lo que persigue la Filosofía Rosacruz:
despertar otras aspiraciones.
Una vez alguien, ante las maravillas del estudio espiritual, ante una filosofía
que se abría a su frente, grandiosa, optó por rodearse de libros y quedar
extasiada y embelesada estudiándolos, olvidándose de sus obligaciones.
Parécenos que no comprendió toda la finalidad de la enseñanza. La enseñanza,
instruyendo, ofrece motivos y medios para que, despertando una disposición
diferente, se realice más, se cumpla con deberes más nobles; se cumpla
con el resto de los seres, nuestros hermanos en el mismo
esfuerzo, en el mismo sendero.
Nuestra alma tiene que llenarse de virtud hasta, si es necesario, desnudarse
a sí misma, pero las manos tenerlas llenas de amor y de servicio para los
demás. Es una condición que muestra el desarrollo y el adelanto de los que
supieron triunfar en la Tierra. Tiene que ser motivo de una emoción fina,
sincera, el entrar en nuestra casa interior y en un silencio perfumado por el
aroma de nuestro servicio, del bien que hayamos podido hacer, de los actos
buenos que hayan partido de nosotros mismos; en ese silencio construir un
santuario dentro de nosotros, de admiración, de reconocimiento, de
agradecimiento a Dios, que nos brindó tan excelente oportunidad que se
tradujo en lo que somos, inteligencias dinámicas, activas y en acción. Pero
en el momento que nos escuchamos a nosotros mismos, en un agradecimiento
sincero a Dios, seamos capaces de esperar en silencio y cooperando ver
completada Su labor, de llevar a la humanidad junto a Él.
San Juan termina su maravilloso Apocalipsis, asegurando a todos que algún día,
en ropas blancas de lino purísimo, llevando en nuestras manos palmas para brindar
a Dios, llegaríamos a su reino, coronados por la virtud y por el bien hacer, habiendo,
por fin, madurado todas las cualidades que algún día fueron depositados
dentro de cada uno. Este es el deber que tenemos por nuestra frente.
Limitándose ya nuestra posibilidad de hablarles, en momentos que vamos a
separarnos en los meses de enero y febrero, nuestro receso anual; meses
que, generalmente, son dedicados a descanso, a paseos, quien puede ir al
campo, quien puede, y con justicia, tener su merecido descanso del trabajo
anual, en estos momentos que nos separamos, estamos dejándoles todo lo
que consideramos de más necesario, como una advertencia final de que
seremos solamente lo que queramos ser. Pero sería pena inmensa que
nuestras aspiraciones sean limitadas y nos conformemos de vivir de las
apariencias del mundo; si bien cumpliendo nuestras labores indispensables,
pero no cumpliéndolas totalmente como espíritus inmortales en la evolución,
divinos en principio. Es decir espíritus divinos en principio, nos presenta algo
magistralmente hermoso, muy profundo y muy digno, en la que cada uno
responderá de acuerdo a sí mismo. Debemos recordar que el mundo está
pobre y necesita de muchos servidores.
La Filosofía Rosacruz da una solución clara y completa a todos los problemas
humanos. La humanidad se desenvolvió hasta ahora mal y sólo puede
reconquistar el camino perdido por un método simple y directo, el servicio
que repare lo que por ventura no hayamos podido hacer de bien en el pasado;
hoy más responsables, más capaces, podemos realizar y hacer de nuestras
vidas el ideal. Ocupados en nuestros quehaceres y responsabilidades,
cumpliendo con las necesidades primarias hacemos una parte; todavía
nuestras energías, nuestras capacidades, nuestros sentimientos, son
ilimitados, en el sentido de lo que podamos dar y hacer a más. Al sentir Vds.
la inquietud de reunirse para escuchar un tema espiritual, les prueba que
ya no están siendo o no se están sintiendo cómodos con la vida común
y están procurando comprender un poco mejor; apoyándose en esa
base que ya tienen, de una inquietud por algo superior, sigan
desenvolviendo esa inquietud en realizaciones cuidadosas, de mucho
juicio. El espiritualista no es un excéntrico, el espiritualista no hace
el ridículo, el espiritualista no hace exhibiciones; es modesto, es simple,
es silencioso, pero se mueve dentro de una medida nueva, más exacta,
más verdadera, más cierta. Muévanse dentro de estas nuevas medidas
y esperen en el silencio de vuestra casa interior, esperen, que la sabiduría
perfecta, el resplandor de la Luz Divina, el fuego de Dios creador, vaya
envolviéndolos poco a poco y vaya llevándoles a la meta de perfección,
que Él marcó y que todos debemos alcanzar.
Amigos, lo que hemos pretendido decirles que viviendo dentro de
vehículos comunes y generales no estamos adelantando; esto vehículos
no nos están sirviendo fielmente y pueden tornarse amos peligrosos,
que a su vez nos exijan, nos demoren y nos atrasen en nuestra evolución.
Pensemos que si trabajamos con cuidado nuestros vehículos mejorarán y
haremos lo que todo especialista que sabe cuidar de sus herramientas; ponerlas
a punto, para que le sirvan para una labor más eficaz y completa. Vds., hoy en
una etapa consciente de la evolución y prontos y en condiciones de todo
alcanzar, hagan que sus vehículos estén en perfecto funcionamiento para que
les respondan y alcancen a realizar lo que el común no realiza: finalidades
más profundas, finalidades silenciosas pero más serias y más dignas a
espíritus en la evolución, que por fin se encontraron a sí mismos y
quieren cumplir con su destino mejor.
Amigos, con esto que estamos diciendo, queremos terminar las palabras de hoy.
Es una llamada final en momentos en que vamos a dejarlos. Quisiéramos que
durante la separación que vamos a tener, puedan siempre, permanentemente,
recordar la advertencia bellísima que les dice lo que se espera del ser humano
y la finalidad que tiene la Tierra para el progreso espiritual. Que así sea.
¡Que la paz de Dios les acompañe!